Tengo la primicia de poder hablar de este curioso cortometraje dirigido por Carlos Moriana, del que es co-guionista junto con Raúl Ansola, basado en un relato de este último. Haré todo lo posible por trasladarles a este cortometraje de 12 minutos titulado La Habitación Blanca y nunca mejor dicho, como indagaremos a continuación.
Crítica de La habitación Blanca
Resumen
Ficha Técnica
Título: La habitación Blanca
Título original: La habitación Blanca
Reparto:
Lara Corrochano (Enfermera)
Nacho Guerreros (Claudio)
Carlos Olalla (Doctor Baeza)
Rosa Vivas (Almudena)
Valeria Candeira (Noa)
Emilio Macias (Hombre)
Año: 2019
Duración: 12 min.
País: España
Director: Carlos Moriana
Guion: Raúl Ansola (creado por), Carlos Moriana (guion)
Fotografía: Leon Velasquez
Música: Carlos M. Jara
Género: Drama
Productora: Eye Slice Pictures
Distribuidora: Yaq
Tráiler
Sinopsis
El cortometraje La habitación blanca nos presenta a una madre empieza a tener sueños recurrentes con su hija fallecida. Poco a poco, empezará a pensar en la posibilidad de que esté viva. En alguna parte. Encerrada en una Habitación Blanca.
Entre encadenados y desenfoques: Revisión de la presencia fantasmal
Una mano que parece realizar una actividad, una banda sonora que penetra nuestro sentido del oído hasta introducirnos en este espacio etéreo y casi de ensueño, donde parece que descubrimos o percibimos vagamente a una... Voz, sí una voz de una madre (Rosa Vivas) que desde el cuarto de su hija, habla de esta a su marido, y padre de la pequeña (Nacho Guerreros) el cual parece recibir esto preocupadamente.
Hasta aquí parece que estamos en el clásico ejemplo de revisión de la presencia fantasmal, que ya urdiera Hitchcock en Rebecca (1940), donde uno de los exponentes más recientes sería El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson (2017): hay un muerto presente, pero al que no terminamos de advertir. En este caso la advertencia queda, desafortunadamente dilapidada en muestras convencionales de esta adolescente (Valeria Candeira), que al parecer ha envejecido 5 años (a pesar de haber muerto a los 10) entre esas cortinas de encadenados y desenfoques, de resplandores blancos, de dibujos y de enfermeras custodio (Lara Corrochano) que parecen ser únicamente un artificio en la mente materna.
La forma cuenta, pero el contenido aún más
En este tipo de historias suele abondar un planteamiento original, que a poco que esté lo suficientemente bien condimentado puede dar lugar a una historia cuanto más interesante y que acapare la atención del espectador que ya está saturado de los convencionales thrillers sobrenaturales de fondo familiar. Afortunadamente el enfoque no va tanto por el camino de la irregular e irreconocible "The Lovely Bones", de Peter Jackson (2009): aquí hay una clara intención por parte de su director, de establecerse y asentarse más en el campo de lo psicológico, antes que ahondar una vertiente más fantasiosa; y es de agradecer, pero también limita su contenido.
Y es una lástima, debido a que las formas son las más apropiadas, aún con algunos trucos efectistas que aunque funcionan, tampoco conmocionan ni impresionan. Indudablemente el apartado técnico está muy bien cuidado, aún con el sonido fallando en volumen en alguna secuencia, o las partículas de la máquina de humo empleada para iluminación, detalles prácticamente sin importancia, que no emborronan el visionado en ningún momento.
Ecos a Polanski, a Friedkin... Y a una sensación de cliffhanger
No me mal interpreten, queridos lectores, pues no pretendo ser contundente, aquí hay buena materia prima detrás, desde esa histeria psicológica de una madre que quiere regresar cuanto antes a su hija atrapada, en ese limbo blanco (que quizás es demasiadas veces mencionado); prácticamente puedo ver a una Ellen Burstyn moderna, españolizada y rubia, clamando por el regreso de su hija.Y un médico (Carlos Olalla) que en su interacción parece ejercer como el Exorcista, interpretado por el gran Max von Sydow.
Así mismo, no puedo dejar de entrever la paranoia de una Mia Farrow que no entiende la incomprensión y distanciamiento de su marido, acerca de lo que sucede a su alrededor. Y es que al final, no puedo dejar de ver una pseudocombinación de ambos filmes, sin coincidir en géneros al 100%, pero si en determinados elementos y subtemas que están más que vigentes a lo largo de toda esta narración.
El pulso está bien conseguido, contemplamos con interés lo que sucede, pero quizás las pistas que se nos dan son demasiado obvias, y al final todo nos lleva a... El primer episodio de una webserie que todavía está por comenzar, y esa podría ser, perfectamente el cortometraje La habitación blanca, y estoy seguro de que sería digna de ver, con semejante forma de engancharnos.
Conclusión
Ahora, en el formato cortometraje, temo que no salga ganando tanto. Aún con ello, la labor de Moriana, así como de su equipo, y de los actores (todos comprometidos con sus personajes) consiguen sacar adelante el resultado final. Y no puedo evitar haber sonreído al ver al final a un compañero de profesión actoral, Emilio Macias, en semejante proyecto y rodeado de tan buenos profesionales.
Que bonita critica