Luis Trapiello salta del cortometraje a la gran pantalla con su ópera prima: Enterrados. Un drama catastrófico ambientado en la montaña asturiana. Ganadora del premio Dia D'Asturias a la mejor película en el reconocido Festival de Cine Internacional de Gijón. Protagonizada por caras reconocibles en el gran público como Paula Prendes y la ganadora del Goya, en tres ocasiones, Candela Peña. En cines el 10 de mayo.
'Enterrados'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Enterrados
Título original: Enterrados
Reparto:
Joaquín Furriel (Daniel)
Candela Peña (María)
Paula Prendes (Marga)
José Antonio Lobato (José)
Manuel Pizarro (Soto)
Año: 2018
Duración: 102 min
País: España
Director: Luis Trapiello
Guion: Luis Trapiello
Fotografía: Lucio Bonelli
Música: Ernesto Paredano
Género: Comedia
Distribuidora: 39 Escalones Film
Tráiler de Enterrados
Sinopsis
La fábula confusa
Enterrados es una película que, desde un primer momento, pretende jugar con el espectador hasta el final. El problema surge cuando el desglose de acontecimientos se torna confuso y empieza a haber ciertas situaciones que no se sostienen coherentemente. El guion flaquea a la hora de intentar buscar esa vertiente fantasiosa que no termina de consolidarse. Hay momentos que consiguen emocionar, pero desgraciadamente, se rompe por incongruencias que se hacen palpables. La unidad de tiempo se rompe en varias ocasiones, acompañados de un exceso de fundidos a negro, da la sensación de no poder encontrar el sentido. Sin embargo, no se puede negar que haya una buena idea primigenia, que, pese a no terminar de convencer, sí transmite el desasosiego de sus protagonistas. El encierro se convierte en un submundo en el que las traiciones, los sentimientos y los viejos fantasmas del pasado hacen acto de presencia.
Estos elementos crean cierta curiosidad, pero el ritmo irregular y la línea narrativa difusa en algunas partes, provocan que no puedan brillar el componente dramático en su totalidad. Otro de los puntos flojos del film es la intención de vender una trama secundaria política, que termina por hacer aguas. El intentar abarcar varios puntos de vistas y desde prismas tan diferenciados, hace que haya demasiados frentes abiertos. El espectador termina por perder el interés en varias partes del film, por el exceso de intento de captación de atención. La lucha incesante de los familiares se ve en ciertas pinceladas, la desesperación de los personajes no se termina de explotar. La conexión emocional está bien definida. Tal vez, hubiera sido mejor decantarse por esta línea. Aun así, es un film que entretiene. No estorba a la vista, pero se ve afectada por un enfoque endeble que provoca un resultado superable.
En pequeñas dosis
A nivel actoral hay un reparto bastante llamativo, en especial, por los nombres que destacan para el gran público: Candela Peña y Paula Prendes. Las dos mujeres forman parte de un reparto coral, que tienen cierta sinergia y hay una química que ayuda al progreso de sus personajes. Pero, hay que destacar la labor de Joaquín Furriel, en quién recaen el mayor peso dramático de Enterrados. Consigue transmitir las múltiples sensaciones que pasan por su mente. Su actuación es la mejor de la película. Opaca al resto de sus compañeros, que, en varias ocasiones, les falta gancho y sangre. La manera de interpretar la evolución, mental y física, de Daniel se realiza desde una crudeza, en la que se puede ver la buena labor de Furriel. No ha dudado en poner toda la carne en el asador y se desvive por hacernos sentir con su personaje. Lo consigue.
Paula Prendes aparece en algunas secuencias, pero su papel es decisivo. La actriz, de distintas producciones de dudosa calidad, muestra una mejora a nivel interpretativo. Pese a no tener grandes escenas, se la ve comedida, más real ante la cámara. No hay un ápice de la sobre-dramatización y el explotado de la sobreactuación. Se puede decir que Prendes realiza una buena interpretación. Por otro lado, Candela Peña no brilla como podría haber hecho, pero la razón no es otra que el planteamiento de su personaje. Se puede ver el carácter y la presencia escénica de Peña, pero esa limitación de guion, provoca que pase sin pena ni gloria. Una lástima desperdiciar su talento interpretativo. Por último, José Antonio Lobato y Manuel Pizarro, cumplen su función. Destaca, sobre todo, Lobato por transmitir esa paternidad y enternecer al público en varias escenas, en especial, durante el desenlace del film. Una sorpresa interesante.
La naturaleza como aliada
El guion irregular de Luis Trapiello no consigue ensombrecer uno de los elementos más fuertes que tiene Enterrados: su propia naturaleza. El poder desarrollar la trama en minas asturianas le otorga el realismo, por lo menos a nivel visual, que le quita el enclave narrativo. Se puede ver el verde de la tierra asturiana y meterse dentro del universo de la tierra. Pero podría haber dado más. Apenas se ve todo el verde que acompaña a Asturias y se ven ciertas pinceladas de la riqueza visual que podría aportar. Hay una inexactitud de dónde está ambientada la acción. Realmente se puede desvelar por la información ofrecida durante su comercialización por la productora, esto provoca cierto despiste, al dar importancia al lugar, pero no especificar cuál es. Una puesta en escena que podría haber sido más explotada, pero que todavía de esta manera, es una aliada a nivel artístico.
Otro de los puntos a favor es la dirección artística del proyecto, no se puede negar que hay bastante talento en la recreación de un propio derrumbamiento. La manera en la que se dibujan a los personajes, da bastante realismo a la acción. Detalles como la suciedad, el desgaste físico, el pelo… Un esfuerzo de maquillaje y del equipo artístico, que ha sabido confeccionarlo de una manera brillante. Hay un trabajo muy profesional en el plano técnico. Gracias a ello, no cae en saco roto el film y se mantiene dentro de una verosimilitud que aporta a nivel cinematográfico. Ha sabido utilizar los elementos de la escena a su favor y no ha sido en vano. Bravo.
Conclusión
Enterrados es una película que tiene una buena idea, pero que no termina de definirse. El intento de querer crear un entramado profundo y a través de un imaginario complejo, terminan por pasarle factura al no tener un buen desarrollo. Unas interpretaciones que acaban encumbrando a Joaquín Furriel, que es el único que brilla en su trabajo artístico. El guion tiene varios vacíos de sentido y eso acaba por dar un resultado mejorable. Un proyecto que podría haber sido más que interesante. Resultado irregular, pero que entretiene. Un buen acabado técnico y un cuidado de la imagen muy bien trabajado. A nivel técnico no se puede negar que se ha realizado un film más que notable. Una oportunidad aprovechada a medio gas.