A tenor del estreno de la nueva película del francés Emmanuel Courcol, El Triunfo, Cinemagavia pudo hacerle una muy grata entrevista. Junto a él, también respondió a nuestras preguntas una de sus mayores cómplices. Irene Muscari es coordinadora cultural del centro penitenciario de Meaux Chauconin, cerca de París, y como tal, conoce muy bien el poder del arte en la reinserción de las personas encarceladas. Muscari fue quien amadrinó a Courcol en su prisión e hizo que se familiarizase con el entorno, le enseñó en detalle el día a día del centro, y supervisó rigurosamente el retrato que de él se hace en la película, tanto de un centro penitenciario, como del rol del arte dentro del mismo.
Entrevista a 'Emmanuel Courcol e Irene Muscari'
Las historias humanas son ubicuas
Carlos Acosta / Cinemagavia: En los créditos de la película, descubrimos que la historia se basa en hechos reales acaecidos en Suecia. Según estudios de la UE, a pesar de que la tasa de encarcelamientos per cápita en Francia se encuentra en la media europea, tiene una tasa de ocupación de sus cárceles mucho mayor de la deseable. A su vez, Suecia cuenta con una tasa de encarcelamientos de las más bajas de Europa. ¿Esta historia está marcada por esas diferencias? ¿Podría suceder de igual forma en Francia?
Irene Muscari: Lo cierto es que los montajes de obras de teatro, espectáculos, talleres de artes plásticas, música, etc. en las cárceles francesas suceden casi todos los días, en eso consiste mi trabajo. Y sí, muchas de estas experiencias pasan por salidas del centro penitenciario: salimos al teatro, a ver museos, a ver monumentos… salimos mucho. Yo tengo entre diez y catorce salidas anuales, es decir que salimos todos los meses.
Por supuesto que una fuga como la del final de la película, y el motivo es que, cuando salen, los presos son responsables de sí mismos. La policía les acompaña, no les custodia. Si quisieran irse, podrían hacerlo, pero no lo hacen. No lo hacen porque se establece una relación de confianza entre ellos y la institución. Además, cuando han trabajado nueve meses, un año, en el montaje de una obra, todos quieren que salga bien. Es una dinámica de grupo, sienten una responsabilidad y un compromiso para con la obra, los actores, el director… No quieren decepcionar a nadie, sobre todo a sí mismos.
Un complejo proceso de casting
Carlos Acosta / Cinemagavia: Para esta película han tenido que encontrar a actores que hicieran de presos, que a su vez hicieran de actores amateurs. ¿Cómo fue un proceso de casting tan singular?
Emmanuel Courcol: Sí, una película en parte empieza por el proceso de casting, es lo más importante… En este caso tuvimos que hacer dos castings, uno para la propia película, donde los actores tenían que pasar por presos, y otro para la obra de Teatro que representan, Esperando a Godot de Samuel Beckett. Es decir que los actores tenían que pasar dos pruebas, y tenían que coincidir de forma apropiada para ambos. Yo tenía que sentir que un actor era lo suficientemente bueno para encarnar el papel de un actor principiante, que es un papel muy muy complicado de hacer.
Antes de empezar el rodaje trabajé tres días con los actores sólo en la obra de Beckett, como si fuese un montaje auténtico. Los actores de mi película son muy diferentes entre sí, con recorridos muy diversos. Algunos son prácticamente debutantes, otros, al contrario, como David Ayala, que es un gran actor de teatro, y que de hecho conoce muy bien la obra de Esperando a Godot. Él ya había hecho personajes de la obra como Estragón o Vladimir, y lo cierto es que me dio las gracias porque gracias a la película ha podido hacer el personaje de Pozzo. Todos tenían cualidades muy buenas. Muchos se creen tanto su retrato de actores principiantes, que llegan a poner en duda que hayamos utilizado actores profesionales.
Una anécdota muy bonita ocurrió en el Festival de Cine Francés de Angulema, cuando fuimos a proyectar una película dentro de una cárcel de la ciudad. Fueron a verla todos los presos, y también estaba el equipo, Kad Merad, el resto de actores… Cuando acabó la película, uno de los presos preguntó: “…pero entonces, cuando salíais a los teatros, ¿os pagaban?” (se ríe).
El eterno debate de la reinserción: un tira y afloja
Carlos Acosta / Cinemagavia: España tiene penas más largas y duras que países con sistemas de reinserción más eficaces, como es el caso mismo de Suecia, donde la pena por violación va de uno a seis años de prisión, mientras que en España va a de seis a doce. De hecho, en España hace unos años se aprobó la conocida ley de prisión permanente revisable. Muchos dicen que es necesaria una ley como esta mientras no exista un sistema de reinserción fiable, mientras que en el lado contrario del debate están quienes opinan que no puede desarrollarse un sistema fiable de reinserción mientras existan leyes tan duras como la PPR. ¿Cuál es la respuesta?
Irene Muscari: En mi opinión personal, la cuestión no debería ser el tiempo que dura una pena, sino cómo empleas ese tiempo con los presos, cómo te encargas de ellos. Puedes meter a alguien en la cárcel un año, y conseguir su reinserción trabajando con él y ocupándote de él. O puedes meter a alguien en prisión durante 20 años y nunca ocuparte de él, de esta forma sólo reincidirá una y otra vez. No se trata de la cantidad del tiempo, sino la calidad de este tiempo. No es la pena, sino qué haces con la persona que está encarcelada, ¿Cómo la ayudas?
Y no significa ser “bueno con ellos”, pues obviamente han hecho cosas malas, se trata de un deber para con la sociedad a la que han traicionado. Hay que conseguir que vuelvan a la sociedad de tal forma que su comportamiento no les devuelva a la cárcel (curiosa paradoja).
Emmanuel Courcol: Algo que Irene dice a menudo es que, cuando los presos están en la cárcel, hay que concebir ese tiempo como una oportunidad, hay que aprovecharlo, hacerles trabajar para reingresarles en el sistema. Son personas que llevan mucho tiempo fuera del radar, al margen. Muchos de ellos no están escolarizados, o son analfabetos, ni siquiera saben cuál es su lugar en la sociedad. Es el momento de hablarles de cultura, psicología, de la salud… etc. De formarles profesionalmente. Están encerrados, no tienen elección. Están obligados a escuchar. (Irene asiente con orgullo)
Francia, tierra de Comedias, con C mayúscula
Carlos Acosta / Cinemagavia: Bienvenidos al norte, Intocable, incluso Los chicos del coro que, si bien no es una comedia en sentido estricto, comparte muchos aspectos con El triunfo (los presos que se redimen a través del arte, Kad Merad, un arco de redención de un artista fracasado, que fracasa al final de su viaje…). ¿Qué hace de Francia un país tan prolijo en comedias blancas con un poso social y realista, y con una enseñanza humana, que funcionan tan bien en taquilla?
Emmanuel Courcol: Son comedias humanistas, con una preocupación social, cuyo público objetivo es todo el público, de todos los estratos sociales y de todas las edades. Es curioso porque nuestro referente primordial son las comedias inglesas, y con esta película me lo han resaltado muchas veces, lo cual es un enorme halago. Los ingleses son especialistas en hacer comedias y melodramas profundos y con mensaje, que son populares y que hacen mucha taquilla. ¡Y es bueno hacer taquilla!
Irene Muscari: Si puedo aportar mi visión como italiana que vive en Francia… Noto que los franceses, como sociedad, se preguntan constantemente cuestiones fundamentales. ¿Qué somos? ¿A dónde vamos? ¿Qué hacemos? ¿Por qué vamos en esa dirección…? A veces son reflexiones estériles, pero muchas otras veces esa constante interrogación sobre sí mismos, alimenta su cine.
Siempre se dice que los franceses se quejan mucho, que son muy quejicas. Y es verdad. Pero yo creo que es porque se plantean preguntas sobre sí mismos, y no aceptan las respuestas sencillas.
Perfil de Emmanuel Courcol en IMDB
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