La casa Guinness es una serie de Netflix de ocho episodios que se puede ver en la plataforma desde el 25 de septiembre de 2025. La producción es un drama histórico ambientado en el siglo XIX, que retrata a la familia que da nombre a la famosa cerveza irlandesa, abordando temas como tradición, identidad, familia y política impregnados de cinismo. Todo con el estilo y el tono inconfundible de Steven Knight (Serenity). La producción destaca en su magnífica ambientación de época, con un diseño de vestuario, decorados y localizaciones de altura.
Crítica de 'La casa Guinness'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La casa Guinness
Título original: House of Guinness
Reparto:
Anthony Boyle (Arthur Guinness)
Louis Partridge (Edward Guinness)
Emily Fairn (Anne Plunket)
Fionn O'Shea (Benjamin Guinness)
Jack Gleeson (Byron Hedges)
Niamh McCormack (Ellen Cochrane)
Danielle Galligan (Lady Olivia Hedges)
Ann Skelly (Adelaide 'Dodo' Guinness)
Seamus O'Hara (Patrick Cochrane)
Michael McElhatton (John Potter)
David Wilmot (Bonnie Champion)
Dervla Kirwan (Tía Agnes Guinness)
James Norton (Sean Rafferty)
Año: 2025
Duración: 52 min.
País: Reino Unido
Director: Steven Knight (Creador), Tom Shankland, Mounia Akl
Guion: Steven Knight
Fotografía: Nicolai Brüel
Música: Ilan Eshkeri
Género: Drama de Época
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'La casa Guinness'
Sinopsis
Dublín, 1868. Tras la muerte del patriarca de los Guinness, sus cuatro hijos —cada uno con oscuros secretos que ocultar— tienen en sus manos el destino de la cervecería. (Netflix)
Dónde se puede ver la serie en streaming
Retrato familiar
Tras la muerte del patriarca, los hijos no reciben en herencia solamente los bienes materiales y financieros sino también la responsabilidad de mantener el prestigio y posición del apellido y garantizar la continuidad del legado en el ámbito social, político y económico.
La casa Guinness retrata a los diferentes miembros de la familia, con sus dinámicas y roles intrafamiliares. Aun teniendo cada uno, un perfil determinado y diferente, tendrán que combinar sus intereses propios con el deber de mantener el buen nombre del apellido Guinness.
El contraste entre los hijos ayuda a transmitir las tensiones emocionales en la familia. El hijo mayor, Arthur, Anthony Boyle, no está capacitado para llevar las riendas familiares, en cambio sí está capacitado su hermano, Louis Partridge, metódico y estratega. Esta dualidad entre los dos hermanos es uno de los pilares de tensión narrativa a lo largo de los episodios, reflejando la fricción intrafamiliar de poder.
El resto de los hijos son Anne, Emily Fairn, quién es relegada en los asuntos importantes por el hecho de ser mujer y el hijo menor, Benjamín, Fionn O’Shea, un bala perdida.
La producción retrata la dificultad de mantener el legado, mientras los descendientes intentan expandir el negocio económicamente a través de alianzas políticas y sociales contra natura, con la corrupción como telón de fondo. Envuelto todo ello en un tono cínico con el fin de entretener al espectador.
Retrato de época
La casa Guinness, con su ambientación y diseño de vestuario logra una reconstrucción de época creíble, a través de interiores en mansiones, restaurantes, salones, que transmiten lujo, así como en bares polvorientos, pisos de trabajadores y entornos revolucionarios que transmiten pobreza y decadencia para subrayar un contexto social diferenciado y realista.
La producción acierta en retratar las tensiones de clase, sociales y nacionales en la Irlanda del siglo XIX.
Así, la alianza entre la familia Guinness, unionista, conservadora y protestante con los fenianos, esto es, la IRB (Hermandad Republicana Irlandesa), una organización de lucha armada para la independencia de Irlanda, de mayoría católica, dan los mejores momentos de la producción y son un ejemplo de retrato de época acertado.
Esta ambientación es reforzada con una persistente banda sonora folklórica irlandesa, combinada con música indie rock actual para darle una pátina moderna al conjunto. Lo que la emparenta con ‘Peaky Blinders’, del mismo creador Steven Knight.
Brillantez visual, previsibilidad argumental
Sus aciertos estéticos, con una fotografía y escenografía cuidada y una ambientación detallada contrastan con unos personajes demasiado previsibles y prototípicos.
Así como formalmente La casa Guinness, es una combinación entre clasicismo y modernidad con momentos irreverentes, esas letras puntualmente incrustadas en pantalla para traducir expresiones irlandesas, que aportan frescura, el desarrollo de personajes e historia penalizan al conjunto.
El argumento, la trama, los personajes son correctos, demasiado correctos. No hay lugar para sorprender. Todo está en su sitio, y por eso mismo la sensación es de haber desaprovechado el potencial que se intuye en su primer episodio.
La falta de riesgo sobrevuela a la producción, tanto en desarrollo de personajes como en desarrollo narrativo.
Conclusión de 'La casa Guinness'
La casa Guinness, es una producción interesante que destaca en su apartado técnico, en el que su faceta clásica acaba por imponerse a su vertiente moderna y esta es una de las causas por las que su impacto emocional argumental y de personajes sea limitado.
La falta de riesgo en su escritura deviene fundamental para que el resultado sea de una producción con un potencial que nunca consigue brillar.
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