La hermanastra fea, película dirigida por Emilie Blichfeldt, llega el 17 de octubre de 2025 a las salas de cine españolas, tras su aclamado estreno internacional en el Festival de Sundance y su paso por la sección Panorama de Berlinale. La directora noruega debuta en la dirección con esta retorcida versión de la Cenicienta, de la que también firma el guion.
Crítica de 'La hermanastra fea'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La hermanastra fea
Título original: Den stygge stesøsteren / The Ugly Stepsister
Reparto:
Lea Myren (Elvira)
Ane Dahl Torp (Rebekka)
Thea Sofie Loch Næss (Agnes)
Flo Fagerli (Alma)
Isac Calmroth (Príncipe Julián)
Malte Gårdinger (Isak)
Ralph Carlsson (Otto)
Isac Aspberg (El Gourmet)
Albin Weidenbladh (El omnívoro)
Oksana Czerkasyna (El cocinero)
Año: 2025
Duración: 110 min.
País: Noruega
Director: Emilie Blichfeldt
Guion: Emilie Blichfeldt
Fotografía: Marcel Zyskind
Música: John Erik Kaada, Vilde Tuv
Género: Comedia de Terror
Distribuidor: Beta Fiction Spain
Tráiler de 'La hermanastra fea'
Sinopsis
En una versión retorcida del clásico cuento de Cenicienta, La Hermanastra Fea sigue a Elvira mientras tiene que competir con su preciosa hermanastra. En un reino de cuento de hadas donde la belleza es un negocio despiadado, Elvira hará lo que haga falta para captar la atención del príncipe. La Hermanastra Fea es el sangriento relato de la sangre, sudor y lágrimas necesarias para convertir a Elvira en la reina del baile.
Dónde se puede ver la película en streaming
Una carnicería emocional
La trama de La hermanastra fea se despliega como un descenso al abismo. Lo que comienza como una sátira irónica del cuento se convierte rápidamente en una espiral de mutilación, cirugías grotescas, manipulación y delirios obsesivos. Cada paso que da Elvira es más extremo, más violento, más grotesco, y sin embargo nunca del todo ridículo. En su delirio hay una verdad incómoda que late con fuerza. El guion mezcla la estructura clásica del cuento con una narrativa moderna que se burla de los tópicos sin dejar de usarlos a su favor.
Bisturí y mala leche
Emilie Blichfeldt dirige con una mano firme y provocadora. No hay titubeos en su apuesta por el exceso, sangre, vísceras y planos incómodos que conviven con momentos de comedia absurda y ternura retorcida. La sátira está tan presente como el horror gráfico, y la directora logra equilibrar ambos registros sin que se canibalicen entre sí.
También hay una lectura política que Blichfeldt no oculta. La hermanastra fea es una crítica al culto a la belleza y al mercado que lo alimenta, a la mercantilización de los cuerpos femeninos, a la rivalidad artificial entre mujeres, pero lo hace sin moralismos ni discursos vacíos, simplemente nos planta la escena, nos mancha las manos, y nos obliga a mirar.
Una protagonista de carne y hueso
Elvira, interpretada por la impactante Lea Myren, es el corazón palpitante de La hermanastra fea. Su actuación es física, emocional y profundamente incómoda. Myren se entrega por completo al papel, desnudando su cuerpo y su alma en un proceso de transformación tan doloroso como desgarrador. Logra que empaticemos con un personaje que, en otras manos, habría sido mera caricatura.
El resto del elenco funciona como figuras distorsionadas de un cuento de hadas retorcido. La hermanastra hermosa, el príncipe superficial, la madrastra cruel, todos están dibujados con trazos gruesos a propósito, como personajes de un cómic sangriento.
Sangre y filtros
La hermanastra fea es un festín de contrastes. La dirección de arte combina la estética de los cuentos clásicos con una imaginería grotesca que recuerda al mejor body horror de David Cronenberg, pero con un sentido del humor enfermizo que le es propio. La paleta de colores juega con los tonos en los interiores “perfectos”, mientras que los ambientes de Elvira están plagados de sombras, texturas rugosas y suciedad emocional.
Conclusión de 'La hermanastra fea'
La hermanastra fea no es solo una provocación gore con barniz de cuento, es una película inteligente, despiadada y muy consciente de lo que quiere decir. Emilie Blichfeldt se atreve a hurgar donde molesta, y lo hace con una combinación explosiva de humor negro y horror corporal. no busca gustar a todos, de hecho, parece disfrutar con la incomodidad que genera.
No es perfecta, ni lo pretende, su final quizá roza lo obvio y su mensaje puede sonar subrayado en ciertos tramos, pero su valentía formal, su mirada incómoda y su energía subversiva la convierten en una propuesta fresca dentro del terror contemporáneo.
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