El pasado 10 de febrero se estrenó Los desiertos crecen de noche en el Teatro Fernán Gómez, una pieza antológica de José Sanchis Sinisterra. La pieza se representa en la Sala Jardiel Poncela, de martes a domingo. Protagonizada por David Lorente, Clara Sanchis, Concha Delgado y José Luis Patiño, cuenta también con música en directo. Además, la dirección ha corrido a cargo de David Lorente y Clara Sanchis. Se representará hasta el 5 de marzo en el Teatro Fernán Gómez.
Título: Los desiertos crecen de noche Título original: Los desiertos crecen de noche
Reparto: David Lorente Clara Sanchis Concha Delgado José Luis Patiño
Duración: 95 min. apróx. Dirección: Clara Sanchis y David Lorente Dramaturgia: José Sanchis Sinisterra Música original: Los Pájaros Producción: Producciones Artísticas Triana S.L. y Los Pájaros
Tráiler de 'Los desiertos crecen de noche'
Sinopsis de 'Los desiertos crecen de noche'
Los desiertos crecen de noche es un espectáculo con música en directo, construido con piezas antológicas del “Teatro menor” de José Sanchis Sinisterra, algunas de ellas llevadas a escena por primera vez. Un microcosmos atravesado por el humor, el misterio y la imaginación, que juega con el poder de la palabra y sus imprevisibles trampas. En la jungla del lenguaje acechan mil peligros
Una banda de música se pierde en su propia música. Rodolfo y Ludovina nunca llegan a besarse Un director de teatro lucha con el tigre que lleva dentro. Una lectora descubre sus sueños más íntimos en la novela de un autor desconocido…Cuando las palabras nos abandonan, ¿el vacío podría devorarnos?
Los personajes viajan en un laberinto de historias, que recorre la temática más pura del teatro breve de José Sanchis Sinisterra.
Nada es lo que parece. Yo somos muchos. El tiempo se desmelena. La necesidad del otro. La soledad. El Juego. Y el espectador…un jugador más.
Las piezas breves de José Sanchis Sinisterra que componen el espectáculo son Ahí está, Vacío, Cerrar los ojos, Instrucciones, Discronía, Carta, De tigres, Espejismos y Abandonos. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ).
Pequeñas piezas unidas por el mismo estilo
José Sanchis Sinisterra es uno de los nombres imprescindibles del panorama cultural teatral. En esta ocasión, se ponen en pie distintas piezas breves bajo el nombre de Los desiertos crecen de noche. Por tanto, se conocen diversas historias, que basan su fuerza sobre todo en el humor y en el histrionismo que posee cada uno de los personajes que se muestran en el escenario. Además, han sabido combinarlos para que, pese a desarrollarse de forma independiente, logren saltar de uno a otro desde una manera coherente y con una transición muy bien pensada. Gracias a ello, se sostiene esta recopilación, que hace que ir de una pieza a otra mantenga la atención del espectador. Lógicamente, hay algunas que funcionan mejor que otras, pero ello no quita que en su conjunto logre un resultado notable.
Uno de los aspectos a destacar es la utilización del surrealismo y de la exageración como aderezo, provocando fácilmente las carcajadas del espectador. Sin embargo, no se queda en una alegoría de lo absurdo, sino que se ve en varios pasajes una introspección sobre el arte de hacer teatro y logra una reflexión bien escogida. Por tanto, para aquellos amantes de la escena teatral, encontrarán momentos absolutamente fascinantes, pero también servirá como punto de unión con espectadores que no tengan tanto contacto con el teatro. También hay que aplaudir que el texto tome una personalidad fresca, así como el cuidado del lenguaje. Es un verdadero gusto ver cómo se cuida el vocabulario, dando musicalidad a las palabras utilizadas. Con lo cual, una muestra de gran calidad narrativa.
Intérpretes, personajes y actores
El elenco de Los desiertos crecen de noche cuenta con David Lorente, Clara Sanchis, Concha Delgado y José Luis Patiño. En primer lugar, David Lorente brilla en la pieza, con una actuación que evoluciona constantemente y que provoca las carcajadas en el espectador. No solo cuidado la dicción y la manera en la que mastica las palabras, sino que su lenguaje corporal y su expresividad es un auténtico frenesí que llega a un éxtasis absoluto. El espectador queda embriagado por su labor sobre las tablas, está increíble, impoluto. Después, Clara Sanchis expone una interpretación más tenue, elegante, que juega con su lenguaje no verbal y es lo que potencia. Asimismo, cultiva el lenguaje y la voz en todo momento. Una energía atrayente, que muestra su calidad como actriz.
Por su lado, Concha Delgado aborda su trabajo sobre las tablas con fuerza, con vehemencia y con una personalidad arrolladora que capta la atención del espectador. Se desenvuelve sin problema en el espacio dramático, recreándose en él y disfrutándolo. También se acompaña de un movimiento escénico bien planteado, que logra dar dinamismo a su actuación. Por último, pero no menos importante, José Luis Patiño interpreta con notoriedad, se deja fluir y da lo mejor de sí en todo momento. Así consigue hacer cada parte única y que se vean matices entre las distintas escenas. Como el resto de sus compañeros, cuida la voz, la dicción y el tono. En conclusión, el trabajo en equipo en esta obra es imprescindible y sacan pecho por ello.
El vacío
La acción dramática de Los desiertos crecen de noche inicia en un espacio vacío, a oscuras, iluminándose con uno de los objetos que serán fundamentales para el montaje. Por tanto, la mayor baza del montaje se halla en la utilización efectiva de distintos elementos sobre el escenario. Por ende, no se necesita de una construcción de escenografía propiamente para cada pieza, sino que se pone el foco en la interacción entre los actores, el movimiento en el espacio y claramente la acción. Además, en esa interacción con el medio, se realiza una transformación mediante la simbología que se coloca en cada parte. Este equilibrio hace que la transformación del medio se produzca de una forma fluida y cautivadora. Un ejemplo de cómo el minimalismo puede ser una elección muy acertada.
El espacio sonoro pasa por distintos lugares, desde la ejecución de música en estado puro hasta los efectos de sonido que hacen acto de presencia. En ese sentido, se puede comprobar cuál es su intención y es mantener la idiosincrasia concreta de la pieza. Con lo cual, en este montaje es importante ver que cada sonido tiene un significado fundamental en lo que sucede sobre las tablas. Además de provocar extrañeza, deja una estrategia muy interesante. Después, la obra logra un buen ritmo, destacando en aquellas escenas donde las risas se adueñan de la situación. Únicamente, hay algún relato que resta agilidad. También no logra un final más efectista, que llegue al ímpetu que ha ido mostrando a lo largo de la pieza.
Conclusión
Los desiertos crecen de noche es hilarante, singular, sorprende por un planteamiento que se aleja de lo habitual. Además, cuenta con una dramaturgia basada en distintas piezas cortas que logran captar a la audiencia. También hay que aplaudir al elenco, el cual no solo potencia su comedia, sino el cuidado del lenguaje, su expresividad, están pletóricos. En cuanto a la propuesta escénica, han sabido hacer de lo minimalista un símbolo, acompañada de una estrategia artística en continuo movimiento y sabiendo sacar partido al imaginario en torno a cada historia. Una antología de piezas breves que impresionan por una exposición dramática llena de comedia, fuerza y talento.