Con motivo del 75.º aniversario del estreno de Historia de una escalera de Buero Vallejo, el Teatro Español recupera esta obra cumbre de la dramaturgia del siglo XX. La obra, que se estrenó en el 49 en ese mismo escenario, regresa bajo la dirección de Helena Pimenta para ofrecer una mirada contemporánea a este clásico que explora los sueños frustrados de tres generaciones de vecinos. El elenco, formado por casi una veintena de actores, está encabezado por Marta Poveda, David Luque, Agus Ruiz y Gabriela Flores, que dan vida a las dos parejas centrales.

Historia de una escalera puede disfrutarse hasta el 30 de marzo de 2025 en el Teatro Español de Madrid.



Historia de una escalera

Crítica de 'Historia de una escalera'

Ficha Técnica

Título: Historia de una escalera
Título original: Historia de una escalera

Reparto:
David Bueno (Cobrador de la luz / Señor bien vestido)
Juana Cordero (Generosa)
Gloria Muñoz (Paca)
Puchi Lagarde (Paca)
Gabriela Flores (Elvira)
Luisa Martínez Pazos (Doña Asunción)
Mariano Llorente (Don Manuel)
Concha Delgado (Trini)
Marta Poveda (Carmina)
David Luque (Fernando)
Agus Ruiz (Urbano)
Carmen del Valle (Rosa)
José Luis Alcobendas (Pepe)
Javier Lago (Señor Juan)
Alejandro Sigüenza (Joven bien vestido)
Darío Ibarra (Manolín)
Eneko Haren (Manolín)
Nicolás Camacho (Manolín)
Andrea M. Santos (Carmina, hija)
Juan Carlos Mesonero (Fernando, hijo)

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Helena Pimenta
Autoría original: Antonio Buero Vallejo
Escenografía: José Tomé y Marcos Carazo
Vestuario:
Gabriela Salaverri
Iluminación:
José Manuel Guerra
Movimiento:
Nuria Castejón
Caracterización:
Moisés Echevarría
Ayudante de dirección:
Abel Ferris
Ayudante de vestuario:
Sabina Atlanta
Residente de ayudantía de dirección:
Majo Moreno
Asistente artístico:
Víctor Barahona
Producción: Teatro Español

Tráiler de 'Historia de una escalera' 

Sinopsis de 'Historia de una escalera'

75 años después del estreno de Historia de una escalera en el Teatro Español, regresa a nuestro escenario este clásico de Antonio Buero Vallejo que, tras ganar el premio Lope de Vega del Ayuntamiento de Madrid en 1949, se convirtió en una de las obras esenciales de la literatura dramática de nuestro país.

El tiempo transcurre en esta escalera, verdadera protagonista del drama, mientras confluyen las vidas de sus vecinos; gentes sencillas que, con sus anhelos y frustraciones, tratan de sobrevivir en una sociedad imposible. Un argumento compuesto de pequeñas historias que transcurren durante tres momentos de nuestra historia (primavera de 1919, otoño de 1929 e invierno de 1949) y nos permiten, sin duda, encontrar coincidencias con la sociedad actual tres cuartos de siglo después. (TEATRO ESPAÑOL). 



Historia de una escalera
Foto de Javier Naval

La escalera como espejo

Historia de una escalera es uno de los textos fundamentales del teatro europeo del siglo XX. A través de tres generaciones de vecinos, Buero Vallejo pinta el retrato de la sociedad española de la época, marcada por la falta de oportunidades y la repetición de los mismos errores. A través de una óptica realista y con una estructura circular, Buero Vallejo pone de manifiesto la imposibilidad de romper con el determinismo social y de alcanzar los sueños. Helena Pimenta toma las riendas de este montaje apostando por la fidelidad al texto y potenciando el significado simbólico a través de una puesta en escena apabullante.

La escalera infinita

Gracias a la magia del diseño escénico de José Tomé y Marcos Carazo, el escenario del Español se convierte en la burbuja suspendida en el tiempo que es esa escalera vecinal. Es un espacio liminal, una suerte de ninguna parte entre la vida privada que transcurre detrás de las puertas cerradas de los domicilios y el exterior voluntariamente desdibujado. El no lugar donde las vidas de los vecinos se entrelazan. El espacio, aparentemente realista, cobra tintes kafkianos con el transcurso de la historia. ¿Dónde lleva esa escalera? Sus habitantes sueñan con ascender y con abandonar esas cuatro paredes. Su tragedia es no saber que están condenados a permanecer allí en una especie de eterno retorno generacional. La única manera de abandonar la escalera es metido en un ataúd.

Teatro Español
Foto de Javier Naval

José Tomé y Marcos Carazo reproducen la arquitectura del interior de una casa de vecinos. El espacio se organiza en dos niveles unidos por la escalera que se prolonga fuera de plano hacia abajo. Arriba, un tragaluz deja ver el cielo inalcanzable. La barandilla de barrotes y las puertas alineadas y numeradas evocan la prisión en la que los personajes se encuentran atrapados. La iluminación de José Manuel Guerra juega especialmente con los colores para crear diferentes atmósferas, a veces cálidas e íntimas, a veces frías, distantes y amenazantes. El verde final remarca el estancamiento malsano de esas vidas. Este juego cromático subraya también los cambios temporales.

Ecosistema palpitante

Podríamos decir que en esta historia hay un solo personaje coral: la comunidad atrapada en esa escalera. Por eso es fundamental en este texto que el trabajo individual de cada actor esté al servicio de ese organismo colectivo. La dirección de Helena Pimenta lo consigue con creces. Sus casi veinte actores trabajan en una simbiosis sincronizada, donde cada uno aporta matices imprescindibles que enriquecen el conjunto. Especialmente significativas son las actuaciones de los personajes centrales a los que vemos transformarse a lo largo de las décadas.

Teatro Español
Foto de Javier Naval

David Luque interpreta a Fernando y logra reflejar su metamorfosis de un joven soñador a un arribista incapaz de ser fiel a sí mismo. Marta Poveda es Carmina, a quien dota de dulzura e ingenuidad primero, y de amargura y resentimiento al final. Gabriela Flores encarna a Elvira con una interpretación que va desde la joven mimada y caprichosa hasta la amargura de una mujer atrapada por las consecuencias de sus propias decisiones. Agus Ruiz nos ofrece un Urbano aparentemente fuerte exteriormente, pero doblegado por el peso de la realidad. El resto de interpretaciones son individualmente y en su conjunto también sobresalientes.

Salir del círculo

El joven Nicolás Camacho abre y cierra la obra aportando el hálito de esperanza. Su mirada inocente es un recordatorio de que es posible soñar y romper con el círculo vicioso. Sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos hasta qué punto este texto, estrenado hace 75 años, aún tiene ecos en el momento que vivimos. Después de unas décadas en las que el ascensor social fue posible, parece que en este momento volvemos a estancarnos. La crisis de la vivienda, el aumento de las desigualdades, la falta de oportunidades para los jóvenes son cuestiones con la misma vigencia hoy como entonces. Helena Pimenta nos coloca un espejo ante el que mirarnos. ¿Estamos condenados a repetir los mismos errores?

Historia de una escalera
Foto de Javier Naval

Conclusión

Bajo la dirección de Helena Pimenta, el Teatro Español recupera Historia de una escalera de Buero Vallejo 75 años después de su estreno. El montaje que potencia el texto original con una puesta en escena potentísima, donde la escalera se convierte en protagonista. El trabajo actoral destaca por su cohesión y profundidad, dando vida a los complejos personajes de esta historia aparentemente pequeña, pero de proyección universal. La propuesta nos invita a reflexionar sobre nuestro propio contexto social, sobre la tragedia de verse condenado a repetir los mismos errores generación tras generación. Sobresaliente.

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