El Mensajero (1986) es una película del prestigioso director Karen Shakhnazarov, que retrató como ninguna otra la postura de la juventud frente a las reformas soviéticas que estaban teniendo lugar en el período de la Perestroika. La película consiguió un gran éxito de taquilla (siendo la sexta película más taquillera en la URSS en ese año) y de crítica.
Crítica de 'El mensajero'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El mensajero
Título original: Kuryer
Reparto:
Fyodor Dunayevsky (Iván)
Anastasya Nemolyaeva (Katya Kuznetsov)
Oleg Basilashvili (Semen Kuznetsov)
Inna Churikova (Lidya, la madre de Iván)
Svetlana Kryuchkova (Zinaida Pavlovna)
Aleksandr Pankratov-Chyornyy (Stepan Makarov)
Vladimir Menshov (Oleg Nikolaevich)
Aleftina Evdokimova (Mariya Kuznetsov)
Yevdokiya Urusova (Agnessa Ivanovna)
Vladimir Smirnov (Kolya Bazin)
Andrey Vertogradov (Fyodor)
Alika Smekhova (Nina)
Sergey Chonishvili (Ilya)
Año: 1986
País: URSS
Duración: 88 minutos
Director: Karen Shakhnazarov
Guion: Aleksandr Borodyanskiy (Novela: Karen Shakhnazarov)
Fotografía: Nikolay Nemolyaev
Género: Drama. Comedia
Distribuidor: Mosfilm
Trailer de 'El mensajero' en VO
Sinopsis
Iván no sabe que hacer con su vida. Sus padres se han divorciado y él vive con su madre. No tiene ganas de entrar en la universidad, y decide trabajar como mensajero. Entregando uno de sus paquetes se encontrará con una chica, Katya, que viene de una familia acomodada. Pronto nacerá el romance entre los dos, a pesar de las obvias reticencias de su padre, que no ve con buenos ojos esta relación.
Parte autobiográfica
El propio actor principal de El Mensajero, Fyodor Dunayevsky, comparte parte de la historia que relata el argumento de la película. Al igual que el personaje que interpreta, sus padres se divorciaron, en su caso, cuando contaba con tan solo catorce años. Después trabajó en un jardín de infancia, donde tuvo varias peleas por las que incluso fue juzgado ante un tribunal de menores. Al cine llegó de pura casualidad. Resulta que su antigua compañera de clase, Anastasiya Nemolyayeva, que iba a interpretar el protagonista femenino del filme, Katia, presentó al estudio diversas fotografías de sus compañeros de clase para el rol del personaje de Iván. Así, Fyodor Dunayevsky fue invitado para una prueba y tras superarla, consiguió el papel principal.
Generaciones encontradas
El Mensajero es una radiografía que nos presenta una lucha de generaciones. Por una parte, la generación que representa el protagonista principal, Iván. Son los jóvenes de la Perestroika. Son los jóvenes que ya no creen en el socialismo, sino en lo que ven por la televisión, ahora abierta ya a occidente (en una escena vemos como ven películas de artes marciales). El Mensajero, como una obra documental de todo este período es realmente excepcional.
El director nos presenta todas estas nuevas influencias: El rock (desde la música que se escucha hasta los propios posters que tiene Iván en su habitación sobre grupos de música), los bailes (casi como secuencia icónica tenemos a varios jóvenes bailando el baile del robot, tan icónico de los ochenta), las fiestas (en la película aparece directamente una discoteca), el propio lenguaje... Lo dicho, como simple obra documental es una auténtica maravilla para todos aquellos amantes de la cultura eslava y su historia.
Por otra parte, esta generación se enfrenta a la soviética, que está simbolizada en el padre de Katia, interpretado magistralmente por Oleg Basilashvili, son los padres que han vivido o bien la II Guerra Mundial o bien la posguerra. Los que creyeron que el socialismo triunfaría por todo el mundo. Los que siempre tienen o tuvieron una vida planificada, y que por tanto, chocan de frente con esta nueva generación.
¿Cuál es tu sueño?
La generación que representa el padre de Katya fueron unos soñadores. Dieron su vida por el socialismo pensando que en el futuro el mundo sería mejor. Su sueño era ese, que sus hijos tuvieran la vida que ellos no pudieron tener. Eran unos idealistas. Sin embargo, la nueva generación que trajo la Perestroika no trajo esos sueños a las nuevas generaciones. O trajo unos totalmente diferentes. Como nos enseña la película, los jóvenes se fijaban en América y en lo que veían de Hollywood. No había nada más allá de desear un coche y ser guapo. Solo la superficialidad por la superficialidad. O por lo menos esa es la visión que tenía el cineasta, y que finalmente la historia ha acabado dando la razón.
En El Mensajero, se ve repetidamente esta propia idea, que aparece reflejada en los propios diálogos. ¿Cuál es tu sueño? ¿Qué vas a hacer en el futuro? Le preguntan a nuestro protagonista. Y sin embargo, él no sabe que responder, porque en realidad, ni siquiera él lo sabe. Esa época de caída de los viejos sueños es precisamente el tema principal del filme.
Un excepcional sentido del humor
Películas como El mensajero (1986) hay pocas, y en gran medida se debe al sentido del humor que utiliza. Películas soviéticas con dramas parecidos o incluso con historias similares las hay a montones, pero en general siempre optan por un tono pesimista o dramático. Aquí en cambio, se emplea un humor fresco y pese a que en el fondo la película pueda tener un mensaje desesperanzador, se envuelve siempre en humor que siempre proviene de nuestro protagonista. De hecho, el personaje principal utiliza ese humor absurdo, corrosivo, como una especie de coraza ante sus propias inseguridades y miedos.
La música, la gran protagonista
Con la Perestroika, también la URSS se abrió a la música occidental, y esto empapó todos los ámbitos de la vida cotidiana. En El Mensajero, el rol que juega la música es esencial para que veamos las grandes diferencias que se han abierto entre las dos generaciones. Por una parte tenemos la música que en aquellos momentos estaba triunfando, la música electrónica, y que la película utiliza no solo cuando están los protagonistas jóvenes, sino también para intervalos entre secuencia y secuencia.
Muchos de los temas principales en realidad fueron versiones hechas ex profeso para la película, a partir de temas que estaban de moda en aquellos momentos. Por otro lado, tenemos la música tradicional, que apenas aparece en una escena, como es aquella en que el padre pide a Katia cantar una canción tradicional (Solobey, el ruiseñor, una canción clásica compuesta por Aleksander Alíabiev en el 1851), pero ella rechaza. No hace falta dar más explicaciones sobre el significado de esta secuencia, porque se entiende por sí misma.
Además El Mensajero incluye canciones de rock que empezaban a surgir en aquella época. Suenan entre otros grupos, Akbarium y Zemlyane.
Conclusión de 'El mensajero'
Obra atemporal que debe ser visionado obligatorio para los amantes del cine poco convencional. Solo como pieza arqueológica de una época que no volverá, ya tiene un valor incuestionable.
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