En las profundidades del Sena (Sous la Siene) es una película francesa de terror que lleva el subgénero de tiburones devoradores de hombres hasta La Ciudad de la Luz. Está dirigida por Xavier Gens (La piel fría, The crucifixion) e interpretada, entre otros, por Bérénice Bejo (The artist, La contadora de películas), Nassim Lyes (Cardo, El espía) y Léa Léviant (Suegra por sorpresa). Se estrena en Netflix el 5 de junio de 2024.



En las profundidades del Sena

Crítica de 'En las profundidades del Sena'

Ficha Técnica

Título: En las Profundidades del Sena
Título original: Sous la Siene

Reparto
Bérénice Bejo (Sophia)
Nassim Lyes (Adil)
Léa Léviant (Mika)
Anaïs Parello (Jade)
Iñaki Lartigue (Juan)
Aurélia Petit (Angèle)
Anne Marivin (Alcaldesa de París)
Ibrahim Ba (Adama)

Año: 2024
Duración: 101 minutos
Director: Xavier Gens
Nacionalidad: Francesa
Guion: Xavier Gens, Yannick Dahan, Maud Heywang, Vincent Dietschy
Fotografía: Nicolas Massart
Música: Alex Cortés, Anthony d'Amario, Edouard Rigaudiére
Género: Terror
Distribuidor: Netflix

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'En las profundidades del Sena'

Sinopsis

Sophia, una científica brillante, descubre que hay un gran tiburón nadando en las profundidades del río. (Netflix)

Dónde se puede ver la película en streaming



Los escualos vuelven al cine

En las profundidades del Sena, viene a ser otro eslabón más en una cadena que empezó a forjarse hace casi cincuenta años. Desde la justamente mítica Tiburón (1975), la cantidad de exploits, derivaciones y variaciones han dado para cubrir, con mayor o menor éxito, una buena cantidad de carteleras. El caso ir rascando nuevos puntos de partida, que puede ser a base de cambiar de depredador, y usar pirañas, cocodrilos, anacondas, etc. También se puede optar por cambiarlos de localización y hacer que asolen ciudades, p ej. por eventualidades meteorológicas, como en la cutre y zumbada saga de Sharknado.

En las profundidades del Sena, como bien se indica ya en el título, lleva la acción nada menos que a París, en una época preolímpica donde, casualidades de la vida, se va a celebrar en el Sena una prueba de triatlón como evento previo a los Juegos Olímpicos. Imaginen el destrozo que puede hacer ahí un tiburón. El punto de partida en sí no es malo, y tiene varias posibilidades  para distintos enfoques. Se puede optar por un desmadre gore, erótico-festivo a lo Piraña 3D (2010), o bien acogerse a las formas de una película de catástrofes, con un toque más sombrío. En realidad, Xavier Gens se aleja de los postulados de Alexandre Aja y va más hacia la segunda opción.

Pero siempre quedándose en tierra de nadie, incidiendo en una ambigüedad tonal que incluye pasajes de tremendismo sanguíneo pero rodados de tal forma que ni hieren, ni hacen mella. Lo extraordinario rodado de manera ordinaria y perdiendo su potencial. Si vamos desmenuzando la historia, justo es decirlo, podremos ir viendo algunos momentos curiosos, no tan esperables como cabría suponer.

En las profundidades del Sena

Del Pacífico a París

En las profundidades del Sena, comienza su argumento con una expedición de protectores de los océanos que llega a lo que se da en llamar "el séptimo continente" (nada que ver con la peli de Haneke). Esto es, la gigantesca isla de plástico situada en el Pacífico y formada por una colosal acumulación de plásticos y residuos similares. La expedición monitoriza a la fauna marina, principalmente tiburones, mediante balizas para seguir su evolución. En este viaje toma parte Sophia (Bérénice Bejo), que viene a ser una de las escasas supervivientes, toda vez que un descomunal tiburón aniquila a la mayoría de la tripulación a velocidad ultrasónica. Incluyendo al marido de Sophia.

Tres años después, con Sophia ya en París, una activista ecológica llamada Mika (Léa Léviant) le muestra cómo su grupo ha localizado, cosas de la informática, al tiburón que acabó con la vida de su marido y de sus amigos. Y que, atención, se encuentra en París. Sin duda, es una idea muy tarada que un tiburón pueda remontar el Sena hacia París y ello puede hacer arquear la ceja a aquellos que buscan verosimilitud a toda costa. La verdad es que el guion ventila cuestión en un par de líneas. Y todo viene siendo culpa de la incalculable contaminación del agua como agente de una mutación.

Y menudo ojo tiene el tiburón. De todos los cursos fluviales de todas la ciudades del mundo tuvo que elegir París. O eso debe pensar Sophia cuando certifica ella misma la situación y ha de enfrentarse a su pasado. Y de aquí en adelante los acontecimientos se escalonan aumentando de intensidad.

La tempestad y la calma

En las profundidades del Sena gestiona su guion de dos formas. En gran medida la historia se basa más en el thriller que en el terror explícito, valiéndose para ello de una carrera contrarreloj por localizar al tiburón y neutralizarlo. Gens utiliza con cierta habilidad algunas irregularidades de la superficie del Sena para inducirnos a la duda sobre si el escualo se encuentra en un determinado sitio o no. O en algunas escenas de inmersión la turbiedad propia del río parisino nos veda de poder confirmar la presencia del tiburón. Por no mencionar el titilante dispositivo de seguimiento del ordenador. Xavier Gens muestra cierto tino a a la hora de manejar esta tensa calma.

Una parte más reducida del guion se basa en un festival de mordiscos, amputaciones y picadillo para tiburón. Según nos acercamos al final todo va tendiendo a ser más hiperbólico. Aquí la cosa tiene más objeciones. Es curioso que, perteneciendo, aunque solo sea por Frontière[s] (2007) al nuevo extremismo francés, Xavier Gens no utiliza un gore hiriente, o bestia, pasando por alto situaciones de gran crudeza anatómica. Deja incluso la sensación de algo de desgana. Y es algo frustrante que algunos aspectos muy locos no tengan correlato visual.

El guion tiene mala baba en algunas cosas. No puede faltar en una película de tiburones hambrientos la figura de autoridad con más apego al dinero y a la imagen pública que a la seguridad de sus conciudadanos. Todos recordamos al nefasto alcalde de Amity en Tiburón. Pues bien, en En las profundidades del Sena, la alcaldesa de París (quién sabe si un trasunto de Anne Hidalgo, en cuyo caso puede darse por ofendida) es una perfecta cantamañanas que entorpece por mezquinos intereses la lucha contra la amenaza que supone el tiburón.

Lo visual en En las profundidades del Sena

En las profundidades del Sena no es una película que destaque demasiado en el apartado visual. Los cgi, por ejemplo, son más bien mediocres y solo un par de peldaños por encima de las producciones de Asylum. Cierto que en algunas escenas de inmersión hay ciertos detalles de iluminación, pero todo sucumbe bajo un aspecto estándar que sabe demasiado a telefilme. El diseño de los tiburón tampoco es nada del otro jueves y cuando se muestra, se hace a base de fulgurantes ataques relámpago donde a veces no es fácil distinguir siquiera una aleta. Quizá todo ello para que la película no sea tan cruda, y es que da la sensación de que Xavier Gens parece un león enjaulado.

De las actuaciones poco se puede decir, en tanto en cuanto no son los pilares de la narración. Bérénice Bejo es la protagonista absoluta, y está correcta como heroína estólida y valiente. Lo demás es pura guarnición. Incluyendo a las activistas inteligentes pero con la cabeza en las nubes que acaban organizando un caos (ojo a la mala leche ahí también), o la aguerrida patrulla fluvial del Sena.

Conclusiones de 'En las profundidades del Sena'

En las profundidades del Sena trata de sobrevivir a sus propias contradicciones, que incluyen un tono serio incluso cuando la locura de la historia demanda otro enfoque. También se dirime la película entre un aspecto demasiado a ras de tierra y simplón, en contradicción con el lado salvaje que se adivina bajo la superficie pero que nunca acaba de emerger. No aporta, evidentemente, nada memorable al subgénero pero es un pasatiempos aceptable.

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