"Grease, el musical": De vuelta con Sandy y Danny

Grease, el musical celebra su 50 aniversario, regresando a Madrid. Se sitúa a finales de los años 50 en el instituto Rydell High, un grupo de estudiantes de clase obrera navega por conflictos atemporales, como las complejidades de la presión de grupo, los valores personales, la amistad, el amor, los devaneos sexuales de la adolescencia y la conciencia de clase, lo que le convierte en el musical adolescente por excelencia y la hace permanecer eternamente joven. (WEB OFICIAL). 

Uno de los iconos musicales

El 50 aniversario de Grease, el musical regresa a Madrid tras su amplia gira, que ha durado varios años. La historia de Danny Zuko y Sandy se ha convertido en esas relaciones que logran captar la atención a lo largo de distintas generaciones, lo que indica que funciona como fenómeno pop. El libreto mantiene la estructura original del musical primigenio, donde se explora las relaciones amorosas de una manera completamente sencilla y sin una intención de ir más allá en el análisis. Por tanto, el musical saca partido más a su efecto espectacular, dado que la historia es la que es y ha triunfado a lo largo de los años con los clichés que promulga sobre la escena.

Es innegable que este espectáculo está hecho para el disfrute y el entretenimiento, pudiendo no satisfacer a aquellos espectadores que deseen profundizar en las vivencias de estos jóvenes. Por otro lado, la traducción y versión funciona en gran parte del montaje, aunque hay algunas expresiones y frases que no logran una fluidez en castellano como debieran. Lo mismo sucede con algunos versos de las canciones, que no siempre casan con su identidad. A pesar de ello, el resultado es el esperado, los asistentes siguen suspirando con el tira y afloja de Danny y Sandy, así como las dosis de humor que aportan el resto de los personajes. Hay escenas que chirrían algo más, como la lección a Frenchie o las múltiples bromas de Vince Fontaine algo irreverentes, pero es algo que ya viene desde el producto original.

Consolidación del montaje

Uno de los aspectos que han mejorado desde su primera temporada, es la consolidación del elenco artístico y a un nivel bastante igualado. En primer lugar, Quique Niza interpreta a Danny Zuko, con ese aire jovial que debiera tener el personaje por su edad y alejándose de la imagen icónica de John Travolta. Una propuesta diferente, pero que funciona. Mia Lardner, como Sandy, consigue un trabajo satisfactorio, transmitiendo esa inocencia que demanda su personaje. Por otro lado, Adrián Lastra logra un Vince Fontaine potente, con personalidad y con presencia escénica, tiene el carisma apropiado para dar vida a este maestro de ceremonias. Junto a ellos, un elenco de jóvenes actores, que se ven seguros sobre la escena, dando más cohesión a este 50 aniversario de Grease, el musical. Destacan una magnífica Isabel Pera, como Rizzo, y Sònia Vallverdú como una excéntrica, y efectiva, Frenchy.

A nivel técnico y artístico, se ve un avance respecto a su temporada en 2021-2022, lo que indica que han sabido elevar el nivel técnico de la propuesta. Por un lado, aplaudir el uso de luces para dar un efecto más espectacular a las coreografías. Asimismo, se ve un ritmo dinámico, preparado para poner el foco en el baile y evitar que la obra decaiga. También destaca la escenografía, aunque le falta ese punto de espectáculo, quedándose en una construcción más modesta. Por otra parte, uno de los aspectos a mejorar es el equilibrio de voz y música en directo, haciendo en alguna ocasión complicado el entendimiento de lo que se dice. Siendo un musical, son detalles importantes a tener en cuenta. En resumen, cumple con las expectativas que se generan en ella, viéndose en una evolución con respecto a su anterior paso por Madrid.

Conclusión

Grease, el musical sigue celebrando su 50 aniversario con un avance positivo con respecto a la temporada 2021-2022. La pieza sigue respetando el libreto original, viéndose una intención clara de entretenimiento, sin ir más allá. El elenco actoral ha logrado consolidar su trabajo en conjunto, lo que permite que haya una labor con más cohesión. A nivel técnico y artístico, hay una sustancial mejora, en especial, en el enfoque y la importancia que se dan a las coreografías. No obstante, en el aspecto musical, hay momentos en los que podría pulirse para que hubiera una sinergia más limpia entre voz y música. Grease siempre será un icono y este montaje logra un resultado vistoso y plausible.

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