El pasado 4 de noviembre se estrenó Elektra en Nave 73. Escrita y dirigida por Lucía Trentini, quién también la protagoniza. Versión libre de la tragedia de Eurípides, lo aborda desde la contemporaneidad y el desenfado, tomando la música como uno de sus principales elementos artísticos. Junto a Trentini, Gloria Albalate también está sobre el escenario. Se podrá disfrutar hasta el 26 de noviembre en Nave 73.
Crítica de 'Elektra'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Elektra
Título original: Elektra
Reparto:
Lucía Trentini (Elektra)
Gloria Albalate (Clitemnestra)
Duración: 80 min. apróx.
Dirección: Lucía Trentini
Dramaturgia: Lucía Trentini
Espacio escénico: Bibiana Cabral
Producción: Lucía Trentini
Entrevista a Lucía Trentini por 'Elektra'
Sinopsis de 'Elektra'
Elektra, cansada de ser una heroína trágica decide revelarse frente a una historia contada por hombres. En la cocina, en un mano a mano junto a su madre Clitemnestra, ambas mujeres tendrán la oportunidad de entrar en diálogo y reflexionar acerca de este destino impuesto y la fatalidad como consecuencia. Un pequeño damero que simboliza el territorio de Micenas, un territorio bélico, es el escenario para esta tragicomedia, donde los elementos culinarios, los objetos y utensilios de cocina son los instrumentos para dar sonido y ritmo a ésta pieza teatral/ musical. (NAVE 73).
No es una versión
Lucía Trentini rescata en Elektra la clásica tragedia griega homónima, tomando elementos y estrujándolos para traer una pieza totalmente original y dando una visión absolutamente personal y eficaz. El libreto, dividido en diez rounds, no sólo desgrana la compleja relación de Elektra con su familia, sino que reflexiona sobre la imagen de la mujer, sobre el peso y las cuestiones sociales de las que todavía quedan resquicios, de los vínculos, de la herencia familiar… Multitud de debates que toman el escenario, pero de una manera natural y sin buscar un debate forzado. Además, lo aderezan con una comedia de alto nivel, no son pocos los momentos en los que las carcajadas toman el patio de butacas. Se agradecen propuestas que revuelven los clásicos, pero desde una coherencia y una finalidad narrativa de alta calidad.
A lo largo de los diez rounds se van conociendo los entresijos de personaje e intérprete, habiendo una dualidad que aporta juego y evita que se mantenga estática. Asimismo, el lamento figura como parte de la propuesta, pero de una forma que evoluciona y es mencionada con una vuelta de tuerca a lo que se puede leer en la tragedia original. También se valora muy positivamente que hayan sabido darle trasfondo y solidez a lo que hay tras los personajes. No hay una necesidad de sobrexplicar, por lo que, toman aquello que es necesario y lo exploran, trayendo un libreto con varias capas. No es una parodia, no es una adaptación al uso, lo que abre la posibilidad de crear un universo enriquecido que culmina en una locura que sigue en línea con su conjunto. Exquisito texto.
El vínculo de madre e hija
Gloria Albalate y Lucía Trentini dan vida a Clitemnestra y Elektra, respectivamente. En primer lugar, Albalate es un auténtico torbellino, ya dando desde el principio esa energía que embadurna su forma de interpretar. Además, esa personalidad le da la posibilidad de llevar de la mano al público ante au comedia. No son pocos los momentos en los que se roba la escena, sacando partido a la riqueza hilarante que hay en la concepción de su personaje. Lo acompaña con una gestualidad muy divertida, dejándose llevar y dándole la opción de disfrutarlo sobre la escena. No tiene inconveniente en tirarse al suelo, moverse de aquí para allí, ha venido para darlo todo y así sucede. Cercana, cotidiana, su mayor virtud es esa conexión que establece al mismo tiempo con el público como con su compañera de reparto.
Lucía Trentini da vida a una Elektra oscura, desdichada, sumida en el dolor y la queja. Sin duda, una definición perfecta de la verdadera Electra. Pero, afortunadamente, Trentini le da su propio sello de identidad. Lleva al esperpento este lamento perpetuo, presenta una depresión gótica en su personaje que encanta a los espectadores. Ese contraste con su compañera hace que ambas puedan destacar en todo momento. También hay que aplaudir su capacidad para contener y mantener una línea dramática en consonancia con el espíritu del personaje. Sabe que no se busca costumbrismo en su caso y ello le abre un abanico de posibilidades artísticas en su trabajo actoral que las aprovecha completamente. El movimiento, el ritmo, cada acción está medida y forman un conjunto muy rico actoralmente. Una rara avis de sobresaliente.
El universo sonoro y visual
La propuesta escénica es uno de los aspectos mejor trabajados en Elektra. Bibiana Cabral completa esta triada artística, conformada por Trentini y Albalate. Para comenzar, la escenografía se construye sobre una cocina, donde ningún elemento es colocado al azar. Prueba de ello, es el universo sonoro que se forma mediante objetos, acciones, demostrando que detrás hay una riqueza artística muy consolidada. Por este motivo, la puesta en escena embauca desde el primer minuto a los asistentes. El diseño de sonido es otra de las piezas fundamentales, la música, el ruido, el ambiente, todo forma un paisaje sonoro que goza de diferentes capas y espacios, siendo una fábula auditiva que eleva la calidad técnica de la pieza y construye significados únicamente mediante este proceso.
El ritmo de la pieza va en torno a los diez rounds, como un combate de boxeo, diciéndose de una forma proporcionada e inteligente. Prueba de ello, es que, pese a saberse esta división desde el principio, cada parte no sigue el mismo patrón, dándole dinamismo y movimiento a la obra. Gracias a ello, el espectador deambula por la pieza sin percatarse del tiempo, lo disfruta de tal forma que cuando quiere darse cuenta ya ha terminado. El final es apoteósico, una excelente imagen que resume la personalidad tanto de este espectáculo como del recorrido y la crítica que hace en torno a lo expuesto sobre la escena. Se agradece que desde la comedia haya piezas de tal calado, que de lo complejo sepan extraer la risa, exponiendo lo poderoso que es el humor.
Conclusión
Elektra tiene personalidad propia, mediante un ejercicio de revisión que se aleja de adaptaciones para traer un juego único. Por ello, el libreto goza de personalidad, de hilaridad y de talento, se halla un universo rico en significados. Después, Lucía Trentini y Gloria Albalate están espléndidas, dando un contraste entre ellas lleno de matices y con un talento de alto nivel. Asimismo, la propuesta escénica es brutal con un paisaje sonoro lleno de detalle. Estéticamente y técnicamente brillantes. La tragedia torna en esperpento, haciendo del humor su bandera, acercándose a esta Elektra llena de personalidad.
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