Tras su presentación mundial en la Sección Oficial del Festival de Cannes, Oh, Canada, la nueva película del aclamado cineasta Paul Schrader, protagonizada por Richard Gere, Uma Thurman y Jacob Elordi, se estrenó en salas de cine españolas el 25 de diciembre de 2024. A sus 77 años, el guionista de los clásicos contemporáneos 'Taxi Driver' y 'Toro salvaje' reúne a un trío de estrellas para una nueva y demoledora radiografía de la existencia y la condición humana. Oh, Canada supone el reencuentro entre Schrader y Gere, que vuelven a trabajar juntos cuarenta años después de su mítica 'American Gigoló'.
Crítica de 'Oh, Canada'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Oh, Canada
Título original: Oh, Canada
Reparto:
Richard Gere (Leo Fife)
Uma Thurman (Emma)
Jacob Elordi (Leo Fife de joven)
Michael Imperioli (Malcolm)
Kristine Froseth (Alicia Fife)
Victoria Hill (Diana)
Aaron Roman Weiner (Capitán)
Ryan Woodle (Jimmy)
Megan MacKenzie (Amanda)
Joshua Wills (Hombre joven con chaqueta a cuadros)
Gary Hilborn (Reverendo Stephen Sitwell)
Jean Brassard (Juez Uhlig)
Amanda Lea Mason (Empleada del Este)
Año: 2024
Duración: 95 min.
País: Estados Unidos
Director: Paul Schrader
Guion: Paul Schrader. Novela: Russell Banks
Fotografía: Andrew Wonder
Música: Phosphorescent
Género: Drama
Distribuidor: Avalon Distribución Audiovisual
Tráiler de 'Oh, Canada'
Sinopsis
Un afamado documentalista canadiense concede una última entrevista a uno de sus antiguos alumnos para contarle toda la verdad sobre su vida. Una confesión filmada delante de su mujer. (Avalon Distribución Audiovisual)
Dónde se puede ver la película en streaming
Confesiones sin profundidad
La historia gira en torno a Leonard Fife, un documentalista que en sus últimos días accede a ser entrevistado por dos de sus antiguos alumnos. Lo que promete ser un recorrido por los hitos de su carrera y vida personal, incluyendo sus películas sobre el agente naranja y los abusos en la Iglesia, se convierte en una confesión de vida. Sin embargo, el guion no profundiza lo suficiente en los conflictos internos de Leonard ni en sus relaciones clave, como la que mantiene con su esposa Emma.
Oh, Canada intenta abordar temas como la culpa, el arrepentimiento y el legado, pero lo hace de manera superficial, sin aportar perspectivas nuevas o emociones que resuenen con el espectador. Los momentos de confesión, que deberían ser el corazón de la narrativa, carecen de intensidad dramática, quedándose en reflexiones repetitivas y poco reveladoras.
Una fórmula rígida y estática
Paul Schrader no consigue imprimir en Oh, Canada la intensidad psicológica característica de su estilo. Oh, Canada se desarrolla principalmente en un solo espacio, con el formato de entrevista estructurando la narrativa. Este enfoque estático, aunque deliberado, hace que la película pierda dinamismo y se sienta más como un experimento teatral que como una obra cinematográfica envolvente.
El uso excesivo de primeros planos y tomas largas, sin variaciones significativas en la puesta en escena, refuerza la sensación de monotonía. Oh, Canada no logra capturar visualmente la profundidad emocional que intenta transmitir a través de su guion.
Talento desaprovechado
Richard Gere, en el papel de Leonard Fife, ofrece una actuación contenida, pero la falta de material narrativo sólido limita su capacidad para explorar las complejidades de su personaje. Aunque intenta transmitir la fragilidad y el peso emocional de un hombre al final de su vida, su interpretación se siente distante y carente de matices.
Uma Thurman, como Emma, tiene un papel secundario que no aprovecha su talento. Su presencia, aunque significativa en la vida de Leonard, no tiene suficiente tiempo en pantalla ni desarrollo emocional para dejar una impresión duradera. Los actores secundarios, encargados de interpretar al equipo de rodaje, tampoco logran añadir dinamismo o interés a la narrativa.
Minimalismo poco efectivo
La fotografía de Oh, Canada se basa en un estilo minimalista, utilizando un espacio cerrado como escenario principal. Aunque esta elección puede ser efectiva en películas intimistas, aquí refuerza la sensación de rigidez y falta de creatividad visual.
El diseño sonoro es discreto, pero no logra aportar tensión o profundidad a las escenas clave. La música, empleada de manera esporádica, carece de fuerza para subrayar los momentos emocionales más importantes.
Conclusión de 'Oh, Canada'
Oh, Canada fracasa en su intento de explorar el legado y la complejidad de un personaje con una vida fascinante. Aunque cuenta con un reparto talentoso y un director conocido por su maestría en el drama psicológico, la falta de profundidad narrativa, el enfoque estático y la desconexión emocional hacen que la experiencia sea tediosa y olvidable.
A pesar de sus intenciones, Oh, Canada no logra capturar la intensidad ni la reflexión que promete su premisa, quedándose como un ejercicio plano que desaprovecha su potencial. Una decepción para los fanáticos del cine de Paul Schrader.
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