Exit es una serie noruega que ha sido motivo de gran escándalo en el país escandinavo. El motivo no es otro que reflejar la degeneración moral, y a todos los niveles, de parte de los grandes financieros de alta sociedad nórdica. En Noruega la serie ha sido un éxito, siendo incluso premiada en el prestigioso festival Series Mania, celebrado en Lille. Se trata de una producción de Fremantle Media y Nordvision, que ha sido distribuida por la NRK (la televisión pública noruega).
En algunos aspectos formales y temáticos ha sido comparada con El lobo de Wall Street (2013). En España se podrá ver en la plataforma Filmin a partir del 10 de marzo. La serie consta de una temporada de 8 episodios de 30 minutos de duración.
Crítica de 'Exit'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Exit
Título original: Exit
Reparto:
Simon J. Berger (Adam Veile)
Pål Sverre Hagen (William Bergvik)
Tobias Santelmann (Henrik)
Jon Øigarden (Jeppe Schøitt)
Agnes Kittelsen (Hermine Veile)
Año: 2019
Duración: 30 min.
País: Noruega
Director: Øystein Karlsen
Guion: Øystein Karlsen
Fotografía: Pål Bugge Haagenrud
Música: David Nagler, Steve Wynn
Género: Drama
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'Exit'
Sinopsis
Cuatro amigos, Adam, William, Henrik y Jeppe, buscan una vía de escape para su rutina diaria. Los cuatro son empresarios de enorme éxito y comparten su trastorno narcisista y la necesidad de mantener las formas de cara a la galería mientras dan rienda suelta a su compulsivo deseo de sexo, violencia y drogas. Seguimos sus vidas en sus lujosas mansiones, sus oficinas en edificios altísimos, sus residencias vacacionales, en Noruega o en el extranjero, y sus fiestas salvajes. (Filmin España)
Dónde se puede ver la serie
Los cuatro depredadores
La trama de Exit se centra en la vida de cuatro empresarios noruegos de gran éxito. Se nos avisa desde el principio de que la serie está basada en hechos reales, a través de unas entrevistas realizadas en 2017. Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de ver Exit es que no es una sucesión ininterrumpida de orgías y vicios bestiales. La comparación que ha recibido con El lobo de Wall Street hay que matizarla en su justo grado. Exit, sobre todo inicialmente, nos muestra retazos vitales de estos cuatro tiburones de las finanzas con un tempo casi lento, bordeando el tono semidocumental. De hecho, los primeros cuatro episodios comienzan como una entrevista.
No obstante, la imágenes perversas y orgiásticas acaban llegando. Algunas de ellas son realmente provocadoras, pero aparecen con control y tiento. De hecho, así el impacto es incluso mayor. La primera imagen general que tenemos de los cuatro empresarios podría parecerse a la de Los amos del universo que mencionaba Tom Wolfe en su novela La hoguera de las vanidades. Con este término definía Wolfe a los brókers ochenteros, poderosos y millonarios, que caminaban como si el mundo fuera suyo. Con total impunidad, como si cualquier ley o costumbre no fuera para ellos. Esa es nuestra primera impresión para con los protagonistas, arrogancia e impunidad.
Manteniendo la fachada
Nuestros cuatro antihéroes en Exit son Adam, William, Henrik y Jeppe. Adam (Simon J. Berger) está inmerso en un matrimonio que va incubando infelicidad hasta que poco a poco se manifiesta inevitablemente. Es frío, manipulador, arrogante y un obseso del control sobre situaciones y personas (sobre todo su mujer). Humilla en no pocas ocasiones a su esposa Hermine (Agnes Kittelsen) hasta niveles de maltrato psicológico. Por supuesto, Hermine no conoce la vida oculta de su marido, condimentada con drogas, alcohol y prostitutas. La falta de hijos es una losa que dará que hablar en su devenir.
William (Pal Sverre Hagen) sigue un patrón parecido al de su amigo, pero tiene una relación más íntima con su familia (incluyendo hijos). Pero no más sincera, para él las mentiras y los excesos son moneda de cambio común. Sin embargo es a William a quien más le pasa factura este tipo de vida. Será más inestable y vislumbra pronto el abismo.
Henrik (Tobias Sentelmann) y Jeppe (Jon Øigarden) quizá sean los más cínicos, que ya es decir, de los cuatro. Para ellos, particularmente su estatus, se debe a una especie de darwinismo social que les habilita a mirar de soslayo o, si llega a darse, humillar y maltratar a quienes les importunen. Exit, por lo tanto, reune a un grupo de elementos representativos del neoliberalismo en general, y de la sociedad noruega en particular para hacer una crítica al estilo escandinavo: concienzuda y gélida.
Morir de éxito
Para disfrutar plenamente de Exit hemos de acomodarnos a su ritmo. Los cuatro primeros episodios son una detallada presentación de los personajes y sus perversiones. Se consigue a través de situaciones íntimas en familia (a menudo incómodas), vicisitudes laborales y, sobre todo, en peculiares reuniones de amigos. Para ello, nuestro cuatro protagonistas, tienen un lujoso apartamento compartido en Oslo, que usan a modo de picadero. De todos estos retales de vida observamos que detrás del éxito hay una terrible sensación de hastío, de aburrimiento existencial que solo puede ser vencido a base de depravación.
Cada uno de los cuatro primeros episodios de Exit tienen el nombre de los cuatro empresarios. Queda claro que se trata de una presentación. Adam se muestra cruel con su mujer Hermine. William tras una serie de malas decisiones ve su vida amenazada por unos hampones. Henrik y Jeppe tienen una habilidad especial para disimular su mezquindad y nos generan un plus de antipatía. Aunque el ritmo sea parsimonioso, en forma de ráfagas nos llegan explícitas imágenes de sexo, violencia e ingesta de drogas. Y es que, dentro de sí, esta vida de amos del universo lleva consigo el germen de la decadencia.
Hacia el abismo
Dos subtramas, que se nos habían presentado inicialmente, empiezan a coger cuerpo en los cuatro último episodios hasta formar la parte principal de la serie. Se acabaron las presentaciones y comienza la caída. William debe dinero a gente peligrosa después de haber invertido mal y dos matones le acechan. Hecho del que no están exento sus amigos. La situación entre Adam y Hermine se enrarece a marchas forzadas debido a las trapacerías de él para evitar tener hijos, llegando a situaciones realmente violentas.
El tratamiento de estas dos tramas es desigual. La de William y los matones aporta un matiz de thriller (más o menos) que no conjuga bien con el concepto general de la serie, guardando además el mayor giro argumental. Por su parte, los problemas domésticos de Adam alcanzan una intensidad inquietante. Las escenas que comparte con Hermine alcanzan un notable grado de dramatismo que se irá retorciendo más y más. Esta parte de la historia es más armoniosa, y aunque algunas veces se encuentra cerca la frontera del dramón, Exit nunca la rebasa. La participación de Jeppe y Hendrik no hace sino añadir más sordidez. En general, podemos decir que la primera mitad de la serie está mejor desarrollada y divaga menos, si bien el tramo final guarda varios ases en la manga.
Cómo ser un degenerado
Las actuaciones de Exit cumplen a la hora de mostrar la idiosincrasia de los personajes. Samuel J. Berger, en su papel de Adam, a base frialdad y laconismo nos llega a parecer alguien realmente peligroso, sin necesidad de aspavientos se nos muestra perfectamente su aterradora capacidad de control y manipulación. Pal Sverre Hagen tiene un desempeño más expresivo, doloroso y desequilibrado. Lo que es una buena representación de William, el personaje, más inestable mentalmente. La actuación es remarcable porque lo consigue sin aspavientos ni sobreactuaciones.
Tobias Sentelmann y Jon Øigarden, en sus respectivos papeles, de Henrik y Jeppe, muestran el lado canallesco químicamente puro. En el caso de Jeppe a veces se bordea el histrionismo, sin duda es el personaje más expresivo y debe rayar a esa altura. Tobias Sentelmann se desenvuelve con aires de dandy algo lánguido. Es muy destacable el papel de Agnes Kittelsen en su encarnación de Hermine, consiguiendo que sintamos su intenso y claustrofóbico drama interior.
Estos personajes se nos presentan con una factura sencilla, con una presencia de cámara cercana al estilo invisible clásico. Recordemos que hay algo de documental. Las decisiones más arriesgadas se toman en los momentos de las violentas orgías, pero no son muy numerosos y están tratados con buen gusto.
Conclusión de 'Exit'
Exit es la certificación de la miseria moral de ciertos sectores de las altas finanzas noruegas donde no es difícil ver una sensación de universalidad extrapolable al ultraliberalismo en general. Tiene el mérito de transmitirnos una notable cantidad de sordidez sin demasiadas filigranas y de una forma perfectamente calculada. Se trata de una serie inteligente, que si bien no guarda cierto equilibrio en algunas de las subtramas, nos llevará inevitablemente a ciertas reflexiones morales. El secreto está en amoldarnos al ritmo de la serie y en nuestra capacidad de soportar las miserias de los personajes.
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