Es raro ver en el ámbito de los festivales de cine películas de acción con altas dosis de gore, motivo por el que llamó especialmente la atención Kill Boy (conocida a nivel mundial como Boy Kills World), la nueva cinta del director alemán Moritz Mohr. Por supuesto, su género no fue lo único que llamó la atención, pues gran parte del público quedó interesado al conocer que su protagonista es Bill Skarsgard (encargado de interpretar al payaso Pennywise en It) y que detrás de la producción se encontraba ni más ni menos que el legendario Sam Raimi, quien a pesar de haber financiado películas un tanto decepcionantes sigue siendo conocido por estar detrás de las franquicias Evil Dead y Spider-Man. DeAPlaneta traerá a nuestras salas de cine Kill Boy el próximo 3 de julio de 2024, y hoy venimos a contaros qué nos ha parecido.
Crítica de Kill Boy
Resumen
Ficha Técnica
Título: Kill Boy
Título original: Boy Kills World
Reparto:
Bill Skarsgård (Boy)
Yayan Ruhian (Shaman)
Sharlto Copley (Glen Van Der Koy)
Brett Gelman (Gideon Van Der Koy)
Jessica Rothe (June27)
Isaiah Mustafa (Bennie)
Michelle Dockery (Melanie Van Der Koy)
Nicholas Crovetti (Boy de joven)
Cameron Crovetti (Boy de joven)
Quinn Copeland (Mina)
Andrew Koji (Basho)
Famke Janssen (Hilda Van Der Koy)
Año: 2023
Duración: 115 min.
País: Alemania
Director: Moritz Mohr
Guion: Arend Remmers, Tyler Burton Smith, Moritz Mohr. Historia: Arend Remmers, Moritz Mohr
Fotografía: Peter Matjasko
Música: Ludvig Forssell
Género: Acción. Thriller
Distribuidor: DeaPlaneta
Tráiler de 'Kill Boy'
Sinopsis
El joven sordomudo Boy (Bill Skarsgård) decide enfrentarse a la matriarca de la familia Van Der Koy, una desquiciada dinastía que tiene a toda la población sometida bajo su yugo. Tras vivir una trágica infancia, un enigmático chamán le ha convertido en un instrumento de venganza listo para hacer justicia. Para llevar a cabo su cometido, Boy se unirá a un peculiar grupo de rebeldes que desean acabar con el sistema corrupto que domina la sociedad. ¿Una misión suicida? Boy está más que preparado para una buena dosis de acción y ultraviolencia. (DeAplaneta)
Dónde se puede ver la película en streaming
Una senda de violencia indiscriminada
Siguiendo la estela de cintas como John Wick o Bullet Train, el objetivo de Kill Boy es presentar una odisea ultraviolenta en el que el estilo se antepone a la historia. Sin embargo, a diferencia de ambos ejemplos lo que aquí se expone es una cinta de tono irregular, que quiere abarcar mucho más de lo que puede realmente. Así, lo que al principio parece una historia dramática y seria pronto acaba desenmascarándose como una comedia plagada de un humor que, siendo sinceros, pocas veces llega a funcionar.
Para que una cinta funcione debe tener coherencia, y esto solo se consigue manteniendo un mismo tono a lo largo del metraje, cosa que Moritz Mohr no consigue. Siento que el autor alemán ha intentado recrear lo visto en las últimas películas de David Leitch, fracasando al dar demasiada importancia al humor absurdo e infantil. La mejor muestra de esto es su narración, un tropo que surge de forma constante a lo largo de la cinta y que arruina lo que podrían haber sido buenos momentos de tensión o de drama.
Como Boy (interpretado por Bill Skarsgard) es sordomudo, este solo se expresa a través de la voz en off, introduciendo así al espectador en el interior de su mente. La idea en sí no es mala, dando pie a experimentos la mar de interesantes, como es la presencia constante de la hermana fallecida como una suerte de espíritu que le aconseja y atormenta, o el chiste recurrente sobre la incapacidad de leer los labios de un aliado. Sin embargo, el recurso de la narración se usa tanto que da la sensación de que los guionistas tenían miedo de hacer uso de las pausas y de los silencios. Por suerte, Kill Boy consigue encajar varios giros de guion interesantes lo que, sumado a su frenético ritmo, hace que en ningún momento se pueda despegar la atención de la pantalla.
Una dictadura familiar
Los grandes villanos a los que tiene que hacer frente Boy son los miembros de la familia Van Der Koy, liderados por la tiránica Hilda Van Der Koy (interpretada por Famke Jensen, vista en X-Men y Goldeneye), quien pocas veces aparece en público. La mayoría de los asuntos del país son manejados por su hermana Michelle (interpretada con mucho acierto por Michelle Dockery, vista en Downtown Abbey) y su hermano Gideon (interpretado por Brett Gelman, visto en Fleabag), imponiendo un régimen de terror apoyado especialmente en los medios de comunicación.
A diferencia de lo que podría parecer en primera instancia, la familia Van Der Koy está compuesta por personajes realmente particulares que funcionan bien tanto a nivel de escritura como a nivel de interpretación, dando forma a un grupo de antagonistas decente. Curiosamente, es Famke Jensen la que menos llama la atención, presentando a un personaje algo histriónico cuya presencia resulta menos memorable de lo que debería.
Junto a los personajes principales destacan el Chamán (interpretado por Yayan Ruhian, visto en La Fotocopiadora) y June27, la misteriosa asesina al servicio de los Van Der Koy interpretada por Jessica Rothe (conocida por la serie de películas Feliz Día de tu Muerte), así como la presencia de H. John Benjamin (Bob Belcher en Bob’s Burger y Sterling Archer en Archer) en el papel del narrador, una incorporación a ratos problemática debido a los antes mencionados cambios de tono.
Kill Boy destaca por presentar una buena dirección de actores, destacando especialmente las interpretaciones de Bill Skarsgard y de Brett Gelman, si bien se echa en falta un mejor trabajo en cuanto a construcción de personajes. Más allá del protagonista y de ciertos personajes que no mencionaré por no destripar la trama, la mayoría de los personajes pecan de ser poco profundos, conociéndose muy poco acerca de sus motivaciones y haciendo que ciertas acciones en la trama puedan sentirse un tanto triviales y aleatorias.
El cuerpo es tu mayor arma
Sin duda alguna, lo que más atrapa dentro de Kill Boy son sus espectaculares secuencias de pelea. Siguiendo la estela del antes citado David Leitch y con una clara inspiración del cine de acción hongkonés, aquí se plantea cada batalla como una lluvia de golpes rápidos y secos en donde cualquier elemento del escenario sirve como arma. Los golpes consecutivos y las secuencias de “uno contra todos” son constantes, destacando en estas el uso del ralentí para destacar las acrobacias y los ataques más espectaculares, así como la presencia de tomas largas que demuestran el alto nivel de compromiso del cineasta y su equipo para ofrecer secuencias de acción dinámicas y visualmente complejas. Eso sí, quizá puede llegar a cansar el uso constante de los acercamientos de cámara y de los primeros planos, distrayéndonos levemente de los golpes.
La creatividad de las secuencias de pelea es brillante, contando cada una de estas con un uso de las artes marciales único y con un planteamiento original. Esto quiere decir que no contamos con escenas parecidas, si no que cada vez que los puños hablan se plantea una situación distinta: un combate a muerte en una fábrica, una lucha por la supervivencia en un plató de televisión en donde los actores y las mascotas de la publicidad asesinan indiscriminadamente a cualquiera… Hay un poco de todo, y es quizá a través de esa creatividad donde Kill Boy demuestra que no es una película de acción sin más.
Por último, cabe destacar un buen uso de la banda sonora, que se amolda perfectamente a las secuencias de acción (si bien en las partes con mayor carga dramática esta no destaca tanto) y su conexión al ámbito del videojuego, visible tanto en estructura como en referencias verbales y visuales.
Conclusión de 'Kill Boy'
La primera gran cinta de Moritz Mohr es una obra desigual que se encuentra entre dos tierras, intentando al mismo tiempo enganchar por su drama y hacer reír con su humor absurdo. Su historia no es nada sorprendente y su construcción de mundo deja mucho que desear, pero destaca al presentar un buen elenco de personajes y una genial dirección de actores. Lo mejor, sin duda alguna, son sus secuencias de acción y la forma en la que estas están dirigidas. Una cinta divertida con la que pasar un buen rato pero que demuestra que a Mohr aún le queda mucho por aprender.
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