Corría el año 1997 cuando Alejandro Amenábar dirigía Abre los ojos, su segunda cinta tras Tesis, una de sus obras más conocidas junto con Los Otros y Mar Adentro. Con un vertiginoso guion coescrito entre él y Mateo Gil, Amenábar se afianzaba como uno de los grandes cineastas españoles contemporáneos, como a día de hoy ha demostrado ser con creces.



Abre los ojos

Crítica de 'Abre los ojos'

Ficha Técnica

Título: Abre los ojos
Título original: Abre los ojos

Reparto:
Eduardo Noriega (César)
Penélope Cruz (Sofía)
Chete Lera (Antonio)
Fele Martínez (Pelayo)
Najwa Nimri (Nuria)
Gerard Barray (Duvernois)
Pedro Miguel Martínez (Médico Jefe)
Jorge de Juan (Encargado L.E.)
Miguel Palenzuela (Notario)
Ion Gabella (Recluso paranoico)
Joserra Cadiñanos (Guardia)
Tristán Ulloa (Camarero)
Pepe Navarro (Presentador T.V.)
Walter Prieto (Médico)

Año: 1997
Duración: 117 min.
País: España
Director: Alejandro Amenábar
Guion: Alejandro Amenábar, Mateo Gil
Fotografía: Hans Burmann
Música: Alejandro Amenábar, Mariano Marín
Género: Intriga. Thriller
Distribuidor: Sogepaq Distribución SA

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Tráiler de 'Abre los ojos'

Sinopsis

César, un atractivo joven que ha heredado de sus padres una gran fortuna, vive en una espléndida casa en la que organiza lujosas fiestas. Cuando una noche conoce a Sofía y se enamora de ella, Nuria, su antigua amante, se muere de celos. Al día siguiente, yendo en coche con César, intenta suicidarse. Cuando César se despierta en el hospital, descubre que su rostro ha quedado horriblemente desfigurado.

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Descenso a una psique trastornada

En ocasiones, la vida puede cambiar en un instante, por culpa o dicha de simples acciones, por mucho que parezca irreal o salido directamente del subconsciente. La complejidad de la mente humana llega a ser terrorífica, y cuando esta se une con un constante sentimiento de onirismo, se puede firmar la sentencia del sujeto. Este abrupto mundo es donde se mueven los personajes, qué inconscientes de que es real y que no, caminan sobre la cuerda floja que representa su cordura, para llegar a conocer una verdad que no son conscientes de querer saber. 

El onirismo hace constantemente acto de presencia en la obra, confundiendo así al espectador, y jugando con él gracias a este recurso. No ser capaz de distinguir entre un mundo subconsciente y el tangible, hace que tanto personajes como el público queden anonadados ante tal despliegue de repetidas quimeras.

La falta de noción de verosimilitud crea un inquietante ambiente, que durante la primera mitad de Abre los ojos se pueden llegar a apreciar los saltos entre estos dos mundos, mas en la segunda mitad de este, se torna imposible distinguir. Esta paradoja crea un conflicto en la ficción, pero a su misma vez en el espectador, pues este deberá debatir sobre donde prefiere vivir, si en una agradable mentira, o en una cruel realidad. Las decisiones que tomamos nos empujan a construir nuestro destino, el cual quizá no es precisamente agradable, y se deberá elegir entre afrontar la vida, o esconderse en la ficción. 

Abre los ojos película

La terrible enfermedad de estar cuerdo

Alejandro Amenábar disecciona el significado de la cordura y su antítesis en Abre los ojos, que pese a un arranque algo flojo y una muy sorprendente sobreactuación de Eduardo Noriega y Fele Martínez, como las muy mejorables escenas del coche o del frontón, hacen creer que la cinta será una especie de El hombre elefante donde se indagará por el amor propio y la aceptación, pero nada más lejos de la realidad, se torna mucho más oscura de manera convincente. El segundo tercio es ligeramente confuso, ya que es donde más se hace más clara las ilusiones del protagonista, hasta que en un sólido tercer acto se marca claramente el sentido de la cinta y la explicación a sus constantes sinsentidos.

La crítica se suele encontrar dividida ante un polémico final, donde hay opiniones muy diversas. Desde que se utiliza un Deus ex machina hasta que la historia era tan enrevesada que tuvieron que inventar ese desenlace. Personalmente, considero que el conflicto se relaciona de manera contundente, clara y muy digna, sin vacíos en la trama. Amenábar y Mateo Gil se encargaron de que todo cuadrase en un más que respetable final. Destacar pues, la gracilidad de los autores para crear un notable guion, que se crece a medida que avanza la narrativa.

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Conclusiones de 'Abre los ojos'

Siendo Abre los ojos el segundo film de Alejandro Amenábar, nos encontramos ante un juego de ilusionismo donde la cordura y la realidad son alteradas con tal de narrar el descenso a lo más profundo de la psique del protagonista, dando como resultado una de las obras más recordadas del cine español contemporáneo.

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