El pasado 3 de julio se estrenó La mujer de negro en el Teatro Fígaro, una versión a cargo de Rebeca Valls, con producción de ElPuntdelaI y Olympia Metropolitana. Basada en el clásico teatral de Stephen Mallatratt, que a su vez parte de la novela de la famosa escritora Susan Hill. Protagonizada por Diego Braguinsky y Jordi Ballester, se representa hasta el 11 de agosto en el Teatro Fígaro.



La mujer de negro versión de Rebeca Valls

Crítica de 'La mujer de negro'

Ficha Técnica

Título: La mujer de negro
Título original: The Woman in Black

Reparto:
Jordi Ballester
Diego Braguinsky

Voces:
Rafa Calatayud (Sacerdote)
Paula Braguinsky (Jennet)

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Rebeca Valls
Versión castellano: Jesús Sánchez-Ramade
Versión valenciana: Diego Braguinsky
Autoría original: Susan Hill
Dramaturgia original:
Stephen Mallatratt
Asistente de dirección e ilusionismo:
Nacho Diago
Espacio escénico y vídeos:
Luis Crespo
Espacio sonoro:
Víctor Lucas
Diseño de iluminación:
Carlos Alzueta
Diseño de vestuario:
Pascual Peris
Ayudante de dirección:
Paula Braguinsky
Diseño gráfico y foto de cartel:
Assad Kassab
Fotografía:
Vicente Jiménez
Video función:
Altheamedia
Realización escenografía:
Background Producciones
Caracterización:
Enric Juezas
Regiduría:
Paula Braguinsky, Estela Martínez y Abel Martín
Producción ejecutiva:
Diego Braguinsky y Pep Chiveli
Producción: Olympia Metropolitana S.A. y ElPuntdelaI S.L.

Tráiler de 'La mujer de negro'

Sinopsis de 'La mujer de negro'

La mujer de negro, la obra más longeva de Londres, llega a nuestro país, al Teatro Fígaro de Madrid con una versión dirigida por Rebeca Valls. El aclamado cuento de fantasmas de Susan Hill, cobra vida dramáticamente la increíble adaptación teatral de Stephen Mallatratt. El espectáculo más terrorífico, un género, por cierto, fascinante y atrayente para el gran público, tanto en la literatura y la pequeña o gran pantalla, pero que pocas veces se ha llevado al teatro. El mundo del más allá nos permite jugar con el espectador para que vivan una experiencia desconcertante y única. (GRUPO SMEDIA). 



La mujer de negro
Foto de Vicente Jiménez

El rencor y la pérdida

Rebeca Valls une fuerzas con Jesús Sánchez-Ramade en su versión en castellano de La mujer de negro, una de las obras más longevas, no musicales, del West-End en Londres. Esta pieza se ha ganado a pulso su fama de culto en el ámbito teatral, por lo que, esto ya genera interés en el público. El libreto vuelve a ofrecer la historia de Kipps, la cual introduce al espectador en una experiencia fastamagórica, donde se habla de lo sobrenatural, pero también de lo emocional y humano. Dividida en dos estadios: el presente y el pasado, logra que el público desee en todo momento saber el desenlace de la pieza. Por tanto, se aprecia que el guion haya continuado con la esencia original del proyecto, respetando su contenido.

En cierto modo, se agradece que este tipo de clásicos mantengan su espacio-tiempo intactos, permitiendo que el público pueda identificar rápidamente dónde y cuándo sucede la acción. Gracias a ello, se mantiene la coherencia del desarrollo de los hechos descritos, así como la intrahistoria que se desdobla según va transcurriendo la pieza. Sin embargo, cabe mencionar que el principio no consigue la lucidez que el desenlace de la obra, viéndose una descripción atinada, pero en la que se echa en falta más ritmo, más dinamismo, haciendo que cueste arrancar hasta pasada casi la mitad de la obra. Aun así, la contraparte es la facilidad con la que se zambulle a los asistentes en la atmósfera que se crea mediante las palabras.

Teatro Fígaro
Foto de Vicente Jiménez

La reconstrucción de la leyenda

Jordi Ballester y Diego Branguisky son los encargados de dar vida a La mujer de negro En primer lugar, Jordi Ballester ofrece una interpretación fresca, ligera, que va tomando matices al meterse de lleno en la recreación. No solo busca la naturalidad escénica, sino que también potencia un efecto más teatral, más expresivo, contundente. De esta forma, da una personalidad a la pieza que encaja perfectamente con lo que se está viendo sobre las tablas. Por lo que, le influye de forma positiva esta estrategia escénica. También se valora muy positivamente el carisma que presenta sobre las tablas, haciéndose patente desde la primera vez que pisa el escenario.

Por su lado, Diego Braguinsky acoge un reto interpretativo con mayor enjundia, al tener que dar vida a múltiples personajes a lo largo de la obra. Siendo esto un alma de doble filo, en el caso de Braguinsky, es una oportunidad para mostrar los distintos registros que le permite la obra y los aprovecha en todo momento. Tiene momentos realmente poderosos, con garra y fuerza, dándoles contraste con aquellos más frágiles, más emocionales, donde se puede ver la vivencia del miedo en el cuerpo. Sin duda, su trabajo en escena es magnífica, sabiendo dar a cada parte su importancia. En resumen, ambos actores y su trabajo son de lo mejor de este montaje teatral.

Teatro Fígaro
Foto de Vicente Jiménez

La joya del misterio

Uno de los motivos por los que merece la pena ver esta propuesta de La mujer de negro es el cuidado de su puesta en escena. Sin desvelar mucho detalle, se puede decir que la escenografía goza de diferentes efectos que sorprenden al público, pero que, además, visualmente son muy potentes y llegan a una estética realmente bonita. Sin necesidad de mucho artilugio en escena, en especial, lo que serían recreaciones de mayor complejidad, mediante lo gestual y el espacio sonoro, consiguen que el público sea quien complete la escena. Hablando del espacio sonoro, fundamental en este montaje, siendo de los elementos más cuidados. Con respecto a los efectos especiales, a pesar que tardan en salir, muchos de ellos llaman la atención de los espectadores y logran su finalidad. No obstante, se podría esperar más, sobre todo por la promoción hecha, lo que podría frustrar algo al público.

Lo mismo sucede con el ritmo de la obra, tardando en arrancar también a nivel de acción, sintiéndose algo repetitiva en dos tercios de la obra, en la que se echa en falta más movimiento, más vida, más dinamismo. En consecuencia, los espectadores pueden llegar a desconectar en algunas escenas. No obstante, una vez comienza a entrar en materia, consigue levantar el vuelo e impresiona en varias partes. Es un terror más sutil, más de atmósfera, más de suspense, no tanto de provocar sustos en el patio de butacas. Con lo cual, puede que para los fans más acérrimos del género, no corresponda del todo con su imagen de “La mujer de negro” que se tenga en la cabeza. Una versión plausible, que tiene puntos muy buenos.

La mujer de negro
Foto de Vicente Jiménez

Conclusión

La mujer de negro regresa en una versión dirigida por Rebeca Valls, donde se pone mayor cuidado a lo artístico y técnico. El libreto mantiene la esencia original, llevando al público a la atmósfera en la que se representa la pieza. Interpretativamente, regala dos trabajos de gran calidad, siendo éstos uno de los aspectos más reseñables de la pieza. Por otra parte, la puesta en escena contiene elementos brillantes, como el espacio sonoro, la escenografía y varios efectos especiales. Sin embargo, pierde el impacto al tardar en arrancar y ser demasiado sutil en su ejecución del terror. Una revisión de un clásico, que llega a buen puerto, pero podría todavía sacarse más partido.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
la-mujer-de-negro-version-rebeca-valls-criticaUna versión donde se pone mayor cuidado a lo artístico y técnico. El libreto mantiene la esencia original, llevando al público a la atmósfera en la que se representa la pieza. Interpretativamente, regala dos trabajos de gran calidad, siendo éstos uno de los aspectos más reseñables de la pieza. Por otra parte, la puesta en escena contiene elementos brillantes, como el espacio sonoro, la escenografía y varios efectos especiales. Sin embargo, pierde el impacto al tardar en arrancar y ser demasiado sutil en su ejecución del terror. Una revisión de un clásico, que llega a buen puerto, pero podría todavía sacarse más partido.

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