Jugar con fuego, dirigida por Delphine y Muriel Coulin, se adentra en un territorio tan delicado como incandescente: el deseo, el poder y las fronteras difusas entre ambos. Fieles a su mirada aguda y comprometida, las hermanas Coulin construyen un relato donde lo íntimo y lo social se entrelazan, revelando las tensiones que surgen cuando la pasión y la moral chocan en un mismo espacio. Premiada como mejor película en el BCN Film Fest, el film nos acerca a un problema actual: el auge de la ultraderecha entre los jóvenes en estos tiempos de confusión y radicalidad ideológica. Vincent Lindon obtuvo la Copa Volpi como mejor actor en el Festival de Venecia por su papel como padre coraje en este drama familiar con mensaje político. Estreno el 10 de octubre de 2025 en salas de cine españolas.



Jugar con fuego

Crítica de 'Jugar con fuego'

Ficha Técnica

Título: Jugar con fuego
Título original: Jouer avec le feu / The Quiet Son

Reparto:
Vincent Lindon (Pierre Hohenberg)
Benjamin Voisin (Félix Hohenberg, dit Fus)
Stefan Crepon (Louis Hohenberg)
Sophie Guillemin (Cathy)
Denis Simonetta (Un aficionado en las gradas)
Hugo Bariller (Barman)
Thomas Arnaud (Barman)
Franco Provenzano (El dueño del bar)
Edouard Sulpice (Jérémy)
Arnaud Rebotini (Bernard)

Año: 2024
Duración: 119 min.
País: Francia
Director: Delphine Coulin, Muriel Coulin
Guion: Delphine Coulin, Muriel Coulin. Novela: Laurent Petitmangin
Fotografía: Frédéric Noirhomme
Música: Pawel Mykietyn
Género: Drama. Paternidad
Distribuidor: Flamingo Films España

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Tráiler de 'Jugar con fuego'

Sinopsis

Pierre, un trabajador ferroviario de cincuenta años, cría solo a sus dos hijos. Los tres están muy unidos. Cuando Louis, el más joven, deja su casa para estudiar en la Sorbona, Fus, el mayor y con peores resultados académicos, se vuelve cada vez más reservado. Fascinado por la violencia, se relaciona con grupos de extrema derecha, la antítesis de los valores de su padre. Entre ellos hay amor y odio, hasta que ocurre una tragedia. (Flamingo Films España)

Dónde se puede ver la película en streaming



Padre e hijo enfrentados

El guion, sobrio y contenido, traza el retrato de un padre que asiste, impotente, al derrumbe moral de su hijo mayor, Fus, un joven que encuentra en la violencia una forma distorsionada de identidad. No hay exageración en el relato, todo ocurre de forma progresiva, casi silenciosa, hasta que el conflicto se vuelve inevitable.

Jugar con fuego logra que el espectador entienda, sin justificar, los mecanismos de atracción que empujan a un adolescente hacia el extremismo, y lo hace desde un enfoque humano, no ideológico, y ahí es donde reside su calidad.

Jugar con fuego película

Cronistas de una herida

Delphine y Muriel Coulin se confirman aquí como dos de las directoras más coherentes del cine francés contemporáneo, su mirada se caracteriza por el respeto a los personajes, la sobriedad narrativa y un profundo sentido de lo humano. En Jugar con fuego rehúyen del sensacionalismo, no hay gritos, ni explosiones, ni discursos forzados, todo está contado desde la observación paciente, como si el conflicto social y familiar se cociera a fuego lento.

Sin embargo, hay tramos donde Jugar con fuego se siente demasiado contenida, casi aséptica, como si temiera sumergirse del todo en la oscuridad. Falta un golpe de fuerza visual o emocional que remate la historia, pero su tono sobrio y su sensibilidad consiguen que la obra mantenga autenticidad y gravedad.

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El alma cansada de Europa

Vincent Lindon vuelve a demostrar por qué es uno de los grandes intérpretes europeos. Su Pierre es un hombre roto, pero no vencido, hay algo profundamente humano en su forma de mirar, de contener la rabia, de cargar el cuerpo con el peso de los años y la desilusión. Su interpretación no busca la lágrima fácil; es la de alguien que ha vivido demasiado y ya no tiene fuerzas ni para gritar. Benjamin Voisin, como Fus, se aleja de la imagen de galán joven y encarna con solidez a un chico confundido, vulnerable, que confunde fuerza con pertenencia.

Las interacciones entre ellos son creíbles y dolorosas, hay un cariño genuino que se va transformando en desencuentro y miedo. La química familiar está tan bien trabajada que incluso en los momentos más secos, la tensión se percibe como algo orgánico, inevitable.

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El peso visual del desencanto

El trabajo técnico refuerza con inteligencia la atmósfera opresiva. La fotografía de Jugar con fuego usa tonos grises, fríos, casi metálicos, que evocan tanto el mundo ferroviario de Pierre como la distancia emocional que crece entre padre e hijo. La cámara se mueve con discreción, sin alardes, pero con una presencia constante.

Todo contribuye a dibujar un país que ha perdido certezas, la música, mínima pero efectiva, acompaña sin manipular, y el montaje mantiene un ritmo pausado, favoreciendo la observación antes que la acción. Es cine de textura realista, que confía en su atmósfera más que en la espectacularidad, y eso, en esta historia, funciona.

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Conclusión de 'Jugar con fuego'

Jugar con fuego es una película que mira de frente un conflicto contemporáneo sin recurrir a juicios ni moralinas, nos habla del amor paternal y del miedo a perder a los hijos frente a fuerzas ideológicas que los devoran. Es una historia íntima con ecos sociales, que retrata un tipo de dolor muy moderno, el de los vínculos que se rompen por causas que van más allá del hogar.

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