El discípulo (The Disciple), película dirigida por el joven Chaitanya Tamhane, cuenta una historia de disciplina y superación a través de la vida de Sharad Nerulkar (Aditya Modak), un músico dispuesto a renunciar a todos los senderos que le desvíen de alcanzar la perfección artística. Este film se estrenó en Netflix el 30 de abril (2021), casi un año después de presentarse durante el Festival de Venecia en septiembre del 2020.
Crítica de 'El discípulo (The Disciple)'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El discípulo
Título original: The Disciple
Reparto:
Aditya Modak (Sharad Nerulkar)
Arun Dravid (Guruji)
Sumitra Bhave (Maai)
Deepika Bhide Bhagwat
Kiran Yadnyopavit
Abhishek Kale
Neela Khedkar
Año: 2020
Duración: 127 min
País: India
Director: Chaitanya Tamhane
Guion: Chaitanya Tamhane
Fotografía: Michal Sobocinski
Música: Aneesh Pradhan
Género: Drama. Música
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'El discípulo'
Sinopsis
Sharad Nerulkar es un hombre dedicado por completo a la música tradicional india. Sin dinero ni más motivaciones que su único sueño, vivir del Raga, tendrá que luchar contra su sentimiento de insuficiencia y sus pequeños fracasos, ignorar la opinión de su familia y lidiar con las nuevas modas. Para él, cada sacrificio será un paso más hacia el culmen de su carrera.
Premios
- Festival de Venecia: Mejor guion y Premio FIPRESCI. 2020
- Premios Independent Spirit: Nominada a mejor película extranjera. 2020
- Festival de Valladolid - Seminci: Sección Oficial. 2020
Dónde se puede ver la película
La figura del gurú
La relación maestro-discípulo es un tema clave a lo largo de El discípulo (The Disciple). La infancia de Sharad quedó marcada por las viejas melodías que le enseñó el primer gran maestro de su vida: su padre. Él le contagió una devoción ciega por la música, y le inspiró a seguir mejorando hasta poder convertirse en un verdadero artista. Con el paso de los años, un reconocido cantante indio de Alwar (Arun Dravid), se convierte en el gurú del protagonista. A su vez, Pradhan fue discípulo de Maai, una leyenda en el arte del Raga, cuyos discursos morales están presentes en forma de grabaciones que Sharad escucha a lo largo de la película.
Existe un lazo importante entre Sharad y Vinayak Pradhan, que se respetan mutuamente y en muchos momentos dependen el uno del otro. La influencia que ejerce el gurú sobre su discípulo recuerda al sistema educativo en la antigua India (Gurukula), en la que quien quería estudiar debía ser aceptado por un maestro (o gurú). Una vez que el estudiante era admitido por dicho maestro, se convertía en un discípulo, es decir, en una persona casi tan cercana como un miembro de su familia a la que enseñaba todo tipo de lecciones. Los gurús también se consideraban discípulos a sí mismos, puesto que solamente servían como portavoces de la doctrina a la que representaban, y sabían que iban a tener sucesores.
La occidentalización del arte
En varias escenas de El discípulo (The Disciple) se hace alusión a la occidentalización de la música clásica india. Un ejemplo bastante llamativo de este afán por homogeneizar el arte lo encontramos en el concurso Fama India, que Sharad ve en alguna ocasión. El destino de los cantantes que pisan el escenario de este reality es abandonar las veneradas enseñanzas de sus maestros para transformarse en un juguete más de una empresa multimillonaria. Anteponer el dinero antes que la fidelidad a la tradición. Alejarse del “camino largo y tortuoso” al que se refiere Maai en sus discursos. Un camino difícil que lleva a la perfección, cosa tan valiosa para Sharad que, según él, “no tiene precio”.
Una obra poco convencional
Va a ser difícil que El discípulo (The Disciple) llegue a todo tipo de público. Tanto sus temas principales como su guion técnico son poco convencionales. Abundan planos generales, que se alargan demasiado en determinados momentos, especialmente en las primeras escenas. Se evitan los cambios de plano hasta el punto de que, con el formato de encuadre que se utiliza, el espectador puede tener sensación de monotonía.
Además, el desarrollo de los acontecimientos puede ser un poco lento para aquel que no disfrute demasiado de las melodías típicas de la India. Pese a todo, la originalidad de esta película lleva a que, quien decida sumergirse en ella, pueda reflexionar sobre cuestiones como el futuro de culturas antiquísimas.
Conclusión de 'El discípulo'
La tradición y la vanguardia, la esencia y la artificialidad, el pasado y el presente, y en especial, el camino fácil y el correcto se distinguen con sensibilidad en esta obra, que expone sutilmente una crítica hacia la sustitución de antiguas costumbres por el sometimiento cultural al que muchos países se han enfrentado durante siglos.
Sharad Nerulkar representa a ese sector de la sociedad que no está dispuesto a ceder ante ninguna cultura dominante. El que mantiene su admiración y respeto hacia el lugar de donde proviene, aunque eso suponga ser un eterno incomprendido.
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