En un panorama cinematográfico saturado de reboots, secuelas y franquicias multimillonarias, a veces surge una película que nos recuerda que no todos los filmes están hechos para el gran público. Fritos a balazos, la última obra del director Edward Drake, es precisamente una de esas producciones. Con un título que ya sugiere un caos deliberado, este largometraje se aventura en el terreno del cine de acción de bajo presupuesto con la promesa de una experiencia tan caótica como su nombre. La pregunta, sin embargo, es si esta promesa se traduce en una cinta digna de ser vista, o si, por el contrario, nos encontramos ante un desastre que se consume a sí mismo. Estreno el 12 de septiembre de 2025 en salas de cine españolas.



Fritos a balazos

Crítica de 'Fritos a balazos'

Ficha Técnica

Título: Fritos a balazos
Título original: Guns Up

Reparto:
Kevin James (Ray Hayes)
Christina Ricci (Alice Hayes)
Luis Guzmán (Ignatius Locke)
Francis Cronin (Danny Clogan)
Kelly Landry (Diane Davidson)
Maximilian Osinski (Antonio Castigan)
Timothy V. Murphy (Lonny Castigan)
Kelly Lynn Reiter (Aurora)
Solomon Hughes (Ford Holden)

Año: 2025
Duración: 92 min.
País: Estados Unidos
Director: Edward Drake
Guion: Edward Drake
Fotografía: Brendan Galvin
Música: Gerry Owens, Aoife O'Leary
Género: Acción. Comedia
Distribuidor: Diamond Films España

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Tráiler de 'Fritos a balazos'

Sinopsis

El cómico Kevin James y la icónica Christina Ricci protagonizan esta divertidísima comedia de acción en la que un expolicía y padre de familia, que ha trabajado en secreto para la mafia, ve su vida y la de los suyos amenazada. Cuando un nuevo jefe en la banda se hace con el poder, tendrá una noche para sacarlos de la ciudad, viéndose envueltos en un caótico tiroteo lleno de adrenalina. (Diamond Films España)

Dónde se puede ver la película en streaming



Un cóctel mal mezclado

Fritos a balazos intenta ser esa película gamberra que mezcla acción y comedia en clave de serie B, pero lo cierto es que el resultado se queda a medio camino de ambos géneros. La tensión narrativa debería ser explosiva, con la familia atrapada en una noche infernal donde cada minuto cuenta, sin embargo, la película no consigue mantener esa sensación de urgencia.

El guion parece empeñado en enredar la trama con giros previsibles y diálogos que buscan ser ingeniosos, pero rara vez lo logran. Se siente como una parodia involuntaria de películas de acción de los años 90, aunque sin la chispa ni el carisma necesarios para enganchar al espectador. Lo que podría haber sido un divertido festival de excesos se convierte en una sucesión de escenas sin demasiado impacto emocional ni narrativo.

Fritos a balazos película

El timón perdido

Edward Drake demuestra aquí que tiene clara su intención, hacer un producto rápido, entretenido y con estética de videoclub. El problema es que la ejecución carece de consistencia, la dirección de las escenas de acción es torpe, con coreografías mal resueltas, cortes de montaje abruptos y una puesta en escena que no transmite ni dinamismo ni tensión. Es como si Fritos a balazos quisiera ser trepidante pero se quedara sin energía a los pocos minutos de arrancar.

En lo que respecta al tono, la mezcla de acción y comedia nunca termina de cuajar, hay momentos en los que la película parece reírse de sí misma, pero enseguida vira hacia un drama familiar impostado que rompe el ritmo. Esa falta de cohesión convierte a Fritos a balazos en una obra irregular, incapaz de sostener su propia premisa más allá de la idea inicial.

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Disparando a ciegas

Kevin James, este expolicía atrapado entre dos mundos, debería ser el ancla emocional de la película, sin embargo, la interpretación se siente rutinaria, sin intensidad ni carisma suficiente como para que el espectador se identifique con él. La figura del padre que lucha por salvar a su familia queda diluida en un mar de tópicos.

El resto del reparto cumple sin más, son personajes funcionales, pero sin matices ni desarrollo, las interacciones, que deberían generar química o al menos chispa cómica, carecen de autenticidad. Ni los gags funcionan como deberían ni las escenas dramáticas logran calar, el resultado es un conjunto de actuaciones planas que no consiguen elevar el material con el que trabajan.

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Estética de bajo presupuesto

La fotografía es genérica, sin personalidad, y la iluminación de muchas escenas nocturnas es deficiente, lo que resta claridad a las secuencias de acción. El montaje, lleno de cortes rápidos y mal ensamblados, genera más confusión que dinamismo. En general, los aspectos técnicos contribuyen a la sensación de producto apresurado, más cercano al mercado doméstico de los noventa que a una propuesta cinematográfica sólida.

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Conclusión de 'Fritos a balazos'

Fritos a balazos tenía todos los ingredientes para ser una de esas películas “malas pero divertidas”, un entretenimiento ligero para desconectar, sin embargo, ni la acción resulta vibrante ni la comedia arranca verdaderas carcajadas. La trama es previsible, la dirección irregular y el reparto incapaz de aportar la chispa necesaria.

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