El personaje de Humphrey Bogart en ‘Casablanca’ le dijo a Ingrid Bergman en un aeropuerto la célebre frase “siempre nos quedará París”, para luego dejarla plantada en medio de la niebla y subirse a un avión. Una sensación parecida se nos quedó el año pasado con el estreno de la primera temporada de Emily en París. La nueva serie de Darren Starr, el creador de ‘Sexo en Nueva York’, prometía ser una actualización de la popular serie de los noventa pero ambientada en París. Ahora llega la temporada 2 el 22 de diciembre en Netflix.

Sin embargo, como en la película de Bogart, lo único que sobrevivió a esa ilusión fue la capital francesa. Lo poco que comparten Emily y Carrie son los tacones, las fiestas y la incógnita de cómo es posible que se puedan costear un vestuario de marca con sus sueldos. Más allá de eso, Emily in Paris carece de la valentía y el descaro de su predecesora.



Emily in Paris

Crítica de 'Emily in Paris Temporada 2'

Ficha Técnica

Título: Emily in Paris
Título original: Emily in Paris

Reparto:
Lily Collins (Emily Cooper)
Samuel Arnold (Julien)
Lucas Bravo (Gabriel)
Philippine Leroy-Beaulieu (Sylvie Grateau)
Ashley Park (Mindy Chen)
Camille Razat (Camille)
Kate Walsh (Madeline)
William Abadie (Antoine Lambert)
Bruno Gouery (Luc)

Año: 2020
Duración: 30 min.
País: Estados Unidos
Director: Darren Star (Creador), Andrew Fleming
Guion: Emily Goldwyn, Darren Star
Fotografía: Steven Fierberg
Música: Chris Alan Lee, James Newton Howard
Género: Comedia romántica
Distribuidor: Netflix

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'Emily in Paris'

Sinopsis

Ahora que está más asentada en París, Emily se desenvuelve cada vez mejor en la ciudad, aunque todavía está adaptándose a las costumbres francesas. Después de verse envuelta en un triángulo amoroso con su vecino y su primera amiga francesa, está decidida a centrarse en su trabajo, que cada día es más complicado. En clase de Francés, Emily conoce a un expatriado que le pone muy nerviosa, pero también despierta su curiosidad. (Netflix España)

Dónde se puede ver la serie



Tacones, fiestas y poca sustancia

Emily en París regresa este 22 de diciembre a Netflix con una temporada 2. Pero está vez sabemos qué esperarnos: Emily (Lily Collins) y su París son un una fantasía, una muy bonita pero con poca sustancia. Emily Cooper es una publicista de veintitantos años que se muda a París para trabajar en una agencia de marketing de lujo sin saber una palabra de francés.

Sorprendentemente, su falta de conocimiento de la cultura francesa acaba siendo un pequeño contratiempo más que un problema real. Y todas sus ideas (que se le ocurren sin preparación, solo abriendo la boca) son alabadas como las mejores. En su vida personal, también hace amigos y encuentra el amor (en inglés) sin despeinarse. Su vecino acaba siendo su interés romántico y a sus amigas las conoce a una sentada en un parque y a otra comprando un ramo de rosas. Así de fácil.

Emily in Paris Temporada 2
Camille Razat, Lily Collins, Philippine Leroy-Beaulieu / Copyright Netflix

Lo peor que puede ocurrir es tener que pasar el fin de semana en Saint-Tropez

En la temporada 2 de Emily en París las cosas no cambian demasiado. De hecho, es molesto lo mucho que la serie repite una fórmula que nunca funcionó del todo. Emily sigue siendo sorprendentemente buena en su trabajo y continúa coleccionando conquistas allá donde va. A su nuevo interés romántico Alfie (Lucien Laviscount), un banquero británico, lo conoce en sus clases de francés, ni siquiera tiene que descargarse Tinder. Clases que, por supuesto, dejan de tener importancia en la trama hasta que quedan por primera vez fuera de ellas.

Emily lo consigue todo con la misma facilidad que sale de la cama o baja a comprar una baguette. Nunca se queda sin ideas en el trabajo o la supera la presión. No la vemos experimentar decenas de citas horribles o múltiples decepciones. Y si algo no sale como esperaba suele terminar con ella y sus amigas tomando el sol en un yate en Saint-Tropez.

Ashley Park
Ashley Park Copyright Netflix

Mucho ruido y pocas nueces

Desde que estoy en París mi vida es complicada”, se queja Emily en un diálogo de la segunda temporada. No Emily, tu vida en París era y es de todo menos complicada. Ya en la primera temporada tenía una rutina fácil y frívola. Pero al menos había algunos malentendidos culturales y una jefa, Sylvie (Philippine Leroy-Beaulieu), que ponía malas caras cuando Emily aparecía en su despacho demasiado emocionada. Pero en esta segunda temporada hasta estos mínimos obstáculos se han esfumado. No es que Emily haya hecho muchos esfuerzos para integrarse, es que ya no quedan tantos estereotipos franceses a costa de los que hacer un chiste. Y de la enemistad con Sylvie solo ha quedado una frágil fachada de mujer distante que se viene abajo en cuanto le da consejos casi maternales sobre “atreverse a equivocarse más”.

Emily in Paris Temporada 2
Lily Collins, Lucien Laviscount Copyright Netflix

Un triángulo amoroso basado en una gran traición

Como si, por otro lado, no lo estuviese haciendo ya. Recordemos que la primera temporada acabó cuando Emily se acostó con el novio de su mejor amiga francesa. ¿Acaso no es esto vivir la vida sin pensar en las consecuencias? El triángulo amoroso entre Gabriel (Lucas Bravo), Camille (Camille Razat) y Emily se alarga más de lo que da de sí. Es un trama que se suponía romántica pero que realmente está basada en una gran traición. En la que ninguno de sus integrantes es sincero y todos esperan que el problema desaparezca como por arte de magia. Si pensabas que habría conversaciones incómodas pero honestas… esperabas demasiado, ¿Cuándo exactamente Emily en París ha sido una serie madura? Todo el drama surge precisamente de lo mal que gestionan estos personajes sus vidas personales. Es algo parecido a ver el revuelo de un patio de colegio. Escandaloso e inservible.

Camille Japy, Camille Razat, Lucas Bravo
Camille Japy, Camille Razat, Lucas Bravo Copyright Netflix

La serie daría un salto de calidad si fuese muda

Lilly Collins vuelve a intentar con todo su carisma que Emily resulte un personaje cercano con el que nos sea fácil empatizar. Pero el guion se esfuerza aún más por impedirlo. Mientras admiras las terrazas con vistas al Louvre y los hoteles en la Riviera Francesa por los que Emily se mueve como Pedro por su casa, no puedes evitar pensar que la serie daría un salto de calidad si fuese muda.

Para rellenar los diez capítulos que dura Emily en París, la serie dedica más tiempo en esta temporada 2 a las historias de algunos personajes secundarios. Mindy (Ashley Park), la nueva compañera de piso de Emily, trata de hacerse un hueco en el mundo del espectáculo. Y Sylvie, su jefa, se enfrenta a los prejuicios de salir con un hombre mucho más joven que ella. Lamentablemente, sus tramas están escritas con la misma ingenuidad y simpleza que la principal.

Emily in Paris Temporada 2
Bruno Gouery, Philippine Leroy-Beaulieu, Samuel Arnold

París es la excusa perfecta

Hay una carencia enervante de consecuencias negativas para un personaje que vive su día a día como si estuviese de Erasmus. Básicamente, la serie trata París como la excusa perfecta para hacer lo que te venga en gana. No hay un hilo conductor que le dé un sentido a la temporada.

La temporada se resume en líos amorosos, viajes con amigas y fiestas de cumpleaños en plena calle pero todo resulta anecdótico. Porque nada es tan grave como para romper la burbuja de alegría, croissants y champán de Emily. Y por lo tanto, tampoco lo es para definir la trama. Solo en los últimos capítulos da la sensación de que la historia avanza hacia algún lado. Aunque ese lugar sea a la vuelta de la esquina.

Lily Collins Emily in Paris Temporada 2
Lily Collins Copyright Netflix

Conclusión de la temporada 2 de Emily en París

En su temporada 2, Emily en París te sigue ofreciendo un mundo parisino de fantasía en el que nadie viaja en metro, desde casi cualquier ventana se puede ver la Torre Eiffel y existe la posibilidad de que un ex te deje su lujosa habitación de hotel en Saint-Tropez después de dejarte. Esta es la vida de Emily, un eterno sueño adolescente inmune a la vida adulta.

Por lo menos hay que reconocerle a la serie que ha sido coherente con lo que ya habíamos visto de ella. Si quieres ver algo que se aleje por completo de tu cruda realidad, esta serie te proporcionará la distracción anestésica que necesitas. Pero no trates de encontrarle la lógica o la fantasía se convertirá en desesperación.

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