El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca llega al Teatro de la Comedia de Madrid tras su estreno en el pasado Festival de Teatro Clásico de Almagro. Lluís Homar dirige el más representativo auto sacramental de nuestras letras, fiel reflejo de las preocupaciones teológicas de la época en que fue escrito. Antoni Comas encabeza el elenco formado por Clara Altarriba, Malena Casado, Pablo Chaves, Carlota Gaviño, Pilar Gómez, Yolanda de la Hoz, Chupi Llorente, Jorge Merino, Aisa Pérez, Pablo Sánchez

El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca puede disfrutarse hasta el 24 de noviembre de 2024 en el Teatro de la Comedia de Madrid.



El gran teatro del mundo

Crítica de 'El gran teatro del mundo'

Ficha Técnica

Título: El gran teatro del mundo
Título original: El gran teatro del mundo

Reparto:
Clara Altarriba
Malena Casado
Pablo Chaves
Antonio Comas
Carlota Gaviño
Pilar Gómez
Yolanda de la Hoz
Chupi Llorente
Jorge Merino
Aisa Pérez
Pablo Sánchez

Duración: 120 min. apróx.
Dirección: Lluís Homar
Dramaturgia: Xavier Albertí, Brenda Escobedo y Lluís Homar
Composición y dirección musical: Xavier Albertí
Voz y palabra:
Vicente Fuentes
Escenografía:
Elisa Sanz
Iluminación:
Pedro Yagüe
Vestuario:
Deborah Macías
Movimiento:
Pau Aran
Ayudante de dirección:
Vanessa Espín
Ayudante de escenografía:
Sofia Skantz
Ayte. de iluminación:
Paloma Cavilla
Ayudante de vestuario:
Victoria Carro
Ayudante de movimiento:
Oscar Valsecchi
Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico

Tráiler de 'El gran teatro del mundo' 

Sinopsis de 'El gran teatro del mundo'

Calderón de la Barca sabía perfectamente del gran poder del teatro para crear imaginarios hasta ese momento desconocidos.

Hijo de la Contrarreforma, tenía que satisfacer las necesidades dogmáticas que la Iglesia de su tiempo imponía.

El genio creador de Calderón intentó en innumerables ocasiones conjugar su obediencia a esos principios dogmáticos con elementos que elevasen la consciencia de sus espectadores a espacios más allá de la obediencia ciega y les permitiesen amplias cotas de reflexión, abrazando la naturaleza humana sin límites.

El gran teatro del mundo es una obra paradigmática en ese sentido. En ella se conjuga un imaginario escénico inédito en su tiempo y una versificación de una extraordinaria belleza, con unas reflexiones espirituales y filosóficas de gran profundidad que proponen a los espectadores del siglo XVII y a nosotros mismos amplias cotas de reflexión sobre la naturaleza de nuestra existencia y los valores que la acompañan.

Por todo ello, el gran teatro del mundo sigue siendo una de las más importantes producciones teatrales del Siglo de Oro. (COMPAÑÍA NACIONAL DE TEATRO CLÁSICO). 



El gran teatro del mundo
Foto de Sergio Parra

La vida es teatro

Calderón de la Barca, en su capacidad de alzar a las más altas cotas literarias las cuestiones filosóficas, convierte con El gran teatro del mundo la escena en un espacio de reflexión sobre sobre el sentido de la vida y la salvación del alma humana. Bajo la sombra de la Contrarreforma, la vida es concebida, en una metáfora profundamente barroca, como una representación teatral, donde las almas vienen al mundo a jugar un papel predeterminado. Dios/Autor reparte arbitrariamente los roles y es quien juzga, al salir de escena, la interpretación de cada actor/alma.

El montaje que nos propone Lluís Homar, y que cierra su ciclo como director en la CNTC, apuesta por una estética simbólica y minimalista, que pone el foco especialmente en la palabra de Calderón y en el trabajo actoral. Encabeza el elenco el tenor Antoni Comas, que interpreta al Autor. Su gesto dulce y simpático y a la vez su magnetismo y carisma ofrecen una representación cercana del Dios católico, equilibrando la solemnidad con la calidez. Un grandísimo acierto.

CNTC
Foto de Sergio Parra

Alegoría y simbolismo

El resto del elenco interpreta el resto de figuras alegóricas. Clara Altarriba, el Pobre; Malena Casado, el Niño; Pablo Chaves, el Rico; Carlota Gaviño, el Mundo; Pilar Gómez, el Labrador; Yolanda de la Hoz, la Belleza; Jorge Merino, el Rey; Aisa Pérez, la Discreción; finalmente, Chupi Llorente, como la Ley de Gracia, en forma de apuntador. Cada actor da vida a su personaje con una marcada presencia simbólica. Despliegan sus defectos, virtudes y aspiraciones. En conjunto tenemos un notable trabajo actoral que sobresale por su dominio del verso calderoniano.

La escenografía de Elisa Sanz juega con distintos planos de profundidad, en coherencia con los planos metaficcionales que propone el texto. Primero, el Autor y el Mundo y luego las almas se encuentran en un exiguo espacio con el telón de color plano de fondo. Aún no hay nada. Cuando las almas entran en escena, el telón sube y el escenario se abre en un espacio abstracto, frío y gris. Al optar por el minimalismo radical, el escenario puede representar cualquier tiempo y cualquier lugar. No importa. Solo cuenta con dos puertas, a derecha e izquierda. La cuna y el sepulcro.  Finalmente, cuando terminan su función, la escena vuelve a ganar en profundidad y en colorido. Las almas rinden cuentas ante su Autor. Al fondo un gran espejo nos devuelve la imagen del escenario y del patio de butacas. Los espectadores somos también parte del espectáculo.

CNTC
Foto de Sergio Parra

Juego de planos

La sencillez de la escenografía se ve compensada por el dinamismo de los movimientos que aprovechan todo el espacio, incluidos el patio de butacas, los palcos y los distintos pisos, desde donde escuchamos la voz del Autor y de la Ley de Gracia y donde, finalmente, los actores se mezclan con el público, subrayando de nuevo la dimensión metaficcional del texto. La música en directo del percusionista Pablo Sánchez crea una atmósfera envolvente que acentúa la carga dramática de las escenas. No solo acompaña a la acción, sino que es un personaje más.

El vestuario de Deborah Macías sigue la misma línea minimalista. En la parte central, los personajes visten de blanco. Solo un objeto simbólico los caracteriza. Es en el Autor en el único personaje donde sí encontramos un alarde de imaginación y colorido. Sus atuendos son sorprendentes y de tonalidades vivas, excepto en el momento del Juicio, y, además, andróginos.

Es difícil traer a escena un auto sacramental en un momento en el que los valores y las preocupaciones están tan lejos de los de entonces. Sin embargo, la propuesta de Lluís Homar demuestra que la alegoría aún puede ser utilizada de manera eficaz para abordar cuestiones relevantes para el público contemporáneo.

El gran teatro del mundo
Foto de Sergio Parra

Conclusión

El montaje de Lluís Homar de El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca defiende la vigencia de la obra del autor barroco. Su estética minimalista subraya la metáfora de la vida como representación teatral, invitando a la reflexión sobre el papel que cada uno jugamos sobre esta tierra. Conecta así el legado barroco con la búsqueda contemporánea de sentido, donde el espectador se convierte en parte activa de la representación. Es una verdadera delicia escuchar los versos de Calderón de los labios de los actores de la CNTC. Un regalo.

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