Colette es el más reciente trabajo del director Wash Westmoreland (Still Alice) dedicado a mostrar algunos trazos de la vida de esta revolucionaria y poco conocida en la actualidad figura de la literatura. Con la entregada actuación de una Keira Knightley que sorprende y seduce en cada secuencia. Estreno 16 de Noviembre.



Colette

Crítica de Colette

Título: Colette
Título original: Colette

Reparto:
Keira Knightley (Colette)
Dominic West (Willy)
Denise Gough (Missy)
Fiona Shaw (Sido)
Robert Pugh (Jules)
Rebecca Root (Rachilde)
Eleanor Tomlinson (Georgie Raoul-Duval)
Aiysha Hart (Polaire)

Año: 2018
Duración: 112 min.
País: Reino Unido
Director: Wash Westmoreland
Guion: Richard Glatzer, Wash Westmoreland, Rebecca Lenkiewicz
Fotografía: Giles Nuttgens
Música: Thomas Adès
Género: Biopic
Distribuidor: DeAPlaneta

Filmafffinity

IMDB

Tráiler de Colette

Sinopsis

Colette (Keira Knightley), una mujer inconformista criada en un entorno rural, se casa con el carismático y egocéntrico intelectual Willy (Dominic West). Willy introduce a Colette en la bohemia del París de principios del siglo XX y le pide que escriba novelas basadas en su experiencia, que serán publicadas bajo el nombre de su marido. Cuando la saga de novelas Claudine le catapulta al estrellato, Colette se enfrentará Willy para reclamar los derechos de su obra y su propia libertad personal. (DeAPlaneta)

Premios

  • British Independent Film Awards (BIFA): 4 nominaciones incluida Mejor actor secundario (Dominic West). 2018

Dónde se puede ver la película



Una protagonista desinhibida

Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley) había nacido en 1873 a quien encontramos en sus veinte años al comienzo de la cinta, es una joven inquieta, de una familia modesta en un área rural de Francia. Tras de casarse con Henry Gauthier-Villars, mejor conocido como Willy (Dominic West), un exitoso escritor, Colette se muda a París y su vida da un giro de 180 grados.

París es un hervidero de arte, llena de corrientes y cambios en todos los sentidos, sociales, morales, políticos y artísticos; muy diferente a la rutinaria y pasiva vida de la provincia.

Joven, inquieta, inteligente y con un enorme potencial, Colette es convencida por su marido para ser su “escritora fantasma”. Colette acepta, sin saber lo que eso significaría en su vida. (En la que hubo de todo… hasta ser nominada para el premio Nobel de literatura, justo seis años antes de su muerte acaecida en 1954.)

Colette

Pero es esta relación y esta petición lo que produce que Colette, impulsada, forzada y chantajeada por su marido se encargue de hacer que una novela semi autobiográfica, (con una pizpireta protagonista llamada Claudine), se convierta en un best seller, dando a Willy un éxito arrollador.

La vida parisina y sus pujantes protagonistas caen seducidos ante la libre y sensual Claudine y pronto, Willy y Colette se transforman en figuras icónicas.

Sus vidas personales ayudaron en mucho a la creación de las “nuevas aventuras de Claudine”, donde los límites eran cruzados rompiendo todos los esquemas.

Al fin, Colette y Claudine se transfiguran una en la otra y se convierten en un estandarte de muchas luchas que hasta la fecha siguen vigentes dentro del universo femenino: la discriminación de género, los roles, la literatura, el arte y la revolución sexual.

La orgullosa precursora del #Me too

La figura de Colette ha sido desde siempre un antes y un después dentro del mundo de la literatura y el arte: avanzada, revolucionaria, libertaria (y libertina), extremista… Una personalidad que rompió moldes toda su vida y que fluyó con la corriente de la modernidad rampante del comienzo del siglo y más allá.

Poseedora de una personalidad arrasadora e ingenio creativo, supo colocar su prototipo de mujer y discurso literario en la mente de todos. Rebelde y demasiado autoconsciente de su mente y su cuerpo, creó todo un estilo y supo afrontar las consecuencias de su manera de percibir su espacio y su tiempo. El amor, el sexo y las manifestaciones del arte.

Claro que, como en toda biografía, la película no puede narrar a detalle todos los millones de acontecimientos en la vida de esta mujer y opta por conducirnos por un camino de pinceladas que la definen. Fijando más su atención en las partes mucho más glamorosas que en las áreas oscuras. Lo que nos deja claro es que Colette pasaba por completo de las reglas y le importaba muy poco el “qué dirán”.

Colette

El director inglés, Wash Westmoreland, quien coescribe el guión con Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz, se encarga de conducirnos por un comienzo que pintaría como la clásica “película de sombrillita” a la que nos tiene acostumbrados Knightley, cuya romántica presencia pinta en los primeros minutos a una aparentemente tímida y normal muchachita campesina, pero pronto iremos descubriendo que es solamente una “estratagema” para ver el crecimiento de Sidonie, que es el deseo del director y sus escritores.

El fruto de la vida parisina

Si consideramos el ambiente en el que se ve imbuida, en ese París bullicioso donde aparecían importantes movimientos de arte y literatura, con grandes personalidades conviviendo alrededor, podemos tener el retrato perfecto de lo que la joven debió sentir; ese es el motor de la película, mostrarnos la transformación de una joven en mujer, de una chica de campo a una mujer dueña de sí misma que no dudó en pronunciarse por temas tan avanzados como la identidad de género, amando lo mismo a hombres que a mujeres, con o sin, el consentimiento de su marido con quién vemos que tenía una relación muy moderna.

Y colateralmente haciéndonos entrar en la tortuosa relación de explotación creativa entre Willy y Colette y en su ulterior independencia al relacionarse sentimentalmente con la controversial “Missy”, Mathilde de Morny (Denise Gough), una noble librepensadora (y declaradamente gay) con quién Colette conoció un mundo nuevo; el Vaudeville, el teatro… y otros placeres y áreas de la vida...

Protagonistas apasionados y apasionantes

Keira Knightley se entrega al mundo de Colette con devoción, con la misma pasión con la que encarnó a sus personajes clásicos: Cecilia en Expiación, más allá de la pasión o Elizabeth en Orgullo y Prejuicio.

Dominic West encarna a un Willy sofisticado, dueño de la situación, de finas maneras y porte aristocrático, hedonista, empapado de la modernidad en sus formas más avanzadas, pero al mismo tiempo explotador, mentiroso, cruel y dependiente.

Que en su voracidad de fama y fortuna no dudaba en  simplemente usar a Colette para escribir en su nombre, sino a otros. Todos caían en sus redes de seducción dejándose chupar la sangre por este vampiro creativo. Y esa seducción alcanza en más de una manera a Colette, no obstante lo rebelde y desinhibida que fuera, la fuerza de la atracción de Willy sobre ella se plantea como una poción enervante que la intoxica y atrapa provocando irónicamente su liberación final.

Colette

La conjunción de West y Knightley en pantalla inunda de seducción y perversidad esta relación a todas luces sui generis y en la que el tema del escritor fantasma vuelve a ser tratado por segunda vez en este año junto con La Buena Esposa una relación tan enervante de amor/odio, sujeción/dominación y dependencia que no puede sino provocar interés morboso e intriga a partes iguales.

¿Cómo no caer ante la seducción?

La fotografía y el vestuario son exquisitos y deambulan en los escenarios más parisinos posibles en un aire de nostalgia y liberalidad que se cuela por todas partes reforzando el contexto en el que se generó la vida de esta mujer y dando a Knightley todas las oportunidades de brillar con soberbia sofisticación y sensual perversidad.

Sin embargo…

Un aspecto que puede ser un poco chocante es la internacionalización del lenguaje de la película, pues los parlamentos están en inglés, a pesar de que el personaje de Colette escribe en francés. Con la clara idea de hacer que la comercialización de la película sea más internacional.

Punto final de Colette

Al final Colette es un breve relato de homenaje a una personalidad demasiado avanzada y controvertida para su época,  solamente es un fragmento (no carente de brillo y glamour), pero finalmente es una visión seleccionada por los escritores, no obstante el tenaz trabajo de West y Knightley de tomar a un personaje tan controvertido y a la vez tan olvidado en la actualidad, que estuvo demasiado fuera de las normas como para poderse enmarcar en cánones, no simplemente narrativos dentro de un film, sino para comprenderlos con la correcta dimensionalidad en su propio espacio/tiempo o trasladándolos a nuestros días, donde el empoderamiento femenino y la identidad de género siguen luchando con vehemencia.

Para mostrarnos como la vida, obra y devaneos de una mujer icónica que supo transformarse a sí misma e influir en su entorno siguen siendo tan apasionantes y fogosos como entonces.

Reportaje de Colette en Días de Cine TVE

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí