"La importancia de llamarse Ernesto": Oscar Wilde a todo ritmo

Dice Paco Nieva que la obra La importancia de llamarse Ernesto es «un perfecto sueño de teatro, una comedia despiadada y excéntrica, perfecta, bella y onírica como la vida de una rosa en las extrañas paredes de un jardín vertical». Una rosa delicada que nos recuerda aquello efímero y revelador que tiene la belleza y la vida.

Wilde escribió un guiño perfecto lleno de sabiduría dramatúrgica y de inteligencia vital. Con sus réplicas desacomplejadas hace que la verdad explote en la cara de los espectadores, que se sienten constantemente interpelados. (TEATRO ESPAÑOL). 

La seducción está en el nombre

John Worthing (Pablo Rivero) y Algernon  Moncrieff (Ferran Vilajosana) son dos jóvenes disipados que forman parte de la alta sociedad. Ambos se valen de engaños para librarse de dar explicaciones sobre su forma de vida. John se inventa un hermano llamado Ernesto y Algernon, un amigo, Bunbury. Esta artimaña les funcionará hasta que entren en juego los sentimientos. Entonces, tendrá que salir a la luz la verdad hasta sus últimas consecuencias. Paula Malia y Paula Jornet dan vida a Gwendolen y a Cecily Cardew, las protagonistas femeninas, enamoradas ambas de ese Ernesto supuesto.

Este cuarteto protagonista está respaldado por unos brillantísimos secundarios. María Pujalte, como una mordaz y memorable Lady Bracknell, Albert Triola, como el reverendo y Gemma Brió, como la institutriz. El elenco no solo interpreta con una deliciosa comicidad, sino que además cantan, bailan y tocan instrumentos. Ferran Vilajosana, Paula Malia y Paula Jornet destacan por sus dotes musicales.

El enredo (y los bocadillos de pepino) están servidos

Destacamos el trabajo de traducción de Cristina Genebat que se enfrenta a un texto lleno de ironía y de juegos de palabras. El mismo título ya es conflictivo, así como el enredo del nombre que se basa en una homofonía que no es fácil de trasladar al castellano. Cristina Genebat salva con éxito estos escollos, acercando al espectador contemporáneo algunas expresiones algo desfasadas.

En el apartado técnico, hay que mencionar el notable trabajo de iluminación, vestuario y escenografía que sirve para trasladar cronológicamente la obra desde la época victoriana original hasta unos ucrónicos y coloridos mediados del siglo XX.

Las inserciones musicales son originales y vienen firmadas por la misma Paula Jornet. Con un carácter muy risueño, los números musicales encajan con soltura en el argumento de Wilde. El montaje resulta brillante en su conjunto y pone de relieve la comicidad original de una obra que es universal.

Conclusión

David Selvas se acerca con frescura a este clásico de Óscar Wilde en una versión musical chispeante y festiva. El elenco entero brilla en escena, desplegando además de una enorme vis cómica, unas notables dotes musicales. Motivos le sobran para poner en pie, como hizo, a todo el patio de butacas. La importancia de llamarse Ernesto es un espectáculo disfrutón y divertido para compartir con toda la familia y salir de la sala con una sonrisa de oreja a oreja.

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