Denise Duncan es una de las dramaturgas más prometedoras en los últimos años, enfocando su trayectoria artística a hablar sobre el análisis social y el racismo. En esta ocasión, llega al Centro Dramático Nacional con El combate del siglo. Esta pieza teatral se basa en la vida de Jack Johnson, conocido como El Gigante de Galveston, siendo una figura que removió los cimientos de la sociedad americana. Para esta obra ha contado con un elenco de altura, formado por Queralt Albinyana, Àlex Brendemühl, Armando Buika, Andrea Ros y Yolanda Sikara. Se puede disfrutar en el Teatro Valle-Inclán hasta el 23 de mayo de 2021.



El combate del siglo

Crítica de 'El combate del siglo'

Ficha Técnica

Título: El combate del siglo
Título original: El combat del segle

Reparto:
Queralt Albinyana
Àlex Brendemühl
Armando Buika
Andrea Ros
Yolanda Sikara

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Denise Duncan
Dramaturgia: Denise Duncan
Traducción al catalán: Marc Rosich
Escenografía: Víctor Peralta
Iluminación:
Guillem Gelabert
Vestuario:
Nina Pawlowsky
Dirección musical:
Marco Mezquida
Espacio sonoro:
Jordi Bonet
Músicos de la banda sonora grabada:
Manel Fortià (contrabajo), Carlos Falanga (batería) y Marco Mezquida (piano)
Grabación estudio:
Jordi Bonet y Marçal Cruz (OIDO)
Vídeos promocionales:
Raquel Barrera
Asesoramiento dramatúrgico:
Isaias Fanlo
Asesor en boxeo:
Xavier “Machete” Flotats
Asesoramiento en la coreografía:
Jeanette Moreno Silva
Asesoramiento en dicción:
Ignasi Guasch
Ayudante de dirección:
Xavi Buxeda Marcet
Estudiante en prácticas de dirección:
Katja Diao (ERAM)
Fotografía:
Kiku Piñol
Diseño de cartel:
Equipo SOPA
Producción: Centro Dramático Nacional, Sala Beckett, el Grec 2020 Festival de Barcelona
y Teatre Principal de Palma

Tráiler de 'El combate del siglo'

Sinopsis de 'El combate del siglo'

El combate del siglo es una historia que habla de boxeo, ese deporte marginal y limítrofe, que nos recuerda que los seres humanos tenemos el germen de la violencia, incluso la colectiva, que reclama su espacio. Como bien explica Joyce Carol Oates en su libro Del boxeo, el ring es una especie de altar a nuestros impulsos más primarios, uno de los sitios donde mejor se recrea una sensación “de juicio final e incontestable” y en sus puntos más álgidos, es capaz de evocar “el sangriento quinto acto de las tragedias clásicas, cuando ese misterioso elemento que llamamos «trama» alcanza su apoteosis”.

Es también una historia que, paradójicamente, habla de la fragilidad humana. De cómo las pulsiones de Eros y Thanatos conviven con nuestros actos más cotidianos. Ahí donde está la exageración está la falta… y Jack, que parecía comerse el mundo a bocados, en realidad no hizo más que buscar el amor, el reconocimiento, huir del miedo y de la muerte: la de sus seres queridos, la de su madre mientras era un fugitivo, la de una de sus exesposas que se pega un tiro y la suya propia: porque desde muy pequeño Jack decía que haría cosas grandes y que sería inmortal. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL).



El combate del siglo
Foto de Kiku Piñol

Detrás de una leyenda

Denise Duncan homenajea la figura de Jack Johnson, conocido como el Gigante de Galveston, una de las grandes leyendas del mundo del boxeo. Sin embargo, la dramaturga se aleja de un endiosamiento prejuicioso y explora en El combate del siglo una visión más humana y personal. De esta manera, la pieza teatral no gira en torno a lo que hizo que se convirtiese en una figura destacada, sino que habla de temas más profundos como el racismo, la supervivencia, el abandono y los excesos. Gracias a ello, el retrato que se muestra a lo largo de la obra se dibuja con unos contrastes muy acertados. Asimismo, también sabe complejizar y otorgar ciertos silencios en sus relaciones personales que congojan, además de dar unas pinceladas que expanden el universo y lo enriquecen con las figuras femeninas que aparecen en ella.

Esa explotación de la figura femenina, en los famosos años 20, hacen que se declare una perspectiva en la que sí se percibe un feminismo exquisito. Incluso, al confrontar con la figura tosca del propio Johnson, deja un duelo reivindicativo y potencial que triunfa sobre los espectadores. Todos los personajes femeninos que aparecen en escena se construyen sobre una firmeza imprescindible y que impresiona a los asistentes. No obstante, la historia no arranca con la misma fluidez con la que termina, por lo que la primera parte se expande a un ritmo más sosegado del que pudiera haber ido. Aun así, a partir de la segunda mitad, el relato sabe encarrilarse y los sucesos que van emergiendo toman su sentido y dejan al espectador con un sentimiento de sorpresa positivo y emocional.

Centro Dramático Nacional
Foto de Kiku Piñol

El cabaret de las vivencias

Armando Buika es el encargado de dar vida a Jack Johnson en El combate del siglo. En primer lugar, cabe destacar que tiene una apariencia igual de majestuosa que el famoso luchador, combinado con un carisma sobre las tablas que encandila el espacio teatral. Aunque en algunas partes pueda agarrarse demasiado a esa candidez natural, en ningún momento se le percibe sobreactuado o excesivo. Por lo cual, su intención de dar su particular mirada interpretativa a la figura pública, se logra de forma efectiva y lo disfruta al máximo sobre las tablas. Después, Andrea Ros obtiene un gran nivel durante su trabajo artístico, aunque no logre una sincronización perfecta en el baile. Aun así, su expresión no verbal y su forma de transmitir ese remolino de sensaciones equilibran el resultado, siendo un auténtico placer verla sobre la escena.

Àlex Brendemühl es una de las caras más conocidas de la pieza. Nuevamente, demuestra que tiene un gran bagaje profesional sobre sus espaldas, al regalar una actuación que se encuentra en todo momento en el punto justo de energía. Por ello, a pesar de no ser uno de los principales personajes, su presencia se hace notar durante toda la duración de la obra y eso indica su buen hacer, al quedarse en la retina de los espectadores. Luego, Queralt Albinyana también pisa fuerte sobre el escenario, envolviéndose en una personalidad vivaz y con auténtico sarcasmo innato. Además, su capacidad vocal es notable, lo que redondea su interpretación. De la misma forma sucede con Yolanda Sikara, la cual, además de dejar obnubilados a los espectadores por su forma de cantar, es un auténtico show en directo. Junto a ese talento se une una sinergia trabajada con la obra, donde brilla absolutamente.

Centro Dramático Nacional
Foto de Kiku Piñol

Un remolino de emociones

La construcción de la puesta en escena se basa en una mezcla de distintos estilos que conjugan sin problema. Por un lado, se ven las influencias del universo del boxeo y, por otro, el mundo de la noche. Con lo cual, a pesar de mantenerse estática, se utiliza en todo momento y se aprovechan cada uno de los lugares que hay en ella. También se percibe ese homenaje a la corriente artística de los años 20 con los fueras de escena, lo que indica una intención de mantener en consonancia todos los aspectos que forman parte de la escenografía. Por otra parte, no hay grandes cambios de vestuario, pero saben emplear satisfactoriamente los conjuntos que se ven en sus personajes. Lógicamente, hay una simbología en ellos, lo que facilita situar a los personajes y saber de quiénes se tratan en todo momento.

La música es otro de los elementos que más se valoran de El combate del siglo, con un gusto fascinante. Así logra que los espectadores caigan rendidos al espacio sonoro y a la composición que se hace de ella de principio a fin. Las voces que participan en ella empastan a la perfección, dejando claro la gran experiencia vocal en cada uno de los intérpretes. No se puede negar que es un auténtico festín musical, que todavía da más calidad al propio espectáculo teatral. Como apunte, mencionar que el idioma utilizado en las canciones es una decisión totalmente acertada. Únicamente, las transiciones espacio-temporales no acaban por conquistar como otros aspectos artísticos, lo mismo sucede con el ritmo que no siempre se plantea desde una visión más ágil e influye en cómo se percibe el conglomerado total.

El combate del siglo
Foto de Kiku Piñol

Conclusión

El combate del siglo es un viaje hacia la figura de Jack Johnson, desde un prisma más personal y exponiendo una visión llena de claroscuros. Esta dramaturgia triunfa por la humanidad que hay en ella, pero también por una línea feminista totalmente natural y nada forzada. Después, el elenco actoral está en alza, con un trabajo en equipo favorable y en el que todos brillan en varios momentos. La puesta en escena es un conglomerado artístico que unifica los mundos que había en la figura de Johnson. Además, la propuesta se magnifica y obtiene un resultado fantástico, sobre todo en su composición musical y la escenografía. No obstante, flaquea en el ritmo y en la fluidez de su primera parte. La ruptura del mito, que deja salir un retrato personal, cercano y certero.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
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