La pintora y el ladrón estará disponible en cines a partir del 5 de febrero. Dirigido por el noruego Benjamin Ree (Magnus), este documental retrata la particular amistad entre Barbora Kysilkova y Karl-Bertil Nordland.
Crítica de 'La pintora y el ladrón'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La pintora y el ladrón
Título original: The Painter and the Thief
Año: 2020
Duración: 102 min.
País: Noruega
Dirección: Benjamin Ree
Música: Uno Helmersson
Fotografía: Kristoffer Kumar, Benjamin Ree
Género: Documental
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'La pintora y el ladrón'
Sinopsis de 'La pintora y el ladrón'
Dos cuadros desaparecen de una galería el día de la inauguración. El ladrón huye y la pintora no cesa en su búsqueda hasta dar con él. Una historia increíble, pero ante todo, real, protagonizada por uno de los ladrones a quien la propia artista pide retratar. Así empieza esta conmovedora historia de amistad, expiación y capacidad creadora. (Filmin)
Dónde se puede ver la película en streaming
Humanidad
La pintora y el ladrón es un documental inteligente y austero que tiene una carga de humanidad fuera de lo común. Podríamos pensar que la amistad que une a sus dos protagonistas es la razón principal por la que esta historia nos llega a marcar. Sin embargo, igual de importante es la composición de la obra documental, que nos permite observar a Barbora Kysilkova y Karl-Bertil Nordland en momentos de intimidad y desaliento.
En su segundo trabajo como director, Benjamin Ree (Magnus) demuestra tener el tacto necesario para contar una historia llena de vulnerabilidad sin caer en la sensiblería. De hecho, hay momentos en que la cámara invade espacios muy personales y es testigo de una honestidad extremadamente incómoda de ver. Ello se debe tanto a la espontaneidad con la que Ree cuenta la historia, como a la relación que existe entre la pintora y el ladrón del título.
Esbozos que engañan
Nada es lo que parece en La pintora y el ladrón. Como si de un cuadro se tratara, las primeras capas de pintura no indican hacia dónde se dirige la obra. Poco a poco, nuevas pinceladas cubren las anteriores y se unen a ellas para ir dando forma a una imagen, una idea. De ese modo, en vez de solo disfrutar de la versión final de la obra, estamos siendo testigos del proceso de creación de la misma.
Al tiempo que construye su documental, fotograma a fotograma y diálogo a diálogo, Benjamin Ree va dejando al descubierto los miedos y las inseguridades de los protagonistas. Parece incluso que Barbora Kysilkova y Karl-Bertil Nordland se expongan ante la cámara sin ser conscientes de ello. Esa calidad de observador discreto por parte de Ree es la que consigue que La pintora y el ladrón esté cargada de sorpresas muy bien hilvanadas por medio de un montaje atípico.
Lienzos imperfectos
Si la visión de Benjamin Ree es vital en el desarrollo de La pintora y el ladrón, es gracias a las grietas que vamos descubriendo en la vida de los dos protagonistas que el conjunto final de la obra cobra sentido. Los obstáculos a los que se enfrentan Barbora Kysilkova y Karl-Bertil Nordland son muy diferentes, pero ambos tienen cicatrices que nunca podrán borrar.
Curiosamente, aunque los protagonistas queden expuestos a nuestro juicio, la carga de sinceridad en sus conversaciones es tal que resulta imposible juzgarles. Muy al contrario, su amistad sirve de espejo en el que podemos ver reflejada nuestra relación con los demás y con nosotros mismos. Tal vez no sean tan profundas como las de Barbora y Karl-Bertil, pero todos tenemos cicatrices que querríamos hacer desaparecer.
Conclusión de 'La pintora y el ladrón'
Del mismo modo que Barbora Kysilkova comparte el proceso artístico de su obra con el espectador al principio La pintora y el ladrón, Benjamin Ree hace lo propio como documentalista. De esa manera, nos permite acompañarle en la creación de su relato acerca de una pareja cuya atípica relación nos recuerda que, sobre el lienzo y el celuloide, todo es posible.
Reportaje de La pintora y el ladrón en Días de Cine TVE
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