Calixto Bieito ha causado sensación con Erresuma Kingdom Reino en Naves del Español en Matadero. El espectáculo teatral recoge las tragedias de William Shakespeare, mostrando algunos de sus parajes más importantes. Desde el 11 de marzo, José María Pou, Joseba Apaolaza, Lucia Astigarraga, Ylenia Baglietto, Ainhoa Etxebarria, Miren Gaztanaga, Iñaki Maruri, Koldo Olabarri, Lander Otaola, Eneko Sagardoy y Mitxel Santamarina se suben al escenario de la Sala Fernando Arrabal hasta el 10 de abril en Naves del Español, en Matadero.
Título: Erresuma / Kingdom / Reino Título original: Erresuma / Kingdom / Reino
Reparto: Joseba Apaolaza
Lucía Astigarraga
Ylenia Baglietto
Ainhoa Etxebarria
Miren Gaztañaga
Iñaki Maruri
Koldo Olabarri
Lander Otaola
José María Pou
Eneko Sagardoy
Mitxel Santamarina
Duración: 105 min. apróx. Dirección: Calixto Bieito Adaptación: Calixto Bieito Autor: William Shakespeare
Espacio escénico: Calixto Bieito
Diseño de vestuario: Ingo Krügler
Diseño de iluminación: Michael Bauer
Ayudantes de dirección: María Goiricelaya y Ane Pikaza
Ayudante de vestuario: Paula Klein Producción: Teatro Arriaga de Bilbao en coproducción con Teatro Español de Madrid, Teatro Principal de Vitoria-Gasteiz, Teatro Victoria Eugenia de Donostia y Muxikebarri de Getxo
Tráiler de 'Erresuma / Kingdom / Reino'
Sinopsis de 'Erresuma / Kingdom / Reino'
Erresuma Kingdom Reino muestra La historia de Inglaterra del siglo XV está marcada por la llamada "Guerra de las dos rosas", como se conoce popularmente a la Guerra Civil entre la Casa de Lancaster y la de York. Esa denominación se debe a que sus símbolos respectivos eran una rosa roja y una blanca, ambas herederas del rey Eduardo III y ambas aspirantes al trono.
Violencia y poesía, por Calixto Bieito. (TEATRO ESPAÑOL).
La herencia de la desgracia
Las tragedias de William Shakespeare se reúnen en Erresuma Kingdom Reino, una antología de dramas que captan a algunos de los reyes más conocidos de la monarquía británica. Así, Calixto Bieito realiza un análisis por cada una de las marcas negras que dejaron sobre estos monarcas. Para comenzar, se valora un uso del lenguaje musical y poético, en el que se puede ver el sello de Shakespeare, adaptado ante la acción de Bieito que ha escogido los diferentes parajes para representar a cada uno de sus personajes principales. Sin embargo, la intención no se halla en la búsqueda de una cohesión más unificada, sino que desea mantener un espíritu libre y lejos de una concepción estructural más concreta. En consecuencia, hay momentos en los que se extrae cierta desconexión entre unas partes y otras, llegando a la confusión entre los asistentes.
Sin saber exactamente cuáles son las intenciones del dramaturgo, puede ser que su deseo se base en narrar desde el desconcierto y que su impulso se guíe más hacia un abstracto. Por ello, hay que aceptar que las distintas concesiones artísticas se disfrutan, dentro de todo, si nos limitamos a la ejecución narrativa. El problema es que poco a poco va adquiriendo una violencia extrema que no obtiene ninguna justificación más que el mero escaparate de ese espíritu más rocambolesco. Con lo cual, llegado un momento, el espectador termina por rendirse ante una historia que no solo quiere ser incomprensible, sino que se excede en la gratuidad de los aspectos más desagradables de su dramaturgia. A pesar de ello, se comprende el puzzle de traiciones y cómo las tragedias de Shakespeare se identifican con ese sello vehemente en torno a la violencia. Aun así, no es suficiente para cautivar.
La agonía del éxtasis
Grandes rostros pintan el escenario de Erresuma Kingdom Reino, liderados por José María Pou y Eneko Sagardoy. En primer lugar, Sagardoy se encuentra estupendo, con una calidad actoral que muestra por qué es uno de los actores más potentes del panorama artístico actual. Su carta de presentación impresiona, a pesar de comprenderse su contexto, su forma de trabajar sobre las tablas es exquisita. Asimismo, Pou es una apuesta segura, ofreciendo una labor, aunque corta, extraordinaria y con una fuerza única. Después, Joseba Apaolaza afronta su trabajo con un estilo cautivador, atrayente y donde se entrega ante esta locura sin miramientos. Por lo que, a nivel actoral, brilla. Por su lado, Lucía Astigarraga se mueve por una línea menos visceral, aunque también tiene sus momentos. Sin embargo, hay partes en las que se queda en un segundo plano ante la fiereza de sus compañeros.
Ylenia Baglietto interpreta con auténtica contundencia, navega por ese universo abstracto con un detalle y cuidado en cada uno de sus pasos. El movimiento, el cuerpo, la expresión facial, las manos… Hace uso de todo ello para impactar sobre el espectador, que termina por encumbrar su trabajo en esta obra en las últimas escenas. También es una maravilla Ainhoa Etxebarria, que conmueve con un personaje complejo y que requiere un sufrimiento sobre las tablas, que desarrolla en su totalidad. Para quitarse el sombrero. Luego, Miren Gaztañaga y Lander Otaola se sumergen en la propia idiosincrasia de sus personajes, haciendo de la locura, la verosimilitud, lo que indica un resultado positivo. Por otra parte, Iñaki Maruri y Mitxel Santamarina cumplen fervorosamente y siguen el tono marcado en la ambientación de la propia obra. Koldo Olabarri sorprende en varias de sus escenas, pero termina en un perfil menos efectivo.
Que brote
Uno de los problemas que hay en Erresuma Kingdom Reino es la falta de concreción en la finalidad de este conglomerado sangriento, desagradable y confuso. Por un lado, la construcción emerge desde una magnitud bien planteada, con unos colores blancos que incitan al desasosiego, a una paz mental quebrantada. Pronto, se añade un uso del audiovisual que no tiene mayor sentido, que mostrar imágenes que marchan por su lado. Esa locura va transgrediendo los elementos más clásicos, lo cual podría haber sido una oportunidad para poner toda la carne en el asador. Sin embargo, el error que se haya en su puesta en escena es no saber cuál es la línea argumental real de lo que se quiere presentar, dado que hay momentos que no solo son desagradables, sino que se exceden en el tiempo y terminan por ser reiterativos.
Por ende, el uso de la violencia se convierte en un leitmotiv que acaba por querer incomodar al espectador, llevándolo al límite. En consecuencia, puede haber una parte importante del público que se sienta violentado, mientras que otra se pregunte varias veces a dónde se quiere llegar con esta artesanía teatral que hay sobre las tablas. Desgraciadamente, tras terminar el montaje al completo, incluso buscando anclajes que puedan emerger desde el sentir, la revelación no produce el golpe de efecto esperado. Hay experimentos teatrales que retan los límites del género, ofreciendo grandes reflexiones en torno a ella, pero, en este caso, el contenido se pierde en una forma excesiva y grotesca. Sería interesante descubrir cuál es el germen del proyecto y cómo se deriva ante este barco que llega a un puerto chocante e impreciso.
Conclusión
Erresuma Kingdom Reino es una propuesta que se deshace de cualquier estructura concreta, para ir a lo abstracto, grotesco y violento. Sin embargo, ese torrente eleva el nivel al máximo sin una justificación y coherencia interna, que haga llevar al espectador ante una vorágine incomprensible, pero efectiva. En consecuencia, ese aspecto impreciso termina por conquistar la obra en su totalidad, dejando un montaje que se excede en la tensión generada y en la gran carga sangrienta gratuita que ofrece. A pesar de ello, el reparto realiza una labor entregada y no ponen ningún reparo en ir hasta el final en esta locura. La propuesta escénica muestra su potencial, pero sigue deambulando y sucumbiendo a una idiosincrasia incómoda y difícil de presenciar. En nombre del arte es importante transgredir, ir más allá de los límites, pero esta obra lo hace quedándose en un limbo existencial excesivamente difuso.
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