El Segundo Acto es la nueva película del director francés Quentin Dupieux, conocido por ser el creador de títulos tan particulares como Rubber (2010) o Realidad (2014), y de otras más recientes como Yannick o Daaaaaalí!, ambas del 2023. Es difícil saber con qué llenará la pantalla este director tan singular, pero en este caso, su estilo característico de humor ácido y mordaz será el hilo conductor de la obra. La cinta esconde su intención bajo una aparente historia de amor, consiguiendo así, traer frente al espectador una gran cantidad de temas y preocupaciones sociales, expuestas de forma divertida en un repetitivo juego de metalenguaje cinematográfico. El Segundo Acto solo dura 80 minutos y se estrenará en salas de cine españolas el mes de enero de 2025.
Crítica de 'El segundo acto'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El segundo acto
Título original: Le deuxième acte (The Second Act)
Reparto:
Léa Seydoux (Florence Drucker)
Vincent Lindon (Guillaume Tardieu)
Raphaël Quenard (Christian, dit Willy)
Louis Garrel (David)
Manuel Guillot (Stéphane Jouvet)
Françoise Gazio (Extra intrigado)
Año: 2024
Duración: 85 min.
País: Francia
Director: Quentin Dupieux
Guion: Quentin Dupieux
Fotografía: Quentin Dupieux
Música:
Género: Comedia
Distribuidor: A Contracorriente Films
Tráiler de 'El segundo acto'
Sinopsis
Florence quiere presentar a David, el hombre del que está locamente enamorada, a su padre Guillaume. Pero David no se siente atraído por Florence y quiere deshacerse de ella arrojándola a los brazos de su amigo Willy. Los cuatro personajes acaban en un restaurante en medio de la nada. (A Contracorriente Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Temática
Es difícil hablar de esta película, ya que es una sátira con un discurso muy amplio y engloba diferentes temas muy distantes entre sí. Por un lado, El Segundo Acto parasita y resquebraja el relato social de lo políticamente correcto, no tiene miedo a pronunciarse ante el lenguaje actual, la censura, la gordofobia o la sexualidad, entre otros temas de gran delicadeza. Por otra parte, también hace hincapié en temas generales de preocupación global, como la crisis económica y el avance de las nuevas tecnologías, en concreto la inserción de la IA (inteligencia artificial) en la vida cotidiana.
En este caso, El Segundo Acto critica con gran dureza el uso de la IA en el entorno cinematográfico. Los personajes de esta cinta son los encargados de grabar una película realizada completamente con inteligencia artificial, hasta el punto de que la figura del director queda relegada a un entresijo de logaritmos y el cache de los autores depende únicamente de la cantidad de veces que un ordenador ha tenido que usar el relleno regenerativo. Esta premisa permite que además se toquen temas relacionado con el sector cinematográfico como por ejemplo el ego de los actores.
La libertad creativa de Quentin Dupieux es la parte que hace realmente difícil clasificar El Segundo Acto y darle una temática concreta. Al tener un control total de la cinta (guion, fotografía, edición y dirección) es capaz de elaborar un producto totalmente original.
Actuación
El reparto y la dirección de actores es el mayor acierto de la película. Hay 5 personajes importantes, por lo que todo el peso del filme recae sobre ellos. Estos actores son: Léa Seydoux (Florence), Vincent Lindon (Guillaume Tardieu), Louis Garrel (David), Raphaël Quenard (Christian) y Manuel Guillot (Stéphane). Todos han tenido la oportunidad de aparecer en grandes películas antes de juntarse en El Segundo Acto.
La experiencia previa de este elenco es palpable desde los primeros minutos de película, se adaptan a la dificultad del guion cambiando de registro en grandes diálogos sin cortes de cámara. No sería una locura decir que la primera y la última parte de El Segundo Acto tiene una estructura muy teatral a la hora de preparar a los actores. Al mantenerse en la fina línea que separa la ficción y el ejercicio de grabación de una película (metalenguaje), todos los actores tienen dos roles que tienen que interpretar de manera casi simultánea.
El cambio de rol de los actores viene potenciado e indicado por una serie de recursos cinematográficos que ayudan a que la historia sea totalmente creíble, por ejemplo, la melodía artificial que aparece cuando siguen el guion o las miradas a cámara que realizan cuando se salen de este. Sin duda, la unión entre actuación y lenguaje cinematográfico permite que el espectador forme parte de este juego tan particular.
Giros
La estructura que propone Quentin Dupieux en El Segundo Acto, se entiende gracias a la repetición de los giros de guion. La primera parte de la historia está centrada en el suspense que generan los personajes al entablar conversaciones que se salen completamente de la ficción que están rodando. Cuando el espectador conoce que se trata de un rodaje cinematográfico, este suspense se disipa, haciendo que el misterio desaparezca y con ello parte del interés.
Para solventar esto el director introduce giros de guion tan surrealistas que, de alguna manera es difícil saber cuando se trata de “realidad” o ficción. Stéphane el personaje interpretado por Manuel Guillot es el encargado de mantener la incertidumbre del espectador hasta el último momento. Además, como se mencionó al principio, la historia por su duración tan breve (80 minutos) es perfecta para interiorizar un discurso con tantos matices sociales sobre los que reflexionar tras el visionado. La sensación final no es de pesadez, si no de frescura por haber visto algo totalmente diferente a los patrones establecidos de la actual cartelera.
Conclusión de 'El Segundo Acto'
El Segundo Acto, al igual que la mayoría de las películas de este director, es una apuesta arriesgada que probablemente no guste al espectador promedio que va al cine buscando entretenimiento y efectos especiales. Bajo el velo del humor se esconde una desesperanza, por lo que intenta que el espectador salga del cine reflexionando sobre una gran variedad de temas de interés. Además, tienen el lujo de criticar el entorno cinematográfico por lo que está absolutamente recomendada a cualquier persona cercana al mundillo. Sin ninguna duda, una historia singular e interesante a la que todo el mundo debería darle una oportunidad.
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