Mi vida entre las hormigas es un documental que explora la vida y obra de Jorge Martínez, líder de la banda de rock española Ilegales. Dirigido por Chema Veiga y Juan Moya (Arny Historia de una infamia), el documental ofrece un retrato íntimo y profundo de este personaje carismático y controvertido, conocido por su energía en el escenario y sus letras provocadoras. A través de entrevistas, imágenes de archivo y material inédito, el documental recorre la trayectoria de Ilegales y su impacto en la música española, ofreciendo un testimonio valioso sobre la historia del rock en España.
Crítica de 'Mi vida entre las hormigas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Mi vida entre las hormigas
Título original: Mi vida entre las hormigas
Reparto:
Jesús Ordovás
Paco Martin
Miguel Ríos
Igor Paskual
Jaime Urrutia
Pablo Carbonell
Angel Carmona
Año: 2017
Duración: 96 min.
País: España
Director: Chema Veiga, Juan Moya
Guion: Juan Moya, Chema Veiga
Fotografía: Marco Caneda, Sules García, David Ruiz
Música: Altube Filmeak S.L, Médula Producciones, RTPA
Género: Documental
Distribuidor:
Tráiler de 'Mi vida entre las hormigas'
Sinopsis
Documental que pretende comprender el universo musical del grupo de rock "Ilegales", y para ello es imprescindible conocer de cerca a su líder y vocalista Jorge Martínez; devorador de Nietzsche y Quevedo, coleccionista de soldados de plomo y guitarras eléctricas, aficionado a las inmersiones marinas y a las excursiones nocturnas, bien sea para observar animales en los bosques asturianos o para abrevar en los tugurios de Medellín.
Dónde se puede ver la película en streaming
Riff y nocturnidad
Mi vida entre las hormigas articula una narrativa que escapa de la simple cronología, no es un "del garito a la fama y de la fama al declive”, es un documental que entiende que hay artistas cuya historia no es ascendente ni descendente, sino circular, como una noria que nunca sabes si sube o baja.
Se recurre a archivo, entrevistas, actuaciones y anécdotas delirantes que parecen exageradas hasta que recuerdas que estamos hablando de Ilegales. Todo suena real porque procede de la boca de quien convirtió la música en un campo de batalla.
Si el documental transmite algo con claridad es que Ilegales no es un grupo que se adaptara a un tiempo. Es un grupo que exigió al tiempo que se adaptara a su ruido. Esa es su esencia y el documental lo entiende, el arte como acto ofensivo, como defensa, como catarsis y como territorio donde nadie pide permiso.
Mirar de cerca
Chema Veiga y Juan Moya realizan una dirección que evita dos peligros frecuentes del documental musical, ni santifica al protagonista ni lo utiliza como mero espectáculo decadente. La cámara observa con curiosidad, pero también con cautela; sabe que está frente a alguien que no se puede embotellar en un discurso lineal ni edulcorado.
Las decisiones formales funcionan como pequeños detonantes emocionales, no solo recuerdan, sino que reactivan un impulso, un latido punk, una bocanada de inconformismo, la obra respira porque deja respirar.
Recordar es exponerse
Compañeros, músicos, amigos y periodistas ofrecen piezas de un rompecabezas que quizás nunca estuvo pensado para completarse. La autenticidad del líder del grupo es tan contundente que resulta extraño llamarlo “personaje”, pero el cine obliga a hacerlo, porque hay personas que viven con una teatralidad de fondo que no busca aplauso. Lo interesante es que las intervenciones no buscan contar la verdad, sino sus verdades, y eso compone un mosaico rico, polifónico, honesto.
Un archivo que es memoria
Mi vida entre las hormigas combina material de archivo, entrevistas y registros documentales recientes para crear una obra visual que es testimonio y también pulso. No busca brillar técnicamente, sino ser transparente, lo cual es una decisión técnica en sí misma. La música tiene una presencia poderosa, no solo como banda sonora sino como argumento.
Algunos montajes que enlazan declaraciones, conciertos y reflexiones funcionan como pequeñas cápsulas que resumen lo que fue Ilegales, ruido, fragilidad y una especie de filosofía callejera muy seria aunque se cuente entre risas.
Conclusión de 'Mi vida entre las hormigas'
Ahora que Jorge Martínez ya no está entre nosotros, Mi vida entre las hormigas adquiere otro peso, no solo retrata un artista, retrata una forma de estar vivo. Jorge fue un francotirador del lenguaje, un filósofo de bar, un pensador sin pretensión de gurú, un poeta eléctrico, alguien que no pidió perdón por ser como era, ni permiso para decir lo que pensaba.
Se podrá discutir su personaje, su carácter o sus excesos pero es la prueba de que un artista no es quien busca la comodidad del aplauso, sino quien asume el riesgo del abucheo.
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