La escalera de Jacob es un inclasificable film que aúna rasgos de drama, thriller psicológico y terror. La mezcla de tonos y el juego que se establece entre distintos niveles de realidad dan lugar a un desconcertante pero estimulante cóctel que añade, además, algún viso levemente surrealista. Se trata de la película más personal del director Adrian Lyne ("Atracción fatal", "Una proposición indecente") y uno de los primeros papeles protagonistas de Tim Robbins. La película no obtuvo demasiado éxito en su estreno (1990), pero posteriormente ha ido adquiriendo cierto estatus de culto.
Crítica de La escalera de Jacob
Resumen
Ficha Técnica
Título: La escalera de Jacob
Título original: Jacob's Ladder
Reparto:
Tim Robbins (Jacob)
Elizabeth Peña (Jezzie)
Danny Aiello (Louis)
Matt Craven (Michael)
Macaulay Culkin (Gabe)
Jason Alexander (Geary)
Pruitt Taylor Vince (Paul)
Ving Rhames (George)
Año: 1990
Duración: 115 min.
País: Estados Unidos
Director: Adrian Lyne
Guion: Bruce Joel Rubin
Fotografía: Jeffrey L. Kimball
Música: Maurice Jarre
Género: Terror
Distribuidor: Unirecord International
Tráiler de 'La Escalera de Jacob'
Sinopsis de 'La Escalera de Jacob'
Después de volver a casa de la guerra, el veterano Jacob Singer lucha por mantener su cordura. Plagado de alucinaciones y flashbacks, Singer se derrumba rápidamente a medida que el mundo y las personas a su alrededor se transforman y se convierten en imágenes perturbadoras.
Dónde se puede ver la película
Recuerdos y visiones
Jacob Singer (Tim Robbins) es un veterano de Vietman, con estudios de filosofía y ahora empleado en el servicio de correos, que ve como su mente se va derrumbando progresivamente. Tiene flashes inconexos, y perturbadores, de su servicio en Vietnam; también es atacado por recuerdos, o alucinaciones, de su primer matrimonio, incluyendo sueños en los que aparece su fallecido hijo Gabriel (un aniñado Macaulay Culkin). Ahora, tras divorciarse, ha rehecho su vida, pero psicológicamente ha entrado en una espiral absolutamente descendente.
La escalera de Jacob se inicia con una extraña secuencia en Vietnam, donde el pelotón en el que servía Jacob parece volverse loco. Sin embargo, antes de que podamos hacernos una idea de lo que está pasando, Jacob se despierta en el metro de Nueva York. Ese emplazamiento será el inicio del tono kafkiano de La escalera de Jacob. Poco a poco, según nos adentramos en la película, la visión de la realidad cada vez va siendo más trastornada. No será fácil saber dónde acaba la realidad y termina la alucinación.
Alrededor de Jacob
Varios personajes tendrán que lidiar con la ominosa situación mental de Jacob. Por un lado ,tenemos a su novia Jezebel (Elizabeth Peña), que bascula entre el apoyo y la hartura hacia las paranoias de Jacob. Muy importante es el quiropráctico de Jacob, Louis (un estupendo Danny Aiello), que se nos representa como una figura benevolente y lúcida que se convierte en una especie de guía.
Los compañeros de armas de Vietnam tienen también su breve intervención. Todos tienen síntomas similares a Jacob, pero sin embargo su concurso será mucho menos importante de lo que cabría esperar. En realidad, Jacob no puede contar totalmente con nadie, debe enfrentarse a sus demonios internos él solo. Esta sensación de aislamiento está muy bien aprovechada para aumentar la sensación de inquietud que pretende conseguir La escalera de Jacob. La pesadilla de este es tan particular que no puede ser entendida casi por nadie. Ni por él mismo.
Simbología religiosa
La escalera de Jacob abunda en referencias a términos y conceptos religiosos. Así, por ejemplo, en el libro del Génesis, "la escalera de Jacob" es una escalera con la que sueña el personaje bíblico y por la que suben y bajan ángeles del cielo. Algunos nombres de los personajes tienen su origen también en la biblia: el propio nombre de Jacob; Jezebel (su novia); los nombres de sus hijos, incluyendo a Gabriel (como el arcángel)...
Otra referencia es la mención que se hace en un momento dado al teólogo y místico alemán del S.XIII, Meister Eckhart. Todo esta "religiosidad" no pretende hacer proselitismo del cristianismo, en realidad usa su caudal simbólico y esotérico para causar inquietud. Un recurso relativamente común en las películas de terror, pero que en La escalera de Jacob está usado de una manera insólita.
La ciudad gris
Otro de los recursos que utiliza La escalera de Jacob para incrementar nuestra zozobra es el ambiente oscuro, decadente, de las localizaciones. Aunque la acción se sitúe en Nueva York, no veremos nunca su lado más glamuroso; nada de Manhattan, la Quinta Avenida o Broadway. Además, la fotografía y la dirección artística tienden hacia lo enrarecido, hacia lo lúgubre.
Esto permite dar a cierto lugares una doble significación. En una secuencia situada en un hospital vemos que el edificio tiene un aspecto absolutamente terrorífico, imposible de darse en un centro sanitario; ello nos hará plantearnos el sentido y el significado de la trama. En líneas generales la fotografía tiene un factura un tanto gris, aligerándose hasta un azul suave en los momentos más esperanzadores.
Baile de géneros
La escalera de Jacob mezcla sin rubor varios géneros cinematográficos. A veces parece un drama sobre un veterano de Vietnam que pretende rehacer su vida; otras parece que va a decantarse por una película de trama judicial; a ratos, es un thriller conspiranoico; pero finalmente es una película de terror psicológico. Sobre todo por la vehemencia y la rareza de lo elementos con los que trabaja.
Este baile de géneros puede hacer que el espectador pierda pie en algunos momentos, pero La escalera de Jacob se las apaña para resultar lo suficientemente intrigante como para que nuestra atención no se desvíe. También es beneficioso que la magnífica actuación de Tim Robbins aporte humanidad a su sufrimiento, y que eso, ayude al espectador a empatizar entre tanta paranoia.
Conclusión
La escalera de Jacob puede ser una película que no agrade a todo el mundo, debido a la incomodidad que persistentemente trata de transmitir. Sin embargo, sí somos capaces de adentrarnos en su juego, la recompensa será jugosa pues, nos encontraremos, en un fascinante puzzle, no exento de humanidad gracias a la actuación de Tim Robbins. En cualquier caso, La escalera de Jacob merece una oportunidad.