Las Aventuras del Príncipe Achmed, película dirigida por Lotte Reiniger, aún no ha cumplido los 100 años de vida; aún quedan, al menos, unos cuantos meses para que eso ocurra. Sin embargo, me resulta imposible aguantar hasta tal fecha para escribir sobre una de las que, sin duda alguna, es considerada como uno de los hitos más importantes en la historia del cine de animación.
Crítica de 'Las aventuras del príncipe Achmed'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Las aventuras del príncipe Achmed
Título original: Die Abenteuer des Prinzen Achmed (The Adventures of Prince Achmed)
Reparto:
Año: 1926
Duración: 65 min.
País: Alemania
Director: Lotte Reiniger
Guion: Lotte Reiniger
Fotografía: Carl Koch (B&W)
Música: Wolfgang Zeller (Película muda)
Género: Animación. Aventuras
Distribuidor:
Tráiler de 'Las aventuras del príncipe Achmed'
Sinopsis
Basada en Las mil y una noches, la película cuenta la historia de un brujo malvado que engaña al príncipe Achmed para que monte en un caballo mágico volador, dirigiéndolo hacia a su muerte. Però el príncipe frustra el plan del mago, sumergiéndose así en una serie de aventuras maravillosas…
Dónde se puede ver la película en streaming
Expresionismo como motor
El ansia de aventura es el motor que ha guiado a los grandes héroes de la mitología universal. Desde Heracles hasta Sun Wukong, todos se han visto enfrentados a retos aparentemente imposibles que han puesto a prueba sus habilidades físicas y emocionales. La aventura es descubrimiento, exploración, pero también temor e incertidumbre, lo que permite que se den en esta clase de historias los componentes necesarios para construir epopeyas capaces de hacer volar la imaginación del espectador.
El cine, en sus primeros años, buscó la manera de recrear estos magnánimos relatos sin perder un ápice de épica, lo que derivó en propuestas memorables aunque irregulares: en mi memoria reside la admirable Odisea de Bertolini, Padovan y de Liguoro, que apelaba a una visión reduccionista a la vez que osada de las aventuras de Ulises, haciendo uso de una puesta en escena estática que brillaba con especial fuerza por su variedad de ambientes y su conseguido uso de la escala, si bien su historia se diluía lentamente ante la poca claridad de sus intertítulos y por el nulo desarrollo de sus pequeños arcos narrativos.
Si algo resulta admirable en los primeros años del cine es el inquebrantable espíritu de creatividad que hicieron gala un centenar de autores. A fin de cuentas, pocas son las expresiones artísticas que ofrecen tantas posibilidades como el cine, y rápidamente se consolidaron diversos modelos de expresión afincados en diversos países. Quizá el primer gran movimiento que destacó a nivel internacional fue el expresionismo alemán, modelo al que se adhirió Lotte Reiniger, legendaria artista germana quien a través de Las Aventuras del Príncipe Achmed impulsó un formato de animación personal y atrevido, capaz de igualar la expresividad corporal de los actores del cine mudo y la recreación de elementos mágicos que, hasta el momento, parecía únicamente posible en la lectura.
Una aventura arraigada en un relato mítico
Las Aventuras del Príncipe Achmed canibaliza la mítica Las Mil y Una Noches, tomando pequeñas porciones de sus historias para dar forma a un pastiche tan simpático como emocionante. A pesar de su convencional narrativa, la obra de Lotte Reiniger transporta al espectador desde sus primeras imágenes a un universo maravilloso de aventuras, romances, magia y espadas. Su controversial uso de las culturas orientales, heredero del tratamiento colonialista presente en la literatura y el arte del siglo XIX, no hace sino ahondar en el carácter exótico de la obra: Achmed viaja tanto a China como a otros reinos ficticios, y en todos ellos encuentra demonios, brujos, genios y demás seres que, aunque inexistentes, adquieren a través de las luces y las sombras un soplo de vida jamás visto hasta el momento.
Si el cine es luz, Las Aventuras del Príncipe Achmed es el cine en su máxima expresión. El uso de las sombras chinescas aporta, una vez más, un marcado componente exótico y mágico, usando una técnica que a los ojos occidentales (tanto de hace un siglo como en la actualidad) resulta misterioso y atrapante. Lo que podrían ser movimientos rígidos y repentinos se muestran repletos de vida; nada resulta estático, haciendo de su planteamiento formal algo hipnótico y atrapante.
A pesar de sus limitaciones, Lotte Reiniger consigue impulsar un atípico crisol de elementos fantásticos que viven más allá de los limites de la pantalla. Las sombras, carentes de rasgos faciales, adquieren una enorme presencia en el uso de los primeros planos, y su inclinación por el montaje rápido en las secuencias de acción va más allá de lo que, en el momento, se había establecido a la hora de realizar animación.
Conclusión de 'Las Aventuras del Príncipe Achmed'
Las Aventuras del Príncipe Achmed resulta, pues, una brillante piedra angular sobre la que gira una de las carreras artísticas más impresionantes, curiosas y memorables del medio. Lotte Reiniger, ardiente voz femenina opacada en primera instancia por el paso del tiempo, merece ser descubierta por las nuevas generaciones, pues quizá ese sea otro de sus grandes aciertos: que a pesar del tiempo, cualquiera puede lanzarse a disfrutar de sus obras y maravillarse con sus mágicas odiseas.
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