Las obras de teatro tienen una vida extraña. Como las sinfonías, el público presente y vivo (es fundamental que esté vivo) es parte consustancial a su naturaleza en plenitud. Pero, a diferencia de aquellas, las obras de teatro están interpretadas por personas, y no por instrumentos adheridos a un intérprete. Al típico público medio que pueda viajar en el tiempo, un estreno de Bach hace trescientos años, a grandes rasgos, le suena igual que hoy en día.

Una obra de teatro, en cambio, está supeditada a la voz de quien la declame. Sea por vinculación cultural, porque el texto refiera al momento socio-cultural del propio actor, porque dos violines tienen la misma voz y un actor siempre luchará por la unicidad de la suya propia… quién sabe. Incluso, con frecuencia decimos: “¿quién va a hacer Cinco horas con Mario sino Lola Herrera”, o, “¿has visto el Hamlet de David Tennant?”, que ni siquiera es de David Tennant. La inmortalidad es una cualidad esquiva para las obras de teatro, en comparación con la música o la pintura.

Esto provoca un fenómeno paradójico en el arte teatral: que una obra esté en cártel en la Gran Vía por tercer año consecutivo y se haya representado más de cien veces, nos sorprende; a su vez, que una obra se haya estrenado en 2020, nos parece ayer. Las obras, al final, sólo importan durante un tiempo muy específico, el que va desde que se sube el telón hasta que cae. Pero éste, está irremediablemente afectado por el tiempo fuera del teatro, el tiempo de los actores, el tiempo del director, el de los técnicos y también el del público. La noche del año acaba de estrenar tiempo, porque acaba de estrenar equipo. Se incorporan, en los papeles de Lucía y Lito, Laura Oliver y Juan Barahona. Junto a ellos, permanecen Sara Herranz en el papel de Noe, y Víctor Páez como director de la obra, acaso el papel más importante.

Equipo de La noche del año
Foto del equipo de La noche del año (Carlos Acosta)

Entrevista al equipo de 'La noche del año'

Carlos Acosta / Cinemagavia: Lo primero que vi al entrar en la sala oscura fue a un montón de gente bailando, zarandeados por una música muy festiva. Ya se lo estaban pasando bien. Durante la obra, el público se parte de risa.

Consigue ser un divertimento ligero, frenético y optimista. Sin embargo, la tesis que defiende, a mi entender, es todo lo contrario. Es oscura, nihilista y descreída: los fundamentos tradicionales de las relaciones sociales y amorosas han muerto, hay que disfrutar de los placeres inmediatos de la vida.

Qué valoráis más en una obra en que participáis, ¿la risa del público y que disfruten, o dejar más claro la tesis que la obra defiende, por contundente y grumosa que sea?

Sara Herranz: Esta obra surgió cuando empezábamos a salir del confinamiento. El propósito con el que fue concebida era darle algo al público. En ese momento sólo teníamos problemas, malas noticias, dudas, miedo… queríamos que el público viniera para divertirse y, de forma segura, volver a vivir eso que echaba de menos.

Particularmente, considero que hay muchas obras con muchos mensajes distintos, pero no en todas queda claro y el público saca algo. Creo que en esta obra, el público sí saca algo, y eso es genial.

Víctor Páez
Foto del equipo de La noche del año (Opción Teatral Producciones)

El arte como trascendencia y salvación

Carlos Acosta / Cinemagavia: Según tú, ¿qué es lo que saca el público?

Sara Herranz: Creo que es el ejemplo de libertad que tienen estos tres personajes. Al final Lucía, que no quiere probar experiencias que creía peligrosas, las prueba y se queda con la sensación de que tal vez no estén tan mal. Estos personajes son se atreven a hacer cosas que en la vida, a veces, no hacemos por miedo a la posibles represalias. Sin embargo, ellos tres son libres.

Laura Oliver: Para mí, las obras con mensajes potentes hacen que éste llegue más fácilmente cuando pasa a un segundo plano. Con la excusa de ir a ver una obra que te entretenga, que implica estar ahí en ese momento, te llevas una lectura importante sin darte cuenta, sin ser consciente. Es después cuando te das cuenta, pero durante la obra has estado viviéndola. Creo que, el que la obra entretenga y que se transmita un mensaje comprensible, deberían ir de la mano, y creo que esta obra lo consigue.

Juan Barahona: Estoy de acuerdo, al fin y al cabo, como actores creo que preferimos en última instancia que el público se ría, lo disfrute, que entre, que esté. Luego si reflexiona sobre lo que ha pasado en el escenario, perfecto, lo hemos conseguido. Pero, si solo se ríe y participa estando durante la representación, personalmente yo ya me doy con un canto en los dientes. Han pasado una hora y media en que no han pensado nada más que en lo que pasa en el escenario, ni en sus problemas, ni en la pandemia… Y claro, como actores nos potencia muchísimo. En el escenario no hay una pantalla, el público es otro personaje más. Si no se lo pasa bien, yo tampoco lo disfruto.

Víctor Páez: En la sociedad hay muchos tabúes, y desde Opción Teatral siempre intentamos introducirlos en nuestras obras para poder luchar contra ellos. No es que seamos los únicos que hacemos teatro con vocación social. Pero creo que lo que nos diferencia es que metemos ese fin de compromiso en un teatro comercial, cosa que no suele ocurrir.

Creo que tenemos una obligación frente al público, en el momento en que nos subimos al escenario, de mostrarles algo que les nutra. Hemos de luchar por hacer del mundo un sitio mejor. Desde luego, considero que eso algo que la gente no suele hacer con teatro comercial, pero el público lo que consume es teatro comercial. Si no haces teatro comercial, no te acercas al público y no puedes transmitir tu mensaje.

Equipo de La noche del año
Foto del equipo de La noche del año (Carlos Acosta)

Ha nacido un género: socio-festivo

Carlos Acosta / Cinemagavia: No solo el texto de la obra habla de que no todo lo que damos por hecho es lo que parece, me da la sensación de que la obra en sí misma, en su conjunto, defiende esa idea.

Desde el título, La noche del año, pues el presente de la obra no es ni de noche. La gramática de la historia es totalmente un thriller, pues van reconstruyendo lo que ha pasado la noche anterior a partir de ciertos indicios o pistas. También parece un musical, pues está lleno de canciones, las cuales sin embargo no se cantan, ni hacen avanzar la trama.

En resumen, la obra parece que es muchas cosas que al final resulta no ser. Para vosotros, ¿a qué genero se adscribe principalmente esta obra?

Víctor Páez: ¡Que cada uno diga un género! (todos ríen).

Sara Herranz: La verdad es que no sabría definir el género de la obra. Ésta surge de cosas que a nosotros mismos nos gustan. Yo en otra vida tuve que ser una marica muy loca, y me encanta la música de los 2000’, esas cosas son parte de mí como persona, que están introducidas en la obra. Hay letras de las canciones que vienen a huevo para lo que sucede en la trama pero, ¿qué genero posee la obra? Diría loca, género loca.

Víctor Páez: Yo creo haber escuchado alguna vez “género erótico-festivo”, pues yo le quitaría el “erótico”. Esta obra es género festivo.

Laura Oliver: La obra es un festival en realidad.

Víctor Páez: ¡”Socio-festivo”! Que lo incluyan en la RAE (todos ríen).

Laura Oliver: Es verdad que, cuando la gente ve fotos de promoción, me preguntan: ¿qué es eso? ¿Un concierto? ¿Un musical? Y es cierto que la apariencia, la estética, es totalmente festiva.

Juan Barahona: Es que al final es muchas cosas a la vez. Es una comedia, por supuesto, la base es el humor. Pero también hay drama. Thriller, como hemos dicho… Al final eso es la vida, ¿no?

Víctor Páez
Foto del equipo de La noche del año (Opción Teatral Producciones)

La vida alterable

Carlos Acosta / Cinemagavia: ¿Creéis que así funciona la vida? ¿Qué las cosas nunca son lo que parecían ser?

Juan Barahona: Claro, por supuesto. Al final la vida es: yo me etiqueto como gay, pero a lo mejor mañana ya no lo siento. Es un poco tratar de romper con el inmovilismo, no pasa nada por cambiar. El claro ejemplo el personaje de Lucía, que cambia y acepta ese cambio. Tratamos de decir “no nos vamos a encasillar”, todo puede pasar, por eso es La noche del año, esa noche en que pasan cosas que no queríamos que pasaran, pero que hemos de asumir.

Laura Oliver: Al final, el lugar de donde surge tanto el drama como la comedia, es el cómo gestiona cada uno lo que le va pasando, y el cómo chocamos entre nosotros por ello. Somos como coches de choque, o el air hockey… ¡Que metáfora más absurda! (todos ríen). 

Equipo de La noche del año
Foto del equipo de La noche del año (Opción Teatral Producciones)

Una unión entre la obra y el público

Carlos Acosta / Cinemagavia: Pues, tomando la metáfora del air hockey, que es una referencia más o menos millennial, o al menos con la que nuestra generación puede verse representada…

Vuestra obra juega todo el tiempo con referentes de un estrato social muy concreto. Éste es, a grandes rasgos, gente de una edad determinada, ni muy jóvenes ni muy mayores, que capten las referencias a Paquita Salas, o a Aramis Fuster… Lo que crea una relación de intimidad con el público, ¿eso os ayuda a la hora de dirigir e interpretar?

Sara Herranz: Creo que le damos a la obra un enfoque fundamentado en a quién podemos representar, y a quién podemos llegar. Es cierto que está enfocada a lo que somos nosotros, fuera del escenario, pero también a un público de teatro diferente. La gente joven no va con frecuencia al teatro. Y este tipo de obras son las que pueden atraparles.

Víctor Páez: Eso es lo que buscamos, atraer a gente que no suela venir al teatro.  Y si nos tenemos que adscribir a una generación, estando el baby-boom, los millennials, la generación Z… ¿qué época es la nuestra en la obra? La del mamarracheo. Es una etapa que todos conocemos, la etapa mamarracha. Que yo creo que, de momento, no se va a volver a repetir. No habrá otra época como esa. Nosotros trabajamos la época mamarracha.

Laura Oliver: Claro y jugar con esos chistes y esos referentes, lo hacemos porque sabemos que va a funcionar, que el público se va a comunicar con ellos. Es posicionarnos al mismo nivel que el espectador, como establecer una conexión entre personaje y espectador al elogiar el mismo chiste. Es un lazo…

Juan Barahona: …¡un culto!

Laura Oliver: Eso es. Es un mismo entre los personajes y los espectadores.

Puedes leer nuestra CRÍTICA de La noche del año, con el equipo formado por Sara Herranz, Laura Oliver y Juan Barahona, pulsando AQUÍ.

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