"Evan Wood": La esperanza del regreso

Evan Wood muestra cómo una joven escritora en busca de inspiración se encuentra indagando en su vida olvidada después de la noticia del fallecimiento de su abuela. (AMAZON PRIME VIDEO).

El amor fraternal como antídoto

Niki Byrne se embarca en su primera película con Evan Wood, una historia en la que se combinan los lazos familiares con el oscuro mundo de las drogas. El guion de Alejandro López y Charlotte Louise Spencer relata el regreso de una joven escritora, quién tras la muerte de su abuela vuelve a su ciudad natal. A raíz de ese encuentro con su pasado, heridas del presente hacen acto de presencia. Por un lado, se valora positivamente una exposición de la adicción fuera del ámbito de la fiesta, sino desde un trauma psicológico y la dificultad de salir de ello. Asimismo, se presenta una cotidianidad que se aprecia sobre todo en la relación entre los dos hermanos, lo cual, es, sin duda, el mejor punto de la película. Por lo que, hay esa luminosidad que da contraste al film.

También hay que aplaudir que se llegue a un final que permite al espectador ser quién complete la historia, dado que el progreso del personaje de Evan muestra una realidad compleja y profunda, que va más allá de los hechos concretos. Sin embargo, la película no se permite ir más allá en las personalidades de sus personajes, lo que hace que se comprendan sus motivaciones, pero no termina de encandilar todo lo que pudieran. Además, la trama romántica termina por decantarse por una estructura que se repite en este tipo de relaciones amorosas, lo que resta al efecto humano de las drogas. También se conoce algo del contexto familiar, pero termina por convertirse en algo más circunstancial que vital, lo que lleva a no sentir que se haya ahondado más narrativamente. Una historia agradable que tiene sus luces y sombras.

Una escritora y sus circunstancias

Charlotte Louise Spencer lidera el reparto de Evan Wood, como Rachel, la joven escritora que vuelve al hogar familiar. Durante las primeras secuencias, Spencer no logra arrancar y se mantiene en una pomposidad que resta verosimilitud a su papel. No obstante, en el primer encuentro con su hermano, en la ficción, remonta y se ve una actuación tierna y emocional. Gracias a ello, su progreso se mantiene de una forma positiva, explorando una luz que otorga humanidad a su trabajo. Después, Alex Sorian Brown tiene el reto de interpretar al propio Evan Wood, con esa dicotomía y contradicciones que viven las personas adictas a estupefacientes. Brown cumple y supera el reto, viéndose ese contraste entre situaciones. Incluso, hay que mencionar que hubiera sido interesante mantenerlo más tiempo en pantalla, para poder seguir disfrutando de los distintos matices que otorga a su personaje desde su trabajo interpretativo.

Trevor Stines se convierte en el interés amoroso del film. Desde su primera escena se ven las intenciones del actor por aportar esa timidez inocente, pero no logra ir más allá de esa primera impresión. Es cierto que no ayuda la concepción de su trama en el guion, pero su actuación se mantiene en un solo tono, lo que provoca que no haya mayores sorpresas de las que se muestran en un inicio. Por otro lado, Amy Walker está espléndida, uno de los mejores trabajos de la cinta, con una sinceridad ante la cámara brillante. No solo transmite esa cercanía familiar, sino que de una manera sutil y elegante muestra esa preocupación interna y el desasosiego de las circunstancias. Para terminar, Rylee Marshall, aunque excesiva en algún momento, convence y se queda en la retina del espectador por un personaje tan extremo.

Volver

Una de las partes más agradables de Evan Wood es la utilización de espacios exteriores en varias de sus escenas. Ese color de los típicos pueblos estadounidenses otorga una paz, que cautiva visualmente por la calidez con la envuelve la escena. Con lo cual, hay que aplaudir la elección de mantener estos espacios para algunas de las secuencias claves, como la conversación de desahogo entre Evan y Rachel. Por otra parte, hay que valorar el gran esfuerzo de la producción, quién a pesar de no contar con un presupuesto elevado, el resultado rezuma profesionalidad por todos lados. Por lo cual, hay calidad en su imagen, lo que indica una labor excelente de la dirección de fotografía. También hay que destacar que la dirección de arte haya sabido sacar partido a algunos de los enclaves principales, sobre todo el hogar familiar de los Wood.

El montaje apuesta por un ritmo agradable, que discurre sin excesivos picos de emoción. No obstante, hay escenas que cumplen con esa intención de no mantenerse en un solo tono, lo que da dinamismo a la película. Hay secuencias que podrían tener una organización diferente, como aquella en la que se ve el consumo de drogas de Evan con sus amigos, dado que, al encontrarse en un discurso sobre el recuerdo, puede causar cierta confusión al principio. Aun así, también hay partes donde se gestiona muy bien la energía, como la discusión en el Día de Acción de Gracias. En definitiva, es un buen debut de Niki Byrne, quién ofrece una película con un mensaje importante y una envoltura que muestra un potencial que puede seguir evolucionando sin problemas en sus siguientes films.

Conclusión

Evan Wood aborda el mundo de las drogas y los lazos familiares, a través de un relato agradable y cotidiano. Su punto más fuerte es la relación entre los hermanos Wood, viéndose ahí esa ternura mezclada con oscuridad. Sin embargo, se echa en falta que haya más profundidad en su temática principal, al ser una problemática con varias aristas. A nivel interpretativo, Charlotte Louise Spencer evoluciona de forma ascendente. Después, Alex Sorian Brown y Amy Walker son los mejores trabajos del film, con una humanidad espléndida. A nivel técnico, destacan las localizaciones exteriores y un cuidado por la imagen y el sonido, a pesar de tener un presupuesto más limitado. Una reflexión sobre la dificultad de vivir la adicción de cerca, que gana en el vínculo fraternal, siendo un debut placible.

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