Este 8 de mayo se estrenó La verbena de la Paloma en el Teatro de la Zarzuela. Considerado uno de los clásicos del género chico, vuelve a los escenarios en su 130º aniversario. Dirigida por Nuria Castejón, cuenta con el maestro José Miguel Pérez-Sierra en la dirección musical. Además, este montaje cuenta con un sainete como introducción: "Adiós, Apolo", creado por Álvaro Tato. Estará en cartel hasta el 25 de mayo.
Título: La verbena de la Paloma Título original: La verbena de la Paloma
Reparto: Antonio Comas (Don Hilarión)
Gerardo López (Don Sebastián)
Borja Quiza (Julián)
Milagros Martín (Señá Rita)
Carmen Romeu (Susana)
Ana San Martín (Casta)
Gurutze Beitia (Tía Antonia)
Sara Salado (Cantaora)
Rafa Castejón (Tabernero)
José Luis Martínez (Inspector)
Alberto Frías (Portero)
Nuria Pérez (Portera)
Adrián Quiñones (Guardia 1)
Ricardo Reguera (Guardia 2)
Mitxel Santamarina (Sereno)
Ana Goya (Doña Severiana)
Esther Ruiz (Doña Mariquita)
Andro Crespo (Mozo 1)
Albert Díaz (Mozo 2)
Cristina Arias (Teresa / Vecina 1)
Mª Ángeles Fernández (Candelaria / Vecina 2)
Duración: 120 min. apróx. Dirección de escena: Nuria Castejón Composición original: Tomás Bretón Libretista original: Ricardo de la Vega
Dirección musical: José Miguel Pérez-Sierra
Coreografía: Nuria Castejón
Escenografía: Nicolás Boni Vestuario: Gabriela Salaverri (AAPEE) Iluminación: Albert Faura
Asistente de dirección musical: Alejandro Escañuela
Ayudante de dirección de escena y coreografía: Cristina Arias
Ayte. de vestuario: Sabina Atlanta
Ayudante de iluminación: Alfonso Malanda
Maestra de luces: Raquel Merino
Maestros repetidores: Ramón Grau y Carlos Sanchis
Sobretitulado: Noni Gilbert (traducción al inglés) y Víctor Pagán (coordinación) Orquesta de la Comunidad de Madrid: Titular del Teatro de la Zarzuela Director Coro Titular del Teatro de la Zarzuela: Antonio Fauró Producción: Teatro de la Zarzuela
Tráiler de 'La verbena de la Paloma'
Sinopsis de 'La verbena de la Paloma'
La verbena de la Paloma nos lleva a una calle madrileña, durante la tórrida noche de la verbena de la Paloma, donde el boticario don Hilarión conversa con su amigo don Sebastián; en la taberna contigua, mientras el tabernero juega a las cartas con unos mozos, su esposa Rita intenta calmar a Julián, joven cajista, que ha visto a su novia Susana con un desconocido en un carruaje. El paso de un grupo de chulos y chulas, cantando entre ironías y requiebros, reanima los celos de Julián, que se marcha seguido por la señá Rita. Por su parte don Hilarión se dispone a salir de verbena con dos jóvenes hermanas: Casta y Susana, que no es otra que la novia de Julián. (TEATRO DE LA ZARZUELA).
Madrid y sus enredos
Han pasado 130 años desde que se estrenó por primera vez La verbena de la Paloma, allá el 17 de febrero de 1894. Ahora es Nuria Castejón quién se encarga, junto a José Miguel Pérez-Sierra, de dirigir este nuevo montaje. El libreto ha respetado el material original, trayendo una de las historias más populares del género chico. Gracias a ello, el espectador entra de lleno en esta historia de enredos y amoríos, que goza por ese gusto a Madrid que desprende desde el primer minuto. Se agradece que hayan sido fieles a la pieza primigenia, dado que es una forma de reivindicar el legado que todavía perdura hoy en día.
Se convierte en un entretenimiento muy divertido, que al forjarse en la historia de la ciudad, no pasa inadvertida, sino que expone una construcción totalmente disfrutable, poniendo énfasis en algunos cánones que se han asociado normalmente a los madrileños. Las letras de las canciones son pura comedia, que aderezadas con un guion lleno de diálogos rápidos y frescos, terminan por redondearla. El espectador realiza un viaje, ante un género que sigue estando en forma y es identidad cultural de España, viéndose a la perfección como forma parte del ADN escénico español. Por otra parte, mención especial a la introducción con “Adiós, Apolo”, un gran homenaje al desaparecido Teatro Apolo, que sirve como un preludio perfecto, sencillo y elegante, que deja un buen sabor de boca.
Vecinos de siempre
El reparto de La verbena de la Paloma es una exquisitez, un trabajo en conjunto de calidad que se plasma desde que entran por primera vez en el escenario. Cada uno de ellos ejecutan una labor a la altura del montaje, que permiten que el juego escénico se desarrolle con absoluto dinamismo y en el que todos están en plena sintonía. No es nada fácil, dado que no son pocos los intérpretes que aparecen sobre el escenario, por lo que, se valora aún más el resultado obtenido. También especial mención a la gran capacidad vocal que demuestran sobre las tablas, ya que dejan encandilados a los asistentes.
De forma particular, Ana San Martín es un torrente de energía, pura dinamita sobre el escenario, algo que necesita su Tía Antonia para triunfar. Asimismo, Carmen Romeu y Ana San Martín forman una dupla perfecta, ambas confeccionan una labor escénica acorde a sus personajes, mostrándose esa visceralidad en Romeu y una tierna confidente en San Martín. Vocalmente, espléndidas. Antonio Comas realiza un trabajo de alto nivel, como Don Hilarión, con una naturalidad que hace que su personaje transmita las sensaciones que se espera del famoso boticario. También hay que aplaudir el trabajo de Borja Quiza, un donjuán diferente, que otorga cuerpo y contundencia a su personaje. Por último, Gerardo López y Milagros Martín culminan con una sinergia y una fluidez que redondean el reparto principal. No obstante, como se ha mencionado, el elenco al completo es magnífico.
Espectacularidad y gusto
La puesta en escena de La verbena de la Paloma es una absoluta maravilla, una creación ambiciosa que no ha escatimado en ofrecer una recreación de ese Madrid de finales del siglo XIX. En primer lugar, la escenografía parte de una construcción de grandes vuelos, donde se recrean espacios muy reconocibles para el espectador, con mucho detalle, con un gusto artístico y estético de alto nivel. Sin duda, es una exquisitez ante los ojos de los espectadores, partiéndose en diferentes espacios y lugares, expandiendo así la acción. Gracias a ello, el montaje está en constante movimiento y da esa sensación de dinamismo que atrapa al patio de butacas. A nivel musical, es una maravilla, técnicamente cumple con creces su misión. Especial mención al número de la cantaora, siendo uno de los mejores momentos de la pieza.
La iluminación goza de un diseño de calidad, no solamente por la forma de realzar los espacios y los momentos por los que transcurre la acción, sino por una selección de colores muy adecuada. Asimismo, destacar el gran trabajo del vestuario, quiénes llevan al espectador al momento histórico que se pone sobre las tablas. Con lo cual, se puede decir sin ningún problema, que es uno de los elementos artísticos más importantes de este montaje. Por último, el ritmo de la pieza se desarrolló sin ningún problema, manteniendo la atención de los asistentes en todo momento, quiénes vieron cumplidas sus expectativas. Sin duda, un regalo para los amantes del “género chico” y también una muestra del poder que tienen las zarzuelas a día de hoy. Chapó.
Conclusión
La verbena de la Paloma triunfa sobre la escena con un montaje que reivindica la importancia del “género chico”, dejando extasiados a los espectadores. El libreto logra una versión que respeta al original y continúa su legado con una adaptación a la altura. Especial mención al sainete “Adiós, Apolo”, que funciona a la perfección como preludio de lo que viene. Un reparto exquisito, que muestran brillantez tanto a nivel interpretativo como musical. Maravillosos. La puesta en escena es impresionante, con una construcción ambiciosa que está cuidada al detalle. Musical y técnicamente sobresalientes, junto con un ritmo de puro dinamismo. Vuelve a demostrarse que los clásicos nunca pasan de moda y esta verbena ha nacido para ser disfrutada. Magnífica.