Uno de los primeros títulos que se ha subido a las tablas del Teatro de la Abadía ha sido Electra, de Fernanda Orazi. La dramaturga y directora versiona este clásico de Sofócles, reflexionando sobre el destino fatal, lo que se busca rechazar y lo adereza con humor. Protagonizada por Carmen Angulo, Javier Ballesteros, Leticia Etala y Juan Paños, se puede disfrutar de martes a sábado a las 20 horas y los domingos a las 19:30 en la Sala José Luis Alonso desde el pasado 12 de enero.
Reparto: Carmen Angulo
Javier Ballesteros
Leticia Etala
Juan Paños
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Fernanda Orazi Versión: Fernanda Orazi Autoría original: Sofócles
Traducción: José Velasco y García
Iluminación: David Picazo (AAI)
Música original y espacio sonoro: Javier Ntaca
Fotografía y vídeo: Luz Soria
Agradecimientos: Teatro de La Abadía, La imaginaria, Laura Klein Producción: Pílades Teatro
Ensayos de 'Electra'
Sinopsis de 'Electra'
Aquello que haría invivible la vida, aquello de lo cual nos es preciso huir lo antes posible, el teatro lo quiere. Como una mano que sostuviera un fuego sólo para verlo, lo afirma, lo busca y lo re-crea. El teatro bebe, come y se reproduce en lo que nosotros desechamos y desterramos por ser imposible de llevar a cabo en la “vida real”. Electra es la trayectoria de una llama sostenida que desafía a los suyos y a la actuación a no dejar caer el fuego y subir la apuesta del teatro hasta donde sea preciso.
Nosotros le hemos dicho “Sí” a esta Electra y a la aventura de abordar una tragedia griega que también es, para nosotros, seres dramáticos, lo inactuable. Con el Sí sostenido llegamos hasta aquí para arrojar esta promesa a la arena del teatro en el que, como en la tragedia, no todo está en nuestras manos. (TEATRO DE LA ABADÍA).
Niña y mujer
Uno de los clásicos más conocidos de Sofócles es su tragedia Electra, que regresa a la escena teatral de la mano de Fernanda Orazi. La dramaturga retoma esta historia para establecer un relato innovador al mismo tiempo que mantiene los elementos más importantes del material original. Por ello, se agradece una revisión en la cual se extrae una comedia desenfadada, que no peca de simpleza, dado que se halla en ella una escritura llena de matices e inteligencia. Gracias a ello, se convierte en una muestra de puro talento, donde se reivindica la risa ante el destino fatal de lo que acontece. Además, hay un cuidado en el lenguaje exquisito, algo que se agradece en un momento en el que se plantea más un lenguaje coloquial a la hora de querer realizar un montaje contemporáneo.
Hay quiénes puedan pensar que no se hace especial hincapié en el significado detrás de este mito griego, pero la realidad es que Orazi establece un ritual teatral que se aleja de una búsqueda concreta de mensajes. Por ende, experimenta a lo largo del libreto con perspectivas que dota de personalidad la propuesta, aunque ello también provoque que no sea accesible para todo tipos de espectadores. De esta forma, es el público quién también debe dejarse llevar por el espíritu de la pieza y poner el foco más en la forma, en el desarrollo de la propia lengua, que en el fin. Una decisión arriesgada que triunfa al evitarse caer en la reiteración de lo que ya saben los asistentes. Con lo cual, un verdadero éxito para Orazi.
Un reparto fabuloso
Uno de los motivos por los que Electra merece la pena disfrutarse es la elección de un elenco espléndido, desprende talento desde el primer minuto. Para comenzar, Leticia Etala está soberbia, un trabajo expresivo impoluto, donde no solo juega con esa locura y esa queja llevada al extremo. Además, sabe navegar entre el drama y la comedia sin perder ni un ápice de verosimilitud y naturalidad, unido a un sello de identidad único. Solamente, había algo de confusión en el acento por el que se decanta, dado que no termina de comprenderse la motivación artística detrás de ello. Después, Carmen Angulo sigue una estela de calidad, con una firmeza bien planteada, dando una cercanía que permite que tenga una conexión con el público. Su entrega y compromiso se hacen patentes con una luz especial que recae sobre ella.
Por otro lado, Javier Ballesteros vuelve a demostrar tener una personalidad que arrasa en escena, con una contundencia y un efecto sobre las tablas que encandila. Asimismo, el cuidado de la dicción, de cómo va ofreciendo detalle a lo que dice, con sus silencios y un ritmo apropiado, hace que sea una delicia escucharle y verle en el escenario. Sin duda, consigue embaucar a los espectadores, quiénes valoran de una manera muy positiva su actuación. También hay que destacar su manejo ante la comedia, sin necesidad de forzarla. Para terminar, sin ser menos importante, Juan Paños logra sacar partido a la irreverencia de su personaje, a ese carisma deslenguado, algo ácido, que encaja sin problemas en su trabajo artístico. Por lo que, no se puede negar que es un reparto magnífico.
Un estilo propio
A pesar de ser un debut, y nada menos que en el Teatro de la Abadía, Electra se deshace de florituras, de elementos que solo busquen engrandecer la obra como un escaparate artístico, sino que los justifica gracias a una acción bien confeccionada. A lo largo de la pieza hay distintos recursos, como el coro, que ensanchan la puesta en escena, viéndose desde donde parte hasta dónde llega. Lo mismo sucede con la forma de marcar el espacio-tiempo, los distintos personajes, los pasajes por lo que va transitando la pieza... Se ve una ejecución limpia, que ha elegido de una forma genuina. La elección del vestuario es particular, encajando con la idiosincrasia propia del montaje. Asimismo, se subraya un diseño de iluminación estupendamente planteado.
Otro de los puntos en los que se ve un planteamiento trabajado desde la dirección es las decisiones en torno al espacio sonoro, en especial con en el coro. La manera de realizarlo es un punto muy a favor. Únicamente, hay momentos muy concretos en los que la repetición se excede, a pesar de comprenderse el efecto que desean exponer, pero hay veces que podrían haberlo medido de forma que el espectador no lo sienta de esa manera. Lo mismo sucede con algunos cambios de ritmo y de atmósfera, que resultan algo abruptos y esa locura se siente algo desbocada. Aun así, sigue siendo una obra que navega por un ritmo extraordinario, donde la fluidez no se pierde en ningún momento y deja claro ser una adaptación a gran nivel.
Conclusión
Electra es una adaptación espléndida de Fernanda Orazi sobre el clásico de Sófocles, dándole un lavado de cara en el que la comedia arrasa y triunfa. Asimismo, se halla una inteligencia en el libreto, que logra que haya un lucimiento en torno al lenguaje y a cómo se lleva a la escena. También sucede lo mismo con la puesta en escena, con una escenografía muy bien aprovechada y una estructura fresca y dinámica. Por otra parte, el elenco actoral está soberbio, un trabajo intachable que logra elevar el resultado de la pieza. No es nada fácil renovar aquello que ya es un icono y Orazi lo logra con soltura y originalidad.