Este 20 de enero se estrena en HBO Max Arny Historia de una infamia, serie documental dirigida por Juan Moya centrado en el mediático caso que todavía resuena en la sociedad española. Este título busca reflejar las injusticias, faltas y afrentas que se abrieron contra personas inocentes ante la prensa y el propio sistema judicial. Personajes públicos como Jesús Vázquez, Javier Gurruchaga o Jorge Cadaval fueron algunos nombres que vieron sus vidas afectadas por un proceso legal que terminó por darles la razón: eran inocentes. Un caso de corrupción de menores que marcó los años 90 en España.
Arny Historia de una infamianos lleva a 1995, 32 hombres fueron acusados y juzgados durante dos años por un montaje que quería condenarlos por su sexualidad. Estalla el caso Arny. (HBO MAX).
El morbo se apodera de la justicia
Juan Moya dirige Arny Historia de una infamia, una docuserie en la que se desgrana cómo se produjo uno de los casos mediáticos más famosos de la cultura española. Desde el principio se puede ver la intención de hacer honor a aquellos acusados que injustamente fueron señalados por un proceso que no mantuvo la presunción de inocencia. Además, hay que admitir que a pesar de la repercusión que tuvo el caso, hay generaciones más jóvenes que no tienen conocimiento de uno de los desastres judiciales más destacados de la historia de España. Por tanto, la elección de la temática es un acierto, así como la manera de abordarlo, dado que se fundamenta en una base sólida, ordenada cronológicamente, siendo muy fácil de seguir y con un mensaje claro contra la homofobia.
Su mayor fuerte se halla una exposición de hechos sin florituras, con el suficiente misterio y tensión que merece el carácter televisivo en el que se enmarca, pero evitando caer en lo que se critica. También hay que subrayar el gran trabajo que han hecho con los invitados a participar en el documental, obteniendo las declaraciones de figuras como Jesús Vázquez hasta el hijo del juez Manuel Rico Lara. Únicamente, hay momentos en las que algunas declaraciones y personajes escogidos, al realizar un análisis, se plantean algo repetitivas y basadas más en una opinión que en un base más exhaustiva. Por ello, se queda una mirada algo subjetiva en ese sentido, aunque, por suerte, no termina por afectar en su totalidad. La verosimilitud la consiguen los datos y el material gráfico que se expone episodio tras episodio.
Grafismo acertado
Cada vez son más las series documentales las que se estrenan en las plataformas digitales, demostrándose que es un género que atrae a los espectadores totalmente. Por ello, es difícil lograr una estrategia original y fresca, dado que a pesar de los esfuerzos, muchas veces es complicado que se vea un despliegue técnico genuino. No obstante, es posible, habiéndose visto en títulos de esta índole. Sin embargo, en Arny Historia de una infamia se produce una mezcla. En primer lugar, se ve un diseño muy atractivo, una selección de contenido y un ritmo de montaje que engancha, que logra obtener un aire diferente. El problema surge a partir del segundo capítulo, donde se ve que se sigue el mismo esquema, lo que hace que las expectativas creadas desciendan algo.
Aun así, no se puede negar que hay un buen trabajo en la recolección de material gráfico y videográfico en este título. Desluce en varios momentos al volverse reiterativo, ya que se ven en más de una ocasión declaraciones que ya han sido oídas previamente. En consecuencia, resulta un déjà vu que puede llegar a incomodar al espectador, dado que tampoco tiene un sentido narrativo o artístico que lo justifique. Por otra parte, la banda sonora utilizada cumple con su función, aunque tampoco hay un especial énfasis en ella. En relación al grafismo, se puede determinar que mantiene una estética acorde con la temática, dándole matices que permiten conocer el sello de identidad de este proyecto. Coherente y con puntos interesantes, pero mejorable en el apartado de montaje.
Conclusión
Arny Historia de una infamia es una serie documental que revive uno de los casos mediáticos que expone el fracaso de las instituciones en España, así como la homofobia de entonces. Por tanto, la justificación del documental y la exposición de hechos son los aspectos más positivos, junto a las distintas personas que van apareciendo en cada episodio. Así se consigue tener una visión, por lo menos, general de lo ocurrido y de las consecuencias que suscitaron para sus víctimas y mediáticamente.
Sin embargo, el montaje no goza de la misma brillanteza, decantándose por una reiteración y una estructura que arranca con frescura, pero termina por encajonarse sin dar mayor dinamismo. Aun así, la identidad gráfica del proyecto es muy atractiva. Retoma de una forma notable un caso que parecía olvidado para exponer una denuncia callada para reivindicar y reparar a nivel público la afrenta a las víctimas que lo sufrieron.