"Los tacones de papá": Las plañideras 'fashion' de la calle Hortaleza

Los tacones de papá nos presenta el mundo del transformismo visto a través de los ojos de una joven católica apostólica y romana. Una joven que tras la muerte de su padre descubre que en la vida no todo son blancos y negros, también hay más colores.

Un texto divertido y tierno del gran autor José Warletta cuyas últimas comedias pueden verse en el teatro Lara: “ÚLTIMA PLANTA” y “ SANTAS Y PERVERSAS”, ésta última actualmente está siendo representada por la compañía de teatro nacional de Sofía, Bulgaria. Considerada, por la prensa especializada, como la mejor comedia del 2023 en la capital búlgara.

Jose Warletta comparte la dirección con Juan Luis Iborra premiado el pasado año como mejor Director de Musical por “ LOS CHICOS DEL CORO”, galardonado con un premio Goya como guionista, director de numerosas películas, obras de teatro y series de TV. (TEATRO LARA). 

El brilli, brilli asoma en el velorio

José Warletta se lanza a su primera gran producción con Los tacones de papá, un musical que pone por bandera la necesidad de reivindicar la libertad y el respeto. Así, a través de un libreto en el que prima la comedia, explora una historia ligera, distendida, que revela el reencuentro y el perdón mediante canciones en las que prima el divertimento. Por tanto, este espectáculo busca hacer pasar un buen rato a los espectadores y lo consigue. Sin duda, para aquellos que busquen un entretenimiento accesible, se verán satisfechos con las aventuras y desventuras de este grupo de personajes excéntricos, pero muy cercanos.

La comedia es su principal baza y es normal que la pieza navegue en ella en todo momento, ofreciendo varios gags donde las carcajadas llenan el patio de butacas. La construcción de los personajes se lleva al extremo, retorciendo el estereotipo para llevarlo a su favor. Por ende, se agradece que haya también una parte más reflexiva, aunque sea fácil, como ocurre cuando se reflexiona sobre la burla a la fe en una persona religiosa. Este equilibrio hace que no se banalice la diversidad de opiniones, sino busque crear puentes. Únicamente, algunas letras de las canciones no logran el mismo efecto que la dramaturgia. También cabe mencionar que su frescura podría no satisfacer a quiénes busquen un relato con más prismas.

De beata a liberada

Pepa Rus lidera el reparto de Los tacones de papá, volviendo a mostrar su carisma y su personalidad sobre la escena. Sin duda, ofrece uno de los mejores trabajos de la obra, comprendiendo la identidad de su personaje y llevándolo hacia allí en todo momento. Además, sabe manejar la comedia física sin problema, lo que hace que triunfe en el equilibrio de lo verbal y lo gestual. Después, Elisa Matilla brilla en todo momento, deslenguada, ácida, llena de vida, sabe aprovechar cada ocasión para llenar el escenario. Es un torrente, es un gusto verla sobre el escenario y aquí eleva la labor conjunta del reparto.

Eva Diago no se queda atrás, lo que indica que el trabajo está bien hecho. En sintonía con sus compañeras, gana más en la interacción que en su actuación individual. Aun así, se ve una comodidad sobre la escena que le otorga ese punto de verosimilitud y naturalidad necesaria para lucirse. Fran del Pino cumple con su trabajo, como reclamo masculino físico, aunque todavía puede pulir más su trabajo dramático. La razón no es otra que todavía cae en lo impostado y no se deja fluir del todo. Por último, Julio Bellido y Alberto Zimmer, también conocido como Pupi Poisson, están magníficos, son dos perfectos maestros de ceremonias. Una exquisitez verles conducir la obra, aprovechando cada momento para dar lo mejor de sí mismos.

Las últimas voluntades

A pesar del imaginario que se tiene en torno a las producciones de teatro musical, no siempre se apuesta por una producción de gran envergadura como se puede esperar de los famoso musicales de la Gran Vía. Sin embargo, Los tacones de papá ha sabido aprovechar ese minimalismo, evitando entrar en la estructura general de este tipo de montajes. Por un lado, la escenografía utiliza una construcción estéticamente atractiva y que termina de afianzar el símbolo del tacón. El vestuario es otro de los puntos a favor, viéndose la transformación entre el groso de la obra y el número final. La composición musical está acorde a lo que se busca con esta pieza, un ambiente festivo y popular.

La duración es otro de los puntos a favor, dado que no se percibe en ningún momento que se alargue en demasía y tampoco que falte mayor tiempo. Por lo que, han sabido medir bien los tiempos. El ritmo es dinámico, sabiendo y conociéndose el estilo de obra que es. Gracias a ello, la mayor parte de espectadores saldrá con buen sabor de boca. Por otro lado, todavía debe ajustarse el sonido de sala, dado que las voces muchas veces son difíciles de entender y, con ello, lo que dicen en cada canción. Hay detalles que podrían navegar más en lo sutil, como el cuerpo de La Castro. Se entiende que es comedia, pero la sensación de lo visual no es del todo positiva. A pesar de ello, el resultado es positivo.

Conclusión

Los tacones de papá es un musical ligero y disfrutable, que busca el entretenimiento como principal fin. Por ello, el libreto se lanza más hacia la comedia y los gags, no adentrándose en construcciones más complejas. El reparto consigue una ejecución llena de vida y de carisma, prueba de ello es el gran trabajo de Pepa Rus, Elisa Matilla, Julio Bellido y Alberto Zimmer, Pupi Poisson. A nivel técnico y artístico, resuelven sin problema el diseño de la escenografía, así como un vestuario adecuado y certero. El ritmo de la obra atina completamente, así como la duración. No obstante, sería interesante revisar algunos aspectos, como el sonido en sala. Un entierro en el que no falta la fiesta y el perdón, dejando una sensación de guilty pleasure bien disfrutado.

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