En 2015 Quentin Tarantino dirigió finalmente Los odiosos ocho, un proyecto que vio la luz después de haberse visto paralizado por la filtración de la primera versión del guión y reactivarse tras una exitosa lectura pública. Una película con aroma a western pero que esconde la riqueza referencial habitual de su director.
Crítica de 'Los odiosos ocho'
Ficha Técnica
Título: Los odiosos ocho
Título original: The Hateful Eight
Reparto:
Samuel L. Jackson (Maquis Warren)
Kurt Russell (John Ruth)
Jennifer Jason Leigh (Daisy Domergue)
Walton Goggins (Sheriff Chris Mannix)
Demián Bichir (Bob)
Año: 2015
Duración: 167 min
País: Estados Unidos
Director: Quentin Tarantino
Guion: Quentin Tarantino
Fotografía: Robert Richardson
Música: Ennio Morricone
Género: Western
Distribuidora: eOne Films Spain
Tráiler de 'Los odiosos ocho'
Sinopsis de 'Los odiosos ocho'
Premios
- Premios Oscar: Mejor banda sonora original (Ennio Morricone). 3 nominaciones. 2015
- Globos de Oro: Mejor banda sonora original. 2015
- Premios BAFTA: Mejor banda sonora. 2015
- National Board Review (NBR): Top 10, actriz sec. (Jason Leigh), guión original. 2015
- Critics Choice Awards: Mejor banda sonora. 2015
- Asociación de Críticos de Los Angeles: Nominada a Mejor banda sonora. 2015
- Asociación de Críticos de Chicago: Mejor banda sonora. 4 nominaciones. 2015
- Saturn Awards: 5 nominaciones, incluyendo mejor Thriller y actor (L. Jackson). 2015
Dónde se puede ver la película
Tarantino también dirige westerns
Quentin Tarantino ha afirmado en varias ocasiones, que a John Ford no le gustarían sus películas. Puede que esto fuera así, nunca se comprobará, lo que podemos asegurar es que el de Tennessee tiene al director irlandés muy presente en esta cinta. Tarantino utiliza planos muy fordianos en la obertura de Los odiosos ocho (The hateful eight), esos espacios abiertos nos recuerdan al Monument Valley tan utilizado por Ford, aunque también nos traen a la memoria a David Lean. La diligencia nos recuerda directamente a la que John Wayne defendió en la película que revolucionó el cine en su momento, de hecho la compañía mostrada en pantalla como dueña del transporte, existió realmente, a pesar de no operar Wisconsin, y su nombre es similar a la que aparece en la película de Ford.
Un western que va mutando
No debemos emocionarnos en demasía con la idea de una película rodada en exteriores, evocando el espíritu del western más clásico. Cual niño aburrido de su juguete, Tarantino cambia bruscamente de escenario en Los odiosos ocho, encerrando a sus personajes, y junto con ellos al espectador, en un espacio pequeño, rodeados por una tormenta de nieve. Si unimos estos factores, por momentos, parece trasladarnos hasta la Antártida y la expedición científica atrapada en La cosa (The thing) (1982) de John Carpenter. La primera conexión, y más evidente, sería el mismo Kurt Russell, ataviado con el mismo mostacho que lució en Tombstone (1993). Otro nexo sería esa sensación de recelo que se va apoderando de los personajes aquí como lo hizo en su momento con aquel grupo de científicos.
La clave en esa evolución está marcada por la música de Ennio Morricone, mucho más cercana a sus composiciones de terror, como los giallos, que a sus westerns. De esa manera evoca una atmósfera claustrofóbica y de horror que ya había conseguido emular en la película de Carpenter, cuya banda sonora también compuso. El octogenario músico llegó incluso a utilizar alguna pista de aquella misma pieza que había sido descartada en su momento.
Spaghetti western en una cabaña
Salpicadas a lo largo de todo el metraje de Los odiosos ocho, pero principalmente concentradas en el tercio final, podemos encontrar referencias a Sergio Leone y sus spaghetti westerns, con el uso de una violencia que puede resultar cruda, pero acaba teniendo un punto cómico que alivia la tensión del momento. Quizás el Leone más presente es el de Érase una vez en América (Once upon a time in America) (1984), por la narración pausada, y el trasfondo que muestra cómo se construye esa gigantesca nación, las bases sobre las que se asienta. Tarantino siempre se ha reconocido más seguidor de Sergio Corbucci, y El gran silencio (1968), es otra clara referencia, con ese paisaje nevado y plagado de personajes oscuros, y con la fotografía de Silvano Ippolitti como clara referencia.
Más allá del western
Los odiosos ocho tiene clara apariencia de western, pero en el fondo todo lo relacionado con ese género acaba siendo meramente accesorio. A diferencia de otras de sus películas, que han sido formal y estructuralmente bastante más cercanas a la categoría, partiendo desde puntos más lejanos.
Hemos enumerado algunas de las muchas referencias que podamos o queramos encontrar en la película, sin embargo, una vez más, y quizás ahora más que nunca, Tarantino se ama a si mismo más que a nadie. Por eso el grueso del film sigue siendo más tarantiniano que cualquier otro adjetivo aplicable. Se engloba dentro de ese mundo que ha ido creando en sus películas, con múltiples referencias en cada una de ellas, generando esa clase de universo paralelo. Una vez más, sus diálogos son la parte principal y primordial de la cinta, y los mima hasta el punto de no llegar a aprovechar suficientemente la majestuosa banda sonora que le compuso Ennio Morricone.
Tarantino siempre seguirá siendo él mismo, y eso ya es mucho más de lo que puede ofrecer gran parte de los directores y guionistas actuales. El problema comienza a surgir cuando el monstruo que ha creado, parece ir devorándose a si mismo, encerrado en un círculo vicioso del que parece no querer salir. No estaría de más que se observara con un poco de distancia, antes de acabar autofagocitándose por veneración a su propia figura artística.
Tarantino y los revisionados
Aún así, quién no ha tenido malas sensaciones tras el primer visionado de una película de Tarantino, y ese resquemor se ha apaciguado con un segundo pase, para acabar convirtiéndose en una sensación bastante más agradable con el paso del tiempo, y terminar sintiendo que lo ha vuelto a conseguir. Pues eso mismo es lo que ocurre con Los odiosos ocho, que gana con cada nuevo pase. Consigue sumergirnos en el maravilloso mundo al que nos transporta el genio en cada una de sus creaciones, que acaban siendo mucho más que esa colección ecléctica de homenajes y referencias cinéfilas.