El pasado 1 de octubre se estrenó en La Sala, en Madrid, Frágil, obra de Karoo Teatro. Esta pieza escrita por Daniel Dimeco abordan la tercera edad, utilizando un lenguaje poético. Además, tratan temas como la soledad, la frustración y la pérdida, tanto personal como colectiva. Para ello, cuentan con Shandra Sánchez Ródenas y Jaime Moreno Veas como principales protagonistas, sin florituras, solo con su cuerpo para realizar una transformación y viaje vital con los espectadores. Se podrá disfrutar hasta el 29 de octubre en La Sala.
Duración: 60 min. apróx. Dirección: Daniel Dimeco Dramaturgia: Daniel Dimeco Escenografía: Karoo Teatro Vestuario:Carmen Garrido Diseño de luces y sonido: Trini León Ayudante de dirección: Raquel Domenech Cuerpo y movimiento: Sergio Jaraiz Documentación: Carmen Garrido Fotografía: Lucía Bailón Diseño de cartelería: Karoo Teatro Asesoría: [ los números imaginarios ] Producción: Karoo Teatro
Tráiler de 'Frágil'
Sinopsis de 'Frágil'
Frágil es una obra que nos presenta a Bautista y Virginia, un matrimonio de ancianos que acaba de mudarse a una vieja casa situada en un pueblo quieto, en mitad de la nieve. A ella se le dibujan arrugas en las manos y se le espesa la memoria. A él se le encorva la espalda y los pasos se le vuelven lentos persiguiendo un sueño cada vez más difuso. Ambos están en el último círculo de la existencia, un lugar enmarañado como el jardín que les rodea, mientras observan al perro Minetti comiéndose las flores. (LA SALA).
El paso de la vida
Daniel Dimeco aborda en Frágil una de las etapas más interesantes en el ser humano, como es la vejez. Por tanto, su retrato se focaliza en un matrimonio de edad avanzada, la cual tiene tras de sí un legado emocional, personal y nostálgico que comienza desde una vertiente tierna. Sin embargo, Dimeco no se queda en dicha capa, la cual sería la más fácil de utilizar para causar empatía con sus personajes, sino que va más allá y explora las cuentas pendientes y las rencillas del pasado. Además, realiza un análisis sobre el trauma desde una vertiente humana, lo que conlleva a que las acciones de sus personajes no se mueven dentro de lo políticamente correcto. Por ende, hay actitudes que son reprobables, que tiene cierto aroma machista, pero que, por el contexto en el que se realizan, exponen una realidad como tal.
No es fácil confeccionar personajes que se equivocan, a ojos del propio espectador se convierten en sus propios antagonistas, lo que hace que sea una decisión arriesgada y aporta un cariz de humanidad importante. Asimismo, desmitifica el concepto de fragilidad en torno a la tercera edad, dándole una visión más amplia. Con lo cual, el público comprende que la fragilidad viene a cómo va afectando el paso del tiempo, cómo las heridas de aquello sin resolver se enquista de una manera que deja Al dolor salir sin filtro. A primera vista, el relato podría no coincidir con lo que se pudiera esperar en un primer momento, pero ahí está la sorpresa. Dimeco no busca complacer, sino entablar una reflexión. Únicamente, puede haber momentos en los que se siente que se vuelve estático en lo que sucede en el escenario, como con las repeticiones.
El ritual del personaje
Uno de los puntos más comprometidos con la obra Frágil es la preparación de su elenco actoral, los cuales ya se encuentran sobre escena una vez el espectador entra en la sala. Shandra Sánchez Ródenas y Jaime Moreno Veas son los encargados de protagonizar esta pieza. Ambos se preparan minutos antes de dar comienzo la función, realizando un ritual que tiene un aroma de misterio, es cautivador ver cómo van orientado su labor hacia el movimiento. Por lo cual, la importancia de la gestualidad es imprescindible, algo que ya se deja patente desde el inicio del espectáculo. La intención es clara: la búsqueda de la transformación del cuerpo, convirtiendo al actor en un viaje vital acelerado para incorporar el detalle de la gestualidad como algo natural. Lo realizan, siendo un aspecto a destacar, aunque no acapara toda la atención del trabajo dramático.
De forma individual, Shandra Sánchez Ródenas realiza una interpretación que se basa en una ternura frágil, como su propio título. Por ende, se crea una conexión especial, el espectador plantea un vínculo de protección rápidamente. Como se ha mencionado antes, su baza más prominente es su labor expresiva, sobre todo el cuerpo, obteniendo un resultado brillante. Tal vez, se eche en falta equilibrar otros parámetros como los registros de voz y la expresividad facial. Después, Jaime Moreno Veas pisa con fuerza la escena, se ve una presencia escénica bien planteada, lo que le permite no solo ser, sino también estar sobre las tablas. Además, lo adereza con un carácter que le otorga cuerpo a su labor dramática. La concentración sobre su manera de moverse sobre la escena es absoluta, un indicativo de su compromiso con la obra.
Luces y recuerdos
La propuesta escénica de la obra Frágil se lanza hacia una disposición más minimalista, ofreciendo una experiencia distinta al espectador. Por ello, el orden de las butacas se aleja de la convencional, formando un círculo en el que se produce la acción dramática. Así se adorna la escena con un conjunto de luces, que llevan una configuración cálida, transmitiendo esa sensación al espectador. Además, una de ellas destaca por encima de las demás, siendo la metáfora que vertebra el recuerdo. La forma de diferenciar los dos espacios, dentro y fuera del hogar, es un acierto, dando mayor dinamismo y pudiendo separar el enfoque personal, humano, el recuerdo, frente a la visión externa. Luego, no se utilizan demasiados objetos, pero los que sí aparecen en escena, toman su sentido con lo que se ve sobre las tablas.
El vestuario elegido resulta plausible, no impresiona, pero cumple con su labor sobre el montaje. Por otra parte, el ritmo de la pieza consigue tener momentos de gran emotividad, así como de humanidad. Se extrae ese sentido de lo personal, lo que permite que de forma artística se vea cómo cumplen elementos como el espacio sonoro o la reiteración como leitmotiv de movimiento. Sin embargo, se producen ciertos puntos en los que decae algo del dinamismo expuesto. El conflicto puede surgir en que el enganche se difumina y los asistentes pueden desconectar de lo que se narra temporalmente. Aun así, el conjunto es interesante, ha habido una dirección coherente, que ha sabido cohesionar los distintos elementos para establecer una personalidad ante la obra que sigue su cauce. Por último, los saludos finales es una estrategia diferente, que aunque vista en otros montajes, puede sorprender a algún miembro del público.
Conclusión
Frágil es una obra que explora la tercera edad desde una vertiente que va más allá de lo aparente. Este cariz personal y humano logra que las imperfecciones de sus personajes expongan una realidad más cercana que la idealización de dicha etapa vital. Asimismo, cuenta con dos actores muy comprometidos, los cuales realizan una labor con el cuerpo magnífica. A nivel técnico y artístico, se propone una estructura minimalista, que cumple con su cometido. Únicamente, habría que vigilar los momentos en los decae algo el ritmo, para evitar que el espectador pudiera desconectar momentáneamente. Una visión de mirar atrás en un espectáculo tierno, coherente y con matices muy bien cuidados.
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