Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March celebran el estreno de El caballero avaro, considerada como una de las obras de Rachmaninoff mĆ”s oscuras. Dirigida por Alfonso Romero, la dirección musical corre a cargo de Borja MariƱo. AdemĆ”s, el libreto original estĆ” basado en "PequeƱas tragedias", uno de los clĆ”sicos rusos de Alexandr Pushkin. En esta ocasión, este espectĆ”culo busca crear enlaces entre la avaricia, como pecado capital, y la creptomanĆa. Se podrĆ” disfrutar el 25, 28, 1 y 2 de octubre en la Fundación Juan March. DespuĆ©s, el 27 y 29 de septiembre y 3 de octubre habrĆ” representaciones para el pĆŗblico infantil. Asimismo, el 28 de septiembre se transmitirĆ” por Radio ClĆ”sica (RNE) en directo y tambiĆ©n por el Canal March, YouTube y RTVEPlay.
Estreno de 'El caballero avaro'
La Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela presentaron el 20 de septiembre el estreno de El caballero avaro, ópera en un acto de Sergei Rachmaninoff basada en la obra homónima de Alexandr Pushkin. Se ofrecerĆ”n cuatro funciones en la sede madrileƱa de la Fundación, los dĆas 25 y 28 de septiembre y el 1 y 2 de octubre, para las que podrĆ”n solicitarse entradas de forma gratuita.
Esta coproducción consolida el ciclo Teatro Musical de CĆ”mara, siguiendo la estela de otros tĆtulos rusos y raramente representados, como āMavraā, de Ćgor Stravinski (2016), y āMozart y Salieriā, de Rimsky-Korsakov (2017). āEl caballero avaroā constituye asĆ una ocasión para acercarse a una gema desconocida y oscura en la obra de Sergei Rachmaninoff. Se trata de su segunda ópera, gĆ©nero en el que el compositor ruso se prodigó en tan solo cuatro ocasiones en su carrera. De atmósfera oscura y angustiosa, la trama refleja las consecuencias de la avaricia en una patológica relación paternofilial ambientada en la Europa medieval.
Matices y perspectivas
Con un libreto basado en una de las āPequeƱas tragediasā de Alexandr Pushkin (1799-1837), el estreno de El caballero avaro sondea las profundidades de la psicologĆa de los dos protagonistas: un padre rico y tacaƱo y un hijo despilfarrador y codicioso, que se endeuda para financiar su afición al juego. En el texto de Pushkin, de matiz moralista, el pecado capital de la avaricia y una espiral de conspiraciones terminan destruyendo a ambos.
Esta coproducción entre el Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March cuenta con la dirección musical de Borja MariƱo y la dirección escĆ©nica de Alfonso Romero. Si bien Rachmaninoff quiso musicalizar de forma rigurosa el texto de Pushkin, ambientado en la Edad Media, la representación en el auditorio de la Fundación Juan March busca crear puentes entre dos visiones: la de la avaricia como un pecado capital y su rostro moderno, la de una patologĆa de la mente.
Un trasfondo oscuro
Los tintes psicológicos y oscuros que esta nueva entrega de Teatro Musical de CĆ”mara destaca estuvieron presentes tanto en la confección del texto como en su musicalización, aƱos despuĆ©s. Alexandr Pushkin ideó sus āPequeƱas tragediasā en un contexto convulso: encerrado por una epidemia de cólera que obligó a retrasar su boda, en 1830. Tras retratar los conflictos entre la avaricia enfermiza del padre y las sĆŗplicas de su hijo, se vio obligado a inventar que el texto era una adaptación y no una obra original. Lo hizo por miedo a alimentar incómodas comparaciones con su propio padre, que habĆa dilapidado la herencia familiar.
Sergei Rachmaninnoff tambiĆ©n conoció la carga de vivir en la pobreza con un nombre aristocrĆ”tico. Su padre habĆa derrochado su dinero y, antes de alcanzar la fama, tuvo que mantenerse impartiendo clases de piano. Escribió esta ópera en 1906 bajo el hechizo de āEl anillo del nibelungoā, que habĆa visto en Bayreuth en su viaje de novios, y utiliza el novedoso mĆ©todo de orquestación wagneriano para evocar a personajes, ambientes y seres inanimados ācomo la oscuridad del sótano o el fulgor de las monedas de oro, quizĆ” un homenaje al anillo que hila la tetralogĆa wagnerianaā. Su personal lenguaje musical le permite recrear una atmósfera oscura y angustiosa, sorteada de oleadas emocionales, que aleja esta obra de los cauces de la ópera tradicional.
De la avaricia a la creptomanĆa
Aunque la ópera estĆ” ambientada en la Europa medieval, su director de escena, Alfonso Romero, ha creado una propuesta que tiende puentes entre pasado y presente, entre el concepto de avaricia como pecado capital y la creptomanĆa, esa obsesión patológica por el dinero que provoca que la persona descuide cualquier otro aspecto de su vida. āLa idea de avaricia como pecado trasciende hacia un concepto mĆ”s moderno de trastorno psicológico āexplica Romeroā. [El padre] ha construido otra armadura, tosca y primitiva, pero de oro puro. Este sĆmbolo externo de poder es utilizado en su ritual casi erótico para su disfrute Ćntimo y secreto. Pero su trastorno mental hace que desee una unión mĆ”s profunda con el pesado metal. Necesita literalmente que el oro penetre dentro de su cuerpo, que sea parte de su fĆsico en una suerte de dismorfia enfermizaā.
El pasado, la tradición y la visión moralista y aleccionadora de la avaricia como pecado capital se representan sobre el escenario en un trĆptico medieval que hace referencia al universo medieval ideado por Pushkin. La escenógrafa Carmen Castañón sitĆŗa el trĆptico en el centro de un cajón negro que ocuparĆ” el escenario del auditorio, a medio camino entre la solemnidad del museo y la sobriedad del expositor aterciopelado de una joyerĆa. Ese espacio negro mate tendrĆ” distintas alturas en las que lucirĆ”n ācomo joyas brillantesā los cantantes y estarĆ” enmarcado por 12 pantallas sin marco, en las que se proyectarĆ”n los dibujos a carboncillo del proyeccionista Philipp Contag-Lada.
El paso del tiempo
El reparto estĆ” conformado por el barĆtono ucraniano Ihor Voievodin en el papel del Barón, el tenor Juan Antonio Sanabria como Albert, el hijo del aristócrata, el barĆtono Isaac GalĆ”n como El duque, el tenor Gerardo López como El prestamista y el bajo Javier CastaƱeda como IvĆ”n El sirviente.
El transcurso de un siglo nos permite ver ahora con una mirada nueva esta obra raramente representada y merecedora de ser reconocida. Como afirma Marina Frolova-Walker en las notas al programa, se trata de una obra que ānos traslada a la esencia de Rachmaninoff como compositor, y, tambiĆ©n, como ser humano. La intensidad elemental de sus oleadas emocionales y su absoluta oscuridad ocultan no sólo sus cĆ”lculos minuciosos, sino tambiĆ©n su compasión. A pesar de que sus personajes no despiertan empatĆa, esa compasión acaba impregnando nuestros corazonesā.
No te pierdas el estreno de El caballero avaro desde el 25 de septiembre en la Fundación Juan March.
FUENTE DPTO. DE COMUNICACIĆN DE TEATRO DE LA ZARZUELA
Ćnete a nuestro CANAL DE TELEGRAM