Mi postre favorito es una película sobre las segundas oportunidades, sobre la posibilidad de empezar de cero sin importar la edad o el género, en contra de lo que dicta la tradición. Un valiente canto a la libertad que halla en las historias personales la forma más sutil de subversión. Los directores Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha, autores de El perdón (Mejor Dirección en la 66 Seminci), han estado siempre en el ojo del huracán, denunciando la desigualdad de su Irán natal. Tanto así que a raíz de su último film el gobierno ha retirado sus pasaportes, prohibiéndoles salir del país. Ganadora de los premios FIPRESCI y del Jurado Ecuménico en el Festival de Berlín 2024, se estrena en salas de cine españolas el 11 de julio de 2025.
Crítica de 'Mi postre favorito'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Mi postre favorito
Título original: Keyke mahboobe man / My Favourite Cake
Reparto:
Lili Farhadpour (Mahin)
Esmaeel Mehrabi (Faramarz)
Mohammad Heidari (Joven taxista)
Año: 2024
Duración: 97 min.
País: Irán
Director: Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha
Guion: Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha
Fotografía: Mohammad Haddadi
Música: Henrik Nagy
Género: Drama. Romance
Distribuidor: Sherlock Films
Tráiler de 'Mi postre favorito'
Sinopsis
Mahin, de 70 años, vive sola en Teherán desde que murió su marido y su hija se mudó a Europa. Desde su independencia, Mahin desafía las expectativas de su entorno conservador. Más aún cuando inesperadamente conoce y empieza una relación amorosa con un taxista llamado Faramarz.
Dónde se puede ver la película en streaming
Amor y autodescubrimiento en un contexto conservador
Mi postre favorito sigue a Mahin, una mujer de 70 años que desafía las normas de su entorno al vivir sola y retomar el control de su vida tras la muerte de su esposo. Su relación con Faramarz, un taxista amable y honesto, le ofrece no solo una segunda oportunidad en el amor, sino también un espacio para explorar su independencia y felicidad personal.
El guion aborda temas relevantes, como las expectativas culturales hacia las mujeres mayores y la presión social para seguir normas tradicionales. Aunque la relación entre Mahin y Faramarz se desarrolla con autenticidad y encanto, el conflicto externo, representado por el juicio de la comunidad, a veces se presenta de forma demasiado simplista, dejando una sensación de oportunidad desaprovechada para explorar más profundamente estas tensiones.
Sensibilidad y humor equilibrados
El dúo de directores aborda la historia de Mahin con un toque de ternura y humor que captura la cotidianeidad de su vida en Teherán. Moghadam y Sanaeeha destacan en la creación de momentos íntimos que permiten al espectador conectarse con la protagonista, mientras retratan la ciudad como un personaje en sí misma, lleno de contrastes entre lo moderno y lo tradicional.
Sin embargo, aunque la dirección es eficaz en los momentos más personales, la narrativa se siente algo inconsistente en su ritmo. Las transiciones entre el drama y la comedia a veces son abruptas, lo que puede desconcertar al espectador y restar fluidez al desarrollo de la historia.
Un dúo que sostiene la narrativa
La interpretación de Lili Farhadpour como Mahin es el corazón de la película. Su actuación es natural y conmovedora, transmitiendo una mezcla de fragilidad y determinación que hace que su personaje sea completamente creíble. Esmaeel Mehrabi, que interpreta a Faramarz, aporta calidez y humor, logrando una química con Mahin que eleva las escenas que comparten.
El elenco secundario cumple con su función de mostrar las barreras sociales a las que ella se enfrenta. Sin embargo, estos personajes no siempre están suficientemente desarrollados, lo que limita el impacto de sus interacciones con los protagonistas.
Sencillez que realza la historia
La fotografía utiliza planos íntimos y una iluminación cálida para resaltar los momentos personales de Mahin y Faramarz, mientras que las calles de Teherán sirven como un telón de fondo que refleja tanto el dinamismo de la ciudad como sus restricciones culturales.
La música, compuesta principalmente por piezas suaves y melancólicas, complementa bien el tono de la película, aunque en algunos momentos parece subrayar demasiado las emociones en lugar de dejarlas fluir de manera natural.
Conclusión de 'Mi postre favorito'
Mi postre favorito destaca por su sensibilidad y su representación del amor en una etapa tardía de la vida. Aunque su narrativa carece de profundidad en algunos aspectos y su ritmo es inconsistente, las actuaciones de los protagonistas y los temas que aborda logran mantener el interés del espectador.
Ofrece un relato cálido y reflexivo que, aunque imperfecto, deja una sensación de ternura y esperanza. Una dulce y modesta celebración de la valentía que requiere amar y vivir plenamente, incluso en contra de las expectativas sociales.
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