Pascal Plante, director y guionista canadiense, presenta en su tercera película un estilizado thriller psicológico que pivota sobre la dark web y el extraño mundo de aquellos capaces de idolatrar a un asesino. Juliette Gariépy, actriz revelación, interpreta a una protagonista tan gélida como inquietante. Las habitaciones rojas se presentó en el festival Karlovy Vary de República Checa y poco después tuvo su estreno en Canadá y Estados Unidos. Estuvo nominada a mejor película en Sitges, galardón que sí ganó en el Fantasia Film Festival de Quebec, donde además Plante ganó a mejor director y mejor guion. Gariépy triunfó además como mejor interpretación. Las habitaciones rojas cuenta con distribución en España, pero aún no con fecha de estreno en salas de cine.
Crítica de 'Las habitaciones rojas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Las habitaciones rojas
Título original: Les chambres rouges / Red Rooms
Reparto:
Juliette Gariépy (Kelly-Anne)
Laurie Babin Fortin (Clementine)
Charlotte Aubin (Actriz Talk Show)
Maxwell McCabe-Lokos (Ludovic Chevalier)
Guy Thauvette (Juez Marcel Godbout)
Frédérick De Grandpré (Mateo Bretón)
Elisabeth Locas (Francine Beaulieu)
Sebastien Beaulac (Agente de seguridad)
Pierre Chagnon (Maestro Fortin - Defensa)
Stanley Hilaire (Reportero - CN24)
Natalie Tannous (Maestro Chedid - Corona)
Rebecca Makonnen (Columnista de programas de entrevistas)
Richard Turcotte (Programa de entrevistas de animación)
Maxim Martin (Programa de entrevistas de comediante)
Marie-Gabrielle Ménard (Virginie Rivard - TVN)
Año: 2023
Duración: 118 min.
País: Canadá
Director: Pascal Plante
Guion: Pascal Plante
Fotografía: Vincent Biron
Música: Dominique Plante
Género: Intriga. Drama
Distribuidor:
Tráiler de 'Las habitaciones rojas'
Sinopsis
El sonado caso del asesino en serie Ludovic Chevalier acaba de llegar a juicio y Kelly-Anne está obsesionada. Cuando la realidad se mezcla con sus fantasías morbosas, se adentra en un oscuro camino para buscar la última pieza del rompecabezas: el vídeo desaparecido de una niña de 13 años asesinada, con la que Kelly-Anne guarda un inquietante parecido.
Dónde se puede ver la película en streaming
La fascinación por lo horrible
Las habitaciones rojas inicia cuando lo hace el juicio de Ludovic Chevalier (Maxwell McCabe-Lokos), presunto asesino de tres adolescentes que fueron grabadas mientras las torturaban y mataban. Los vídeos de los crímenes han provocado el escándalo de los ciudadanos y el gozo de los perturbados que navegan por la dark web. Kelly-Anne es una elegante e inescrutable modelo que acude al juicio desde el día uno. Las motivaciones detrás de esta obsesión por el caso son ahora un misterio que escapa a toda lógica. El largo proceso judicial de Chevalier salpica toda la trama y, lejos de diluir el thriller con los recursos propios de un drama judicial, se complementa al punto de que en la corte suceden algunas de las mejores escenas de la película.
La puesta en escena en Las habitaciones rojas es fría y sofisticada, a la medida del más que moderno apartamento de Kelly-Anne y el Montreal del siglo XXI que engloba toda la acción. Ya desde el inicio el tono queda determinado, con la entrada en la luminosa y rectilínea sala de justicia en la que sucederá buena parte de la película. Lo cierto es que este abordaje a la acción, frío y distante formalmente, y también emocionalmente por la sobria protagonista, es el idóneo para explicar esta historia.
Cyber-thriller
Podríamos considerar a Las habitaciones rojas un cyber-thriller, porque la tecnología juega un papel fundamental en aquello que se nos está narrando. Kelly-Anne es el producto último de la generación digital, alguien que no solo comprende y domina al detalle todo lo que Internet ha traído, sinó que va un paso más allá y puede manipularlo para su provecho personal de un modo que aquellos menos diestros en lo digital solo podemos soñar. Y como producto último de lo tecnológico, sabe llegar a lo más hondo y oculto de la red, una dudosa proeza que no hace más que insensibilizar su persona y dejar sus rasgos más humanos sepultados.
Precisamente, vamos a poder ver el lado más emocional y empático de Kelly-Anne cuando traba una improbable amistad con Clementine (estupenda Laurie Babin), una pasional muchacha en las antípodas de Kelly-Anne en todo menos en una cuestión: ambas están fascinadas con el caso y con la persona de Chevalier. Clementine viene de un pueblo, Kelly-Anne es hija de la gran ciudad. Una no tiene ni donde dormir, la otra se hace de oro a diario con el póquer online. Y, aunque tienen edad similar, una es poco hábil con la tecnología, mientras que la otra es poco menos que hacker en su tiempo libre.
Pese a las numerosas diferencias, la complicidad que surge entre las dos nos recuerda que Kelly-Anne no es una princesa de hielo inaccesible, a la vez que nos brinda las escenas más cálidas y humanas que hay en Las habitaciones rojas. Una amistad inesperada pero creíble, cuyo desarrollo ha de decidir claramente a qué dirección se encamina Las habitaciones rojas.
En lo más profundo de la red
El morbo por lo cruel y lo grotesco tiene su máxima expresión en el fenómeno fan que se ha producido con muchos asesinos y criminales, sea en los Estados Unidos o en nuestro propio país. Es una atracción malsana e injustificable que en Las habitaciones rojas se ejemplifica con las groupies de Chevalier, pero más allá de la ficción nos está hablando también a nosotros, los espectadores. Las producciones sobre asesinos en serie y matarifes psicópatas se multiplican sin parar y algunas de ellas se convierten en auténticos taquillazos. Llegamos al punto en el que 'se pone de moda’ al asesino de turno, como podríamos decir de Dahmer tras Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer.
El modo que escoge Plante para abordar este morbo hacia lo criminal es fiel a su crítica: no espereis ver las infames cintas de los asesinatos de las adolescentes, porque no encontraréis absolutamente nada explícito. En ese fuera de campo, en no querer compararnos a Kelly-Anne y Clementine y dejarnos fuera del escándalo gratuito, Plante evita pecar precisamente de aquello que considera tan repudiable. En línea con la estética del film, también es la opción más sofisticada. Respecto al tema central, que no deja de ser las snuff movies, imposible no acordarnos de Tesis, de Amenábar.
Conclusión de 'Las habitaciones rojas'
Pascal Plante nos hace reflexionar sobre aquello que consumimos como espectadores. En una industria donde el morbo de la sangre y la crueldad es una apuesta segura, Las habitaciones rojas reacciona al auge del true crime y, sin condenarlo, nos recuerda los peligros de la desensibilización. Kelly-Anne vive en un mundo frío y donde impera la tecnología más puntera. Tanto que parece ciencia ficción, cuando no deja de ser nuestra realidad. Tensa y macabra aún sin mostrar una gota de sangre.
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