"GRRRL": Interconexión de alianza

Un tribunal de un premio literario debate sobre las consecuencias de nombrar a cuatro mujeres finalistas, una niña organiza una sentada en el campo de fútbol de su colegio, una corredora forma un atasco dispuesta a terminar su carrera, una joven a la que siempre se le ha servido la mitad decide comérselo TODO.

GRRRL son trece relatos de resistencia protagonizados por un «hasta aquí». Cuando las teorías no alcanzan solo queda el rugido. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL). 

El grito de guerra

Sara García Pereda pone en el punto de mira al machismo con GRRRL, una consecución de escenas, que reflexionan y reflejan distintas realidades en las que las mujeres se ven atacadas o en desigualdad. Un total de 13 historias cortas conforman la dramaturgia de esta pieza. Por un lado, se encuentran escenas realmente potentes, que llegan al espectador como un golpe directo y en el que se ve a la perfección la denuncia que desean dar. Sin embargo, por otro, se difuminan al no pararse de forma profunda en cada una de ellas y no solo señalar el problema, sino también las razones y comportamientos que pueden llegar a ello. En consecuencia, se percibe una base potente, pero el que hubiera sido interesante ir hacia una capa más profunda en cada parte de la pieza.

Asimismo, se construyen sobre una telaraña que no busca un hilo conductor concreto, sino que apuesta más por dar a cada una su parcela. Gracias a ello, destacan unas historias sobre otras, sin influir ni positiva ni negativamente en la siguiente. Aun así, se echa en falta que hubiera algo más de cohesión en la exposición, un leitmotiv que permitiera que se entendiera que se está viendo una pieza coral. Un experimento interesante, que entretiene y tiene ese punto pedagógico que hace que sea importante de ver, pero en el que todavía se podría amasar y sacar mayor provecho de él.

Collage de denuncia

Un total de ocho intérpretes se suben a las tablas en GRRRL para dar vida a los distintos personajes que deambulan por la obra. No son pocos los rostros televisivos que aparecen en escena. En primer lugar, Eva Santolaria ofrece un trabajo coherente, con fuerza, sabe sacar partido a sus principales bazas. Después, David Castillo triunfa en la comedia, en ese espíritu pizpireta que le da la posibilidad de causar gracia, al mismo tiempo que rabia, según qué escena. Carmen Díaz cumple con su labor, aunque se encuentra algo descafeinada. Por otro lado, Esperanza Elipe está excelsa, brilla en escena de principio a fin. Raúl Fernández de Pablo también ofrece uno de los mejores trabajos del equipo artístico, está maravilloso. Paula Mira logra una interpretación sobresaliente, ecléptica, visceral, extraordinaria. Por último, Silvana Novas y Alba Recondo ejecutan unas interpretaciones con cuerpo y soltura.

La propuesta escénica de la pieza navega en un surrealismo futurista que llama la atención desde el primer minuto. Su estética galáctica llama la atención, siendo una estrategia bien planteada. La combinación de los colores, así como de los diseños, encajan y son estéticamente atractivos. La construcción de la escenografía se fundamenta en una plataforma que se va transformando a conveniencia, así como el movimiento para construir diferentes cuadros, dando así una sensación de dinamismo. Por otra parte, el ritmo es constante, no se ve que haya una pérdida importante, aunque hay momentos en los que es complicado no desconectar. Sería importante también mencionar que, pese a un diseño llamativo, se echa en falta que tenga más conexión con la dramaturgia y no parezca que se han hecho por separado.

Conclusión

GRRRL es una exploración y denuncia contra el machismo, mediante 13 historias que buscan reflejar distintas realidades. La dramaturgia explota este “grito”, pero se echa en falta mayor cohesión entre los relatos y que se profundice más en lo que se desea mostrar al espectador. Logra un resultado plausible, pero podría ser mucho más. El elenco logra un trabajo estupendo, destacando unos maravillosos David Castillo, Esperanza Elipe, Raúl Fernández de Pablo y Paula Mira. La puesta en escena es vistosa, futurista, llamativa, causando interés en el público desde el primer instante. Un cuadro de retales de exposiciones, que luchan por señalar aquellos comportamientos que siguen nadando en el machismo imperante de la sociedad.

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