Adam Elliot, el consagrado director de animación ganador de un Premio de la Academia por su cortometraje animado “Harvey Krumpet” y que deslumbró a toda una industria con la sublime Mary and Max, escribe y dirige Memorias de un caracol, una sensible, delicada y tragicómica cinta de animación en stop-motion que ya ha sido nominada a los Oscars, y es que no es para menos. La triste vida de dos hermanos separados al enfrentarse a la orfandad narrada por una inocente niña obsesionada con los caracoles y a la que la vida parece no sonreírle demasiado. A base de plastilina y tragedias, Elliot crea un íntimo relato sobre dejar ir, sobre la inesperada virtud que traen consigo los reveses de la vida, sobre bailar en la tormenta. Estreno en salas de cine españolas el 31 de enero de 2025.
Crítica de 'Memorias de un caracol'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Memorias de un caracol
Título original: Memoir of a Snail
Reparto:
Jacki Weaver (Pinky)
Sarah Snook (Grace Pudel)
Charlotte Belsey (Grace de joven)
Agnes Davison (Grace de joven adicional)
Mason Litsos (Gilbert de joven)
Daniel Agdag (Doctor)
Eric Bana (Jaime, el magistrado)
Saxon Wright (Bert)
Dominique Pinon (Percy Pudel)
Selena Brennan (Annie Pudel)
Año: 2024
Duración: 94 min.
País: Australia
Director: Adam Elliot
Guion: Adam Elliot
Fotografía: Gerald Thompson
Música: Elena Kats-Chernin
Género: Animación. Drama
Distribuidor: Madfer Films
Tráiler de 'Memorias de un caracol'
Sinopsis
En la Australia de los años 70, la vida de Grace está marcada por la desgracia y la pérdida. Cuando su unidad familiar se desmorona y es separada de su hermano gemelo, Gilbert, desarrolla una afición a coleccionar adornos de caracoles para calmar su soledad. Grace encuentra esperanza cuando desarrolla una amistad con una anciana excéntrica, Pinky, quien la inspira a salir de su caparazón y dejar de lado las cosas que alborotan su hogar y su mente. (Madfer Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
El amor y sus improbables formas
Khalil Gibran, sabio poeta libanés, escribía : "El amor no da más que de sí mismo y no toma nada sino de sí mismo. El amor no posee ni es poseído; porque el amor es suficiente para el amor." Y es que sobre eso mismo trata Memorias de un caracol, sobre el amor y sus enrevesadas formas, tan improbables como enternecedoras, tan irónicas como humanas. Ya se exploraba la soledad y las conexiones humanas en Mary and Max, tratado de una relación epistolar entre un hombre autista neoyorquino y una niña australiana, haciendo de su inusual amistad un bálsamo contra su terrible soledad mientras era narrada desde los inocentes ojos de la niña. Memorias de un caracol sigue exactamente el mismo esquema, la vida de una entrañable infante a medida que crece y los desdichados desvíos que su vida va tomando.
En un tono agridulcemente cómico, somos conscientes de la triste vida de nuestra pequeña protagonista, que va añadiendo pesares a su mochila, intentando vivir una vida que le sobrepasa en todos los aspectos. Adam Elliot vuelve a esculpir un bellísimo y sensible relato sobre el amor y las relaciones interpersonales más allá del tiempo y del espacio, que evoca más al espectador una leve sonrisa melancólica y reflexiva con un retrogusto agridulce que la mueca sencillamente feliz y desenfadada que suelen suscitar las cintas animadas convencionales. Si por algo se caracteriza el director, es por narrar con una sensibilidad melancólicamente poética que hace reír al niño y reverbera en las experiencias vitales del padre.
Con el fino pincel de la ironía se engalana una profunda reflexión sobre el pasado y sobre la carga que deja este a nuestras espaldas, sobre cómo quedamos marcados por un camino tan imprevisible como maravilloso.
Esculpir una vida
La estilizada y reconocible técnica escultórica que Adam Elliot utiliza de nuevo se funde en conexión con la naturaleza del relato, que aunque a primera vista parezca desenfadado, esconde mucho tras él. Un mundo mucho más detallado y una animación más pulida que la de los anteriores trabajos del director hacen del visionado de la cinta un auténtico placer. El elenco de actores que prestan voz a los personajes (Sarah Snook, Kodi Smit-McPhee..) rezuman vitalidad y le aportan dinamismo a unos personajes excéntricos y únicos. La fotografía y música acompañan también al intrincado e íntimo mundo de Memorias de un caracol, que apela directamente a nuestro mundo interior y nuestras decisiones vitales.
Conclusión de 'Memorias de un caracol'
Memorias de un caracol es el amor esculpido en plastilina, es el bello y único instante donde uno sabe que ha de dejar ir y se toma un instante para contemplar el camino recorrido. Citando a Kierkegaard y al corazón temático de esta maravillosa cinta : "La vida sólo puede ser entendida mirando hacia atrás, pero tiene que ser vivida hacia delante”.
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