El pasado 3 de septiembre se estrenó La noche de los asesinos, obra teatral basada en el texto original de José Triana, autor cubano de gran prestigio. Protagonizada por Álvaro Cobas, Ángela Villa y Carmen Rodríguez, se adentra en un estilo minimalista, que toma elementos del Teatro Pobre, dando mayor foco a la interpretación y el movimiento. Además, se trata del trabajo de final de diplomatura de arte dramático en Réplika Teatro, donde han logrado la tutorización de Socorro Anadón y Jaroslaw Bielski. Se representará, por ahora, hasta el 9 de octubre en la Teatro La Usina.
Título: La noche de los asesinos Título original: La noche de los asesinos
Reparto: Álvaro Cobas Ángela Villa Carmen Rodríguez
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Álvaro Cobas, Ángela Villa y Carmen Rodríguez Autoría: José Triana Producción: Compañía Alcarán
Tráiler de 'La noche de los asesinos'
Sinopsis de 'La noche de los asesinos'
La noche de los asesinos nos presenta a tres hermanos que juegan a simular el asesinato de sus padres como única forma de encontrar la libertad. Este macabro y violento ritual nos plantea la cuestión del límite entre la realidad y la ficción. ¿Queda todo en un simple juego? (COMPAÑÍA ALCARÁN).
Foto de Compañía Alcarán
Locura compartida
La compañía Alcarán escoge La noche de los asesinos, de José Triana, como texto para representar su nueva obra teatral. Así, este proyecto nace como trabajo final de la diplomatura de arte dramático de Réplika Teatro. Esta historia presenta a tres hermanos, los cuales comienzan un juego macabro en el que se imaginan cómo sería asesinar a sus padres. Así, difuminan las líneas entre realidad e imaginación, lo que lleva al espectador a sumirse en esa espiral de locura. Por tanto, se muestra un relato que sobrecoge al público, donde no se queda meramente en descubrir si es real o no, sino que va más allá de ello. Por un lado, presenta una crítica ante la exposición pública, la educación, la sumisión... Temas de gran envergadura, que logran que los asistentes reflexionen sobre la violencia intrafamiliar.
Por otra parte, indagando en los orígenes del libreto, se ve perfectamente los estandartes y perfiles que se perpetran en la pieza: el oprimido, el revolucionario y el orden. Por tanto, las personalidades de sus personajes gozan de unas aristas que llegan a las vísceras de su relación con dichas imágenes. Asimismo, en ese juego ascendente se combina la confusión bien definida con el misterio, sin perder de vista los momentos en los que se utiliza la intensidad para dar mayor rienda suelta al efecto. Únicamente, puede que haya momentos en los que se deposita un exceso de cúmulo de energía, lo que hace que no se dosifique a lo largo del guion. Puede que, en ocasiones, recuerde a “Las criadas”, de Jean Genet. Aun así, sigue siendo un retrato potente, que convierte la violencia y la búsqueda de liberación en principal vehículo narrativo.
Foto de Compañía Alcarán
Interpretaciones prometedoras
Uno de los aspectos más positivos de La noche de los asesinos es su elenco actoral, el cual realiza un trabajo soberbio. En primer lugar, Álvaro Cobas muestra una fuerza arrolladora desde su primera incursión en el espacio teatral. Además, se adereza con una franqueza y una crudeza exquisitas, que le otorgan el poder llevar a su personaje al extremo sin perder en ningún momento la naturalidad. Por ello, se ve un trabajo dramático de altura, tanto a nivel expresivo como corporal, dejándose la piel sobre las tablas. También se produce un contacto y una escucha con la propuesta escénica, así como con sus compañeras de reparto. Con lo cual, impresiona al patio de butacas, viéndose a un actor al que hay que seguir muy de cerca. Una interpretación excelente, eleva la calidad del montaje en su conjunto.
Ángela Villa se convierte en el segundo eslabón de este triángulo dramático. Para comenzar, Villa realiza una transformación muy bien desarrollada, lo que le permite que emerja desde un perfil más suave, menos visceral. Sin embargo, según va avanzando la pieza, se puede ver como Villa se mete de lleno sin miramientos y se entrega absolutamente a la historia. Además, se halla una cotidianidad muy bien marcada, que contrasta con los momentos en los que alcanza emociones más fuertes como el miedo, el poder, el dolor... Después, para cerrar el reparto, Carmen Rodríguez es la última, pero no menos importante, miembro de la obra. Tiene escenas realmente complicadas, donde la sutilidad de su movimiento se agradece. Por otra parte, destaca la templanza y, al mismo tiempo, la energía que desprende en cada escena. Únicamente, habría que cuidar algo más la voz, para darle una contundencia más efectiva.
Foto de Compañía Alcarán
Cuerpo y voz
La puesta en escena de La noche de los asesinos se compone de una escenografía minimalista, formada por unas sillas, unas mesas, flores, un cenicero, pero sin mayores aditivos. Por lo cual, se enfrenta ante una propuesta que basa su envergadura en el trabajo dramático de los actores como en la transformación constante de los objetos sobre la escena. Gracias a ello, hay una productividad muy bien planteada, ya que según se va metamorfoseando la disposición de los elementos, la escena adquiere distintos planteamientos. Por ello, es de aplaudir que hayan sabido utilizar el detalle y la austeridad a su favor, creando un enganche muy atractivo con los espectadores. Asimismo, el diseño de iluminación permite que se complete el planteamiento de forma que llena la escena al mismo tiempo que aporta dramatismo.
El vestuario escogido encaja a la perfección con el sello de identidad de la historia. Los fueras de escena y el espacio sonoro correspondiente terminan por cumplir con su función dentro del desempeño artístico y técnico. Sin embargo, a pesar de obtener un ritmo vertiginoso, que deja al público atento a lo que sucede en escena, hay partes en las que se lleva al grito y golpes de intensidad rápidamente, siendo algo incómodo al no estar siempre bien medido donde se coloca. Es decir, podría ir variando para que no se concentrase en un período de tiempo tan cercano y el espectador pudiera respirar. No obstante, analizando el conjunto al completo, es un proyecto dirigido de una forma más que notable, poniendo especial atención en sus fuerzas. Por ende, se obtiene un resultado robusto y penetrante.
Foto de Compañía Alcarán
Conclusión
La noche de los asesinos mantiene una tensión muy bien planteada, atrayendo a los espectadores a esta historia de alta intensidad. Por ende, se utiliza una dramaturgia bien definida, donde se ve perfectamente la difuminación entre realidad y fantasía, mediante un tono oscuro que encaja completamente. Después, el trabajo del elenco es uno de los aspectos más destacables, en especial, Álvaro Cobas, que ofrece una labor que se queda en la retina. Por otro lado, la puesta en escena sabe aprovechar el efecto minimalista, dándole una perspectiva que exprime los elementos en escena y combina el trabajo dramático con la propia composición técnica. El dolor, la tensión, el poder, la lucha... se dan cita en una espiral de destrucción y cuentas pendientes que deja al público estupefacto y atento durante toda la obra.