Los domingos mueren más personas que se presentó en la sección Horizontes Latinos de la pasada edición del Festival de San Sebastián, se estrenará en salas de cine españolas el 18 de julio de 2025. Segundo largometraje del director y guionista Iari Said (quién también protagoniza la cinta), fue la ganadora del premio WIP Latam en el Festival de San Sebastián 2023, en el que también recibió el Premio EGEDA Platino Industria. Además, se presentó en la selección del programa Acid del Festival de Cannes. Iair Said narra en esta película basada en experiencias personales, las reflexiones sobre la muerte de su padre.
Crítica de 'Los domingos mueren más personas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Los domingos mueren más personas
Título original: Los domingos mueren más personas
Reparto:
Rita Cortese (Dora)
Iair Said (David)
Juliana Gattas (Elisa)
Antonia Zegers (Silvia)
Francisco Bereny (Alejandro)
Rosario Ortega (Cantante de karaoke #1)
Alejandro Valente (Federico)
Sofía Vitola (Cantante de karaoke #2)
Año: 2024
Duración: 77 min.
País: Argentina
Director: Iair Said
Guion: Iair Said
Fotografía: Giovanni Cimarosti
Música: Franz Ascari
Género: Comedia dramática
Distribuidor: Sherlock Films
Tráiler de 'Los domingos mueren más personas'
Sinopsis
David, un joven judío de clase media, corpulento y con miedo a volar, vuelve de Europa a Buenos Aires por el fallecimiento de su tío. En este regreso, David se entera de que su madre ha decidido desconectar el respirador de su padre, el único que lo mantiene vivo desde hace años. David vuelve a la casa de su infancia, donde oscila entre la convivencia íntima con su madre y una voracidad por llenar su angustia existencial. Mientras sus días en Buenos Aires avanzan, David intentará evitar de cualquier manera volver a ver a su padre internado, aunque el destino hará lo imposible para que ese encuentro se concrete. (Sherlock Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Volver a casa
La historia se construye desde lo pequeño, la incomodidad de dormir en una casa que ya no se siente propia, los silencios pesados entre madre e hijo, las decisiones médicas que arrastran dilemas emocionales. La trama no tiene grandes giros ni un arco marcado. Funciona más bien como una serie de momentos que van tejiendo la resistencia de David a enfrentarse con el hecho inevitable, ver a su padre.
En ese tránsito entre el rechazo y la necesidad de cierre, Los domingos mueren más personas consigue algunos de sus momentos más humanos. También es cierto que por momentos se siente que la historia no avanza, gira sobre sí misma, atrapada en la ansiedad del protagonista sin terminar de despegar emocionalmente.
Dirigir desde dentro
Iair Said opta por una puesta en escena muy contenida, casi minimalista, que refuerza esa sensación de encierro emocional del personaje principal. La dirección evita dramatismos excesivos, prefiere los planos fijos, los encuadres cerrados, los tiempos muertos. Hay una intención clara de construir una atmósfera íntima, casi asfixiante, que por momentos funciona, como en las escenas con la madre, donde la incomodidad es palpable, pero que en otras se vuelve reiterativa.
El humor, a medio camino entre lo absurdo y lo melancólico, se cuela de forma natural en los diálogos y situaciones, aunque no siempre logra equilibrio con el drama. La apuesta por un tono híbrido es valiente, pero a veces la mezcla no termina de cuajar. El autor parece más cómodo cuando roza el ridículo o el dolor silencioso que cuando tiene que sostener la tensión emocional de las decisiones más duras.
Un actor encerrado en su propio cuerpo
Iair Said construye su personaje desde la incomodidad, un joven abrumado por su físico, su sexualidad, su familia y sus miedos. Su interpretación tiene algo de crudo y algo de contenido al mismo tiempo, es un David que nunca termina de mostrarse por completo, lo que resulta coherente con la narrativa. Aunque por momentos deja al espectador deseando un poco más de vulnerabilidad abierta.
Rita Cortese (Blondi), como su madre, entrega probablemente la actuación más sólida de Los domingos mueren más personas. Contenida, fría, firme, pero dejando entrever el desgaste emocional de una mujer que ha vivido con el dolor durante demasiado tiempo. El resto del elenco es funcional, aunque con apariciones breves. Aquí no hay grandes escenas para el lucimiento actoral, sino microgestos y silencios, y en ese registro, el reparto responde con honestidad.
Crudo y estático
La fotografía es sobria, con tonos neutros y cierta frialdad que acompaña el tono emocional del relato. Buenos Aires aparece poco como escenario reconocible. Más bien es un espacio abstracto, interior, hecho de casas cerradas, hospitales impersonales y calles anónimas.
El montaje es pausado, lo que en algunos tramos contribuye a la introspección, pero en otros acentúa cierta sensación de estancamiento. La música, cuando aparece, es discreta y correcta, sin imponerse, el diseño sonoro acompaña con eficacia los momentos de soledad o incomodidad, aunque sin una presencia particularmente destacable.
Conclusión de 'Los domingos mueren más personas'
Los domingos mueren más personas no es una película fácil de clasificar. Se mueve entre la autoficción, el drama familiar y la comedia existencial con cierta torpeza, pero también con honestidad. A veces parece demasiado centrada en su propio ombligo, atrapada en el universo personal del director/protagonista, y eso puede desconcentrar y sacar de la película.
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