Desde el 5 de noviembre se puede disfrutar de La celebración de los cuerpos que caen La herida, obra dirigida por Rodrigo Villalba, quién se estrena en el medio teatral con este proyecto. Escrita por la creación colectiva de los miembros de la compañía Sapukái, está protagonizada por Gad Yola, Nela Quino, Javier Comesaña, Pablo Alamá y Rodrigo Villalba. Estará en cartel hasta el 26 de noviembre en El Umbral de Primavera.



Estreno de La celebración de los cuerpos que caen La herida

Crítica de 'La celebración de los cuerpos que caen. La herida'

Ficha Técnica

Título: La celebración de los cuerpos que caen. La herida
Título original: La celebración de los cuerpos que caen. La herida

Reparto:
Gad Yola
Nela Quino
Javier Comesaña
Pablo Alamá
Rodrigo Villalba

Duración: 60 min. apróx.
Dirección: Rodrigo Villalba
Dramaturgia: Creación colectiva
Idea original: Rodrigo Villalba
Ayte. de dirección:
Pablo Alamá
Diseño y espacio lumínico:
 Antuan del Toro
Espacio sonoro: Pablo Alamá
Fotografía: Sofía Magán.
Diseño: Jhonsssix
Espacio escénico: Rodrigo Villalba
Comunicación: Javier González, Adiria
Agradecimientos: La Chivata Teatro
Producción: Sapukái

Sinopsis de 'La celebración de los cuerpos que caen. La herida'

La celebración de los cuerpos que caen La herida sangra. La herida se infecta, se pudre, supura. Se cura o directamente se mutila la parte dañada. La mutilación de la carne. El cuerpo sostiene el peso de esa herida sucia y sangrante.

¿Es posible sanar en comunidad, o sólo se alivia, se engaña al dolor?

Nuestras heridas son ofrendas para la comunidad.

Alrededor del cuerpo herido bailamos, cantamos, celebramos. Sólo nos queda celebrar. Nos queda festejar. Sólo nos queda el jolgorio, la fiesta, el júbilo.

Sólo nos queda caer, caer extenuados después de una larga celebración. (EL UMBRAL DE PRIMAVERA). 



La celebración de los cuerpos La herida
Foto de Sofía Magán

La mercantilización del dolor

La reflexión principal que se extrae de La celebración de los cuerpos que caen La herida es cómo la búsqueda de empatía a través del arte se somete al sistema capitalista. Sin embargo, lejos de juzgar únicamente a los espectadores que acuden a la cita teatral, incorpora a los propios creadores e intérpretes de la obra. Por ello, se agradece que se deshaga de la definición plenamente moralista de su tesis sobre la mercatilización del arte para señalar que los propios creadores son parte del problema. Sin duda, una estrategia arriesgada, dado que a nadie le suele gustar que le pongan en entredicho. A pesar de ello, lo realiza de una manera inteligente, logrando que el poso introspectivo se asiente y haya un diálogo en torno a cómo cada persona forma parte del sistema.

No obstante, aunque su piedra angular se encuentre en esta tesis, no comienza ya desde dicha parte. Para empezar, vislumbra un imaginario que sirve como metáfora de la búsqueda de pertenecer a un colectivo, a una agrupación, incluso al ser separado por la sociedad por no cumplir con el canon ideal. Además, replica figuras amparadas en una iconografía más clásica, como las vírgenes, para retorcer su significado y aportar uno nuevo y acorde a la identidad de la pieza. Asimismo, utiliza la incertidumbre como una de las herramientas más importantes, ofreciendo imágenes que no buscan ser comprendidas a un solo vistazo. Gracias a ello, la evolución del relato llega a su colofón final con un discurso disruptivo. Únicamente, hay que mencionar que este planteamiento podría romper con la atmósfera creada por el ímpetu y la determinación cerrada con la que se ha escrito el monólogo final.

El Umbral de Primavera
Foto de Sofía Magán

No alinearse

La selección del elenco sigue en sintonía con el espíritu de La celebración de los cuerpos que caen La herida. Dentro de dicha diversidad, ofrece distintos arquetipos que forjan la coherencia que forman en su conjunto. En primer lugar, Gad Yola, conocida drag queen peruana, nace como una virgen corrompida, dando un número musical de pura energía. La artista despliega su arte sobre la escena, viéndose la fuerza con la que lo afronta. También resuelve ante las partes más dramáticas, donde se exige una expresividad bien definida. Por tanto, su labor es satisfactoria. Después, Nela Quino se queda en una energía menos dinámica durante el inicio de la obra, se marca en su rostro una expresión neutral. A pesar de ello, remonta con lo que logra transmitir con el cuerpo y el movimiento, siendo este su punto más fuerte.

Pablo Alamá tiene una presencia especial, sabe pisar fuerte el escenario sin necesidad de aspavientos para llamar la atención del espectador. Por lo cual, utiliza todo ese ímpetu a su favor, con una actuación sólida y llena de matices. Además, al encargarse de una de las partes más importantes de la obra, ahí es donde expone su fuerza. Únicamente, alguna que otra palabra se resiste, mostrando algo de nerviosismo en el discurso. Despué, Javier Comesaña saca partido a su naturalidad, contrastando con la pasión que le demanda la obra. De esta forma, equilibra ambas partes para llegar a un summum que le permita lucirse sobre la escena. Por último, el propio director de la obra, Rodrigo Villalba, completa el elenco. Va más allá de cumplir con su papel, vive la escena al máximo y hace partícipe de ello a los asistentes. En conjunto, los cinco forman una coral cautivadora.

El Umbral de Primavera
Foto de Sofía Magán

La performance a aplaudir

Uno de los aspectos que destaca en el teatro, considerado, alternativo es la posibilidad de experimentar con la puesta en escena de una manera más abstracta. Así La celebración de los cuerpos que caen La herida se mueve en un estilo performático, mediante una cámara negra en la que se inicia un ritual teatral. Por ende, las imágenes que se presentan sobre el escenario son visualmente muy atractivas, causan interés en el espectador, quien puede vislumbrar o no distintos significados. A ello se añade una estupenda gestión del movimiento sobre la escena, con distintas coreografías, la celebración de los cuerpos se produce literalmente, siendo una pieza artística fundamental. También se agradece una estética en consonancia con lo que se desea transmitir, explorando dicha oscuridad con esa combinación con sabor a liturgia pagana.

Sugerente, elegante, silenciosa en algunos momentos y permitiéndose provocar extrañeza en el espectador. Todo ello es un cóctel que técnicamente hace que, aunque a primera vista se piense que no se entiende, se valore la calidad artística de la propuesta. El vestuario es otro de los elementos a destacar, directo, diseños sin florituras, pero que cumplen absolutamente con el imaginario que se desea transmitir. También se pone en valor los pequeños objetos que emulan ofrendas, como detalle, deja un resultado bien elegido. Por otra parte, el espacio sonoro captura a los espectadores, con la mezcla de música y los propios efectos de sonido que provocan la interacción física de los actores. Ambas partes sacan pecho y se aprovechan al máximo en la pieza. Por último, señalar que el ritmo no se estanca, siendo una estructura fluida, pero manteniendo sus puntos de tranquilidad escénica.

La celebración de los cuerpos La herida
Foto de Sofía Magán

Conclusión

La celebración de los cuerpos que caen La herida es un ritual escénico, que pone entre la espada y la pared al espectador. Por ello, se crea una reflexión interesante sobre la mercantilización de la empatia, del arte y del intercambio de emociones. Una propuesta arriesgada donde se agradece que la hipocresía se extrapole a todos los miembros de esta pieza, incluyendo el público. Después, el reparto realiza una labor estupenda, siendo su trabajo en equipo uno de los mejores atributos de la pieza. Asimismo, se aplaude una propuesta escénica sugerente, elegante, visualmente atractiva y como catalizador de un rito simbólico cautivador. Una vuelta de tuerca al significado de sentir la obra, donde se cuestionan los estándares de la intención teatral acompañados de una liturgia estéticamente atrayente.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
la-celebracion-de-los-cuerpos-que-caen-la-herida-critica-teatroUn ritual escénico, que pone entre la espada y la pared al espectador. Por ello, se crea una reflexión interesante sobre la mercantilización de la empatia, del arte y del intercambio de emociones. El reparto realiza una labor estupenda, siendo su trabajo en equipo uno de los mejores atributos de la pieza. Asimismo, se aplaude una propuesta escénica sugerente, elegante, visualmente atractiva y como catalizador de un rito simbólico cautivador. Una vuelta de tuerca al significado de sentir la obra, donde se cuestionan los estándares de la intención teatral acompañados de una liturgia estéticamente atrayente.

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