La ironía del destino o goce de su baño es una de las películas más populares de la Unión Soviética. La película, destinada al ámbito televisivo consiguió reunir el día de su emisión el 1 de enero de 1976 a unos cien millones de espectadores. Una auténtica locura, que hizo que la cadena de televisión repitiera la emisión de la película el 7 de febrero del mismo año. Posteriormente incluso llegó a estrenarse en cines. Aún hoy en día, es una de las películas consideradas como "clásicas" del cine soviético, y especialmente del cine de navidad que se consume en las fechas de año nuevo.
Crítica de 'La ironía del destino'
Resumen
Ficha técnica
Título: La ironía del destino o, goce de su baño.
Título original: Ironyia sudvy ili s leghkim parom
Reparto:
Andrey Myagkov (Zhenia)
Aleksandr Belyavskiy (Sasha)
Barbara Brylska (Nadya)
Georgi Burkov (Misha, la amiga de Zhenya)
Yuri Yakovlev (Gipolit)
Liya Akhedzhakova (La amiga de Nadya)
Lyubov Dobrzhansaya (Madre de Zhenia)
Olga Naumenko (Galya)
Año: 1975
Duración: 192 min.
País: URSS
Director: Eldar Ryazanov
Guion: Emil Braginsky, Eldar Ryazanov, Aleksandr Kochetkov
Fotografía: Vladimir Nakhabtsev
Música: Georgi Garanyan, Mikael Tariverdiev
Género: Drama. Romance
Productora: Mosfilm
Tráiler de 'La Ironía del destino'
Sinopsis de 'La ironía del destino'
Un grupo de viejos amigos tiene la tradición de ir a una casa de baños pública en la víspera de Año Nuevo. Por cierto, demasiado vodka y cerveza hacen que dos de ellos queden inconscientes. El problema es que uno de ellos (Sasha) tiene que ir a Leningrado, pero irá otro (Zhenya) por confusión. Zhenya se despierta en el aeropuerto de Leningrado. Creyendo que todavía está en Moscú toma un taxi y se va a casa. El nombre de la calle, el edificio e incluso el número de apartamento, la forma en que un complejo de apartamentos se ve igual y la clave coinciden por completo, simplemente la arquitectura típica "económica" de tipo soviético. Imagina la sorpresa de Nadya cuando entra a su apartamento y encuentra a un hombre sin pantalones en su cama. Lo que es más: el novio de Nadya también lo encuentra allí ...
No solo una comedia, sino el reflejo de su época
La obra de Eldar Ryazanov tuvo un impacto sociológico tremendo. Seguramente, porque el director reflejó de manera cómica el "Zeitgeist" de su época, que además para nosotros resulta doblemente interesante, por no existir ya un país como la URSS. Y es que, y ahora entramos en territorio personal, viviendo en la actual Rusia uno se siente obligado a decir que aquel país que muestran las cintas soviéticas y la realidad no tienen nada que ver, pese a que en multitud de ocasiones, especialmente desde el prisma europeo, se acostumbra a señalar ambos países como un ente idéntico.
Y esta visión que hace la película de su momento, no lo hace desde una perspectiva edulcorada, sino tragicómica. La película utiliza el absurdo de la trama para dejar en entrever no las miserias de la vida durante la URSS, sino como era esta, con sus luces y sombras. Y si bien la película tiene un lado afable, también se encarga el guión de ir soltando algunas pequeñas pullitas, que en realidad no dejan de darle verosimilitud a todo el relato.
Contexto cultural
Para un espectador soviético la película obviamente tenía un contexto mucho más rico y entendible, y es normal perderse en algunos momentos si no tenemos en cuenta ciertos aspectos culturales.
La propia trama por ejemplo, que parece tan absurda (una persona que entra en casa de otra porque las encuentra iguales, aun estando en una ciudad totalmente distinta) no lo es tanto en realidad, puesto que el modelo de vivienda soviético de aquel momento era precisamente el de bloques de hormigón (o como se dice aquí, "Paneles") que formaban edificios iguales y totalmente indiferenciables unos de otros.
De hecho aún hoy en día pueden verse en la propia capital si nos alejamos del centro, y sobre todo en cualquier ciudad provincial, donde aún se mantienen en pie este modelo constructivo.
La comedia de enredos soviética
La ironía del destino o goce de su baño tiene unos aspectos técnicos simples pero efectivos. Al tratarse de una película dirigida a televisión, no cuenta con un despliegue de medios demasiado rico, sino al contrario. De hecho, casi la totalidad del filme, exceptuando un par de secuencias (que suceden en un baño y en un aeropuerto) tienen lugar en la casa de los protagonistas. De hecho, la película tiene muchas cosas en común con la obra francesa Le Diner de cons (La cena de los idiotas, 1998) del director francés Francis Veber, y de hecho quien escribe la crítica está seguro de que hay cierta influencia del filme soviético en la película francesa (por ejemplo con las secuencias de equívocos cuando cogen los teléfonos).
La base central de la comedia se basa en ese juego de enredos y de personajes que van embarullando la trama con cada palabra que sueltan. Hay también varios números musicales de canciones interpretadas por los propios actores, algo que era habitual en el cine de este momento.
Juego impecable de actores
En una película en la que toda acción sucede en prácticamente un mismo lugar y donde la cámara apenas tiene protagonismo, el papel de los intérpretes es más que básico. Y aquí, el trío de personajes principales cumple sobradamente con los perfiles de sus personajes. El protagonista, Andrey Myagkov, muestra de manera excelente un registro primero cómico (haciendo de borracho) y pasando sin problemas a uno dramático después. La actriz que interpreta a Nadya también es capaz de expresar todos los diversos matices de su personaje, una chica ya mayor para la época, que aún no se ha casado y que piensa que puede perder su tren para siempre.
Conclusión
Sí, La ironía del destino o goce de su baño es una película totalmente desconocida en España y que por las singularidades identitarias de la película puede hacerse un tanto cuesta arriba, pero si uno va con la mente abierta, puede encontrarse con una de las más agradables películas soviéticas que se hicieron en toda su historia.