El 11 de julio de 2025 llega a las salas de cine españolas la tercera película como director de Teddy Lussi-Modeste (Jeanne du Barry, Una chica fácil), La acusación (The Good Teacher). Junto a Lussi-Modeste, participa en el guion la directora Audrey Diwan (El acontecimiento, Emmanuelle). Basada en una experiencia personal que vivió el propio Lussi-Modeste como profesor en una escuela, la cinta se centra en el proceso que se desencadena al ser acusado de acoso un maestro por una alumna de su clase.
Crítica de 'La acusación (The Good Teacher)'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La acusación
Título original: Pas de vagues / The Good Teacher
Reparto:
François Civil (Julien Keller)
Shaïn Boumedine (Walid)
Toscane Duquesne (Leslie Reynaud)
Mallory Wanecques (Océane)
Bakary Kebe (Modibo)
Emma Boumali (Sihem)
Marianne Ehouman (Roxana)
Luna Ho Poumey (Erica)
Agnès Hurstel (Laura)
Myriam Djeljeli (Nora)
Emilie Incerti-Formentini (Claire)
Mustapha Abourachid (Nasser)
Francis Leplay (Principal Musil)
Año: 2024
Duración: 92 min.
País: Francia
Director: Teddy Lussi-Modeste
Guion: Audrey Diwan, Teddy Lussi-Modeste
Fotografía: Hichame Alaouié
Música: Jean-Benoît Dunckel
Género: Drama
Distribuidor: VerCine
Tráiler de 'La acusación (The Good Teacher)'
Sinopsis
Julien es un profesor universitario. Joven y decidido, intenta crear un vínculo con su clase tomando a algunos estudiantes bajo su protección, incluida la tímida Leslie. Este trato preferencial es mal percibido por algunos compañeros que atribuyen otras intenciones al profesor. Julien es acusado de acoso. El rumor se extiende. El maestro y su alumna se encuentran atrapados en una espiral fuera de control, frente a un colegio que corre el riesgo de estallar en llamas. (VerCine)
Dónde se puede ver la película en streaming
La verdad, ese lugar imposible
La acusación (The Good Teacher) parte de una premisa sencilla pero potente. Una alumna acusa a su profesor de conducta sexual inapropiada. A partir de ahí se despliega una espiral de consecuencias donde el foco no está tanto en la culpabilidad o inocencia, sino en el modo en que una acusación puede alterar el equilibrio de todo un entorno. Teddy Lussi-Modeste evita el morbo y tampoco convierte la historia en un thriller judicial. Lo que le interesa es el clima emocional que se genera cuando la sospecha entra en escena, especialmente en un contexto tan delicado como un instituto.
El guion de La acusación apuesta por la ambigüedad, lo cual puede frustrar a algunos espectadores que busquen certezas. No hay flashbacks, ni pruebas reveladoras, ni un desenlace que cierre el conflicto de forma rotunda. Esa elección, deliberada y arriesgada, dota al filme de una tensión sorda y persistente.
La contención como arma
Teddy Lussi-Modeste opta por una puesta en escena sobria, sin alardes visuales ni efectismos. La cámara se mantiene muchas veces a distancia, casi como un testigo silencioso que observa desde el margen. Esa neutralidad en la forma permite que la tensión se construya desde lo gestual, desde las miradas y los silencios más que desde los diálogos enfáticos. Es una dirección inteligente, que entiende que el material dramático no necesita subrayados.
Hay un ritmo pausado, quizás en exceso por momentos, que responde más a una lógica de desgaste emocional que a una progresión dramática clásica. El director no busca escalar hacia un clímax, sino ir mostrando cómo una acusación no solo pone en jaque a su objetivo, sino a toda la comunidad que lo rodea.
Rigor y ambigüedad
El reparto se mueve con notable sobriedad dentro de un material que exige precisión y mesura. François Civil, que interpreta al profesor, claramente parte central de la película, consigue transmitir el desconcierto y la contención de alguien que se ve superado por una situación que no comprende del todo. No se nos presenta como un héroe ni como una víctima, su interpretación es humana, contradictoria y por eso más interesante.
Funcionalidad al servicio del discurso
La acusación apuesta por una estética realista, cercana al documental en algunos tramos. La iluminación natural, la ausencia de música extradiegética y la austeridad en el montaje contribuyen a ese tono seco, casi clínico, todo está al servicio de generar una sensación de incomodidad, de inquietud contenida, sin recurrir a golpes de efecto.
El diseño de sonido y la ambientación del instituto están bien logrados, permitiendo que la historia respire dentro de un contexto verosímil. No hay nada especialmente memorable en lo visual o lo sonoro, pero tampoco lo necesita. La frialdad técnica es, de hecho, parte del discurso, no hay espacio para la emoción desbordada cuando todo está en suspenso.
Conclusión de 'La acusación'
La acusación no es una película fácil ni complaciente, se mueve en una zona incómoda del debate social actual, en la que los errores de juicio pueden ser tan graves como los actos en sí. Su valor reside en su capacidad para plantear preguntas sin necesidad de responderlas, en la honestidad con la que muestra la fragilidad de las instituciones, la escuela, la justicia, la familia, ante un conflicto moral.
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