La nostalgia vende. Nos sentimos atraídos, sin casi poder evitarlo, por historias ambientadas en años que recordamos haber habitado. Que Netflix conoce nuestros puntos débiles no es ninguna sorpresa. Y ha estrenado este 3 de diciembre La Cinta de Música (El casete de los recuerdos). Una película con doble dosis de nostalgia de la década de los 90 y los 80. Disfrutamos revisitando estas épocas porque nos da tranquilidad reconocer de dónde venimos. Y precisamente es esta tranquilidad la que busca su protagonista. Beverly es una niña de doce años que encuentra un casete con las canciones que sus padres se dedicaron. Decidida a saber más acerca de su historia, escuchar y descifrar sus letras es su particular manera de encontrar respuestas.
Crítica de 'La cinta de música'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La cinta de música
Título original: Mixtape
Reparto:
Gemma Brooke Allen (Beverly)
Julie Bowen (Gail)
Jackson Rathbone (Wes Kelly)
Nick Thune (Anti)
Kiefer O'Reilly (Donny)
Anthony Timpano (Kyle)
Audrey Hsieh (Ellen)
Russell Roberts (Mr. Chadwick)
Diego Mercado (Steven)
Olga Petsa (Nicky)
Ken Godmere (Ray)
Año: 2021
Duración: 93 min
País: Estados Unidos
Director: Valerie Weiss
Guion: Stacey Menear
Fotografía: Matthew Clark
Música: Tamar-Kali Brown
Género: Comedia dramática
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'La cinta de música'
Sinopsis
En la víspera del año 2000, Beverly Moody (Gemma Brooke Allen), una desgarbada huérfana de 12 años, descubre un casete roto en el que sus padres adolescentes grabaron canciones que les gustaban. Beverly se ha criado con su abuela Gail (Julie Bowen), quien también fue madre adolescente y a la que le resulta doloroso hablar de su difunta hija. Para Beverly, la cinta supone una oportunidad de conocer algo mejor a sus padres, y se propone encontrar todas esas canciones. Por el camino, se hace amiga de su peculiar vecina, Ellen (Audrey Hsieh); de Nicky (Olga Petsa), una chica dura e intimidante; y de Anti, el propietario de una tienda de discos declarado ‘antitodo’, que posee la clave para localizar las canciones... y para forjar un nuevo vínculo entre Gail y Beverly.
Dónde se puede ver la película
El mundo preocupado por el futuro y ella obsesionada con su pasado
En 1999 todo el mundo tiene la mirada puesta en el futuro. El ‘efecto 2000’ es un peligro inminente y en las noticias no se habla de otra cosa. Sin embargo, a Beverly (Gemma Brooke Allen) le obsesiona más el pasado. Sus padres murieron en un accidente de tráfico cuando ella era todavía un bebé y sabe muy poco de ellos. Ahora vive con su abuela, Gail (Julie Bowen) que inmersa en su propio duelo se niega a hablarle de ellos. Un día al volver del colegio, Beverly se encuentra en el sótano entre cajas de otras cosas olvidadas una cinta de casete.
En ella hay grabada una recopilación de las canciones que escuchaban sus padres cuando se conocieron. Pero al intentar reproducirla en su walkman la cinta se rompe cuando apenas han sonado unos acordes. La misión de Beverly desde ese momento será encontrar y escuchar las canciones para así, a través de ellas, conectar con sus padres.
Falta diversión y algo de autenticidad
Valerie Weiss dirige una dramedia melancólica para todos los públicos. Con un tono y un mensaje familiar propio de estas fechas aunque su trama no tenga nada que ver con la Navidad. El guion corre a cargo de Stacey Manear, que trata desde una perspectiva ingenua (en el buen sentido) temas como el duelo, la amistad y la identidad.
Es fácil entender por qué Beverly, una niña que no acaba de encontrar su lugar ni en el colegio ni en el mundo, quiere saber cómo eran sus padres. Qué música escuchaban, qué les gustaba hacer y si tendrían cosas en común con ella. Y las canciones grabadas en el casete son para ella una especie de mapa para encontrar estas respuestas. Pero la historia falla en añadir más encanto a sus personajes, a los que acabas entendiendo pero con los que no consigues encariñarte del todo. O, al menos, no en el grado que La Cinta de Música (El casete de los recuerdos) pretende.
En su particular búsqueda, Beverly conocerá a ‘Anti’ (Nick Thune), el propietario de una de las pocas tiendas de discos de la ciudad. Él es un hombre seco y desagradable cuya personalidad es, simplemente, estar en contra de todo (de ahí el apodo). Hay que recordar que por aquel entonces Spotify no existía y las opciones de Beverly para encontrar música eran más limitadas. Por supuesto, Beverly irá ganándoselo poco a poco, aunque este cambio se siente más forzado que orgánico.
A lo largo de La Cinta de Música (El casete de los recuerdos), Beverly también hará amigas de su edad (menos mal). Pero lamentablemente sus personajes también pecan de ser planos y predecibles. Ellen (Audrey Hsieh) es la típica niña asiática con una madre excesivamente controladora. Y Nicky (Olga Petsa) encaja en el estereotipo de la rebelde que finge ser peor de lo que realmente es para protegerse. Falta diversión y algo de autenticidad. Igual que Beverly está obsesionada con escuchar las canciones estrictamente en orden parece que la película se ofusca en no salirse del guion. Y tan poco espontaneidad no favorece a la historia.
Para ser una película que gira en torno a la música le falta ritmo
Lo que falla en La Cinta de Música no es su premisa. Una historia nostálgica acerca de la identidad y el duelo de una niña que quiere saber más de sus padres es un buen punto de partida. Pero lamentablemente no consigue que la sigamos con ganas hasta la meta. Se hace algo larga y hay algo en la ejecución que no acaba de encajar. Paradójicamente, para ser una película que gira en torno a la música le falta ritmo. Una carencia que afecta muy negativamente a su tono cómico.
También es cierto que basar la historia en actrices tan jóvenes es siempre un riesgo. Ya que conseguir que las reacciones y las emociones se vean genuinas es un reto de dirección muy difícil. Pero lamentablemente nunca te acabas de creer del todo la amistad que las une. Y la sensación de estar viendo una película nunca desaparece porque a las interacciones les falta naturalidad. En vez de repetir fórmulas, le vendría mejor atreverse más y desmelenarse. Como hicieron en su día todas esas películas de aventuras infantiles a las homenajea. Pero claro, es difícil encontrar tu propio estilo solo copiando a tus referentes.
Conclusión de ‘La Cinta de Música’
Es curioso hasta qué punto el pasado puede determina nuestro futuro. Somos lo que somos porque estamos influenciamos por las historias que nos contaron. La Cinta de Música (El casete de los recuerdos) pretende, literal y metafóricamente, desenterrar esos referentes. Pero se queda a medias. Y en lugar de hacernos conectar rápidamente con su protagonista porque su infancia se parece a la nuestra, la película nos mantiene (involuntariamente) a cierta distancia. Ni siquiera ver de nuevo retratada una realidad en la que no existían los móviles y conectarse a Internet hacía sonidos raros es suficiente.
A pesar de sus buenas intenciones falla en lo más importante, no logra que te encariñes lo suficiente con sus personajes. Realmente nunca te importa tanto como a su protagonista escuchar todas y cada una de las canciones del casete que encuentra en el sótano. Y a medida que ella las va tachando lo que tú estás pensando es que los casetes tenían más capacidad de almacenamiento de la que recordabas.
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