En cuerpo y alma supone el regreso de la cineasta húngara Ildikó Enyedi, quien después de 18 años desaparecida cinematográficamente vuelve a la dirección con su quinto largometraje en el que, además, también es guionista. La cinta, elegida como candidata por Hungría en la carrera a los Oscar, fue la ganadora del Oso de Oro en el pasado Festival de Berlín y del premio a Mejor Película en el Festival de cine de Sydney. Estreno el 27 de octubre.



Crítica de En cuerpo y alma

Ficha Técnica

Título: En cuerpo y alma
Título original: A teströl és a lélekröl / On Body and Soul

Reparto:
Géza Morcsányi (Endre)
Alexandra Borbély (Mária)
Zoltán Schneider (Jenö)
Ervin Nagy (Sanyi)
Tamás Jordán (Doctor de Maria)
Zsuzsa Járó (Zsuzsa)
Réka Tenki (Klára)
Júlia Nyakó (Rózsi)
Itala Békés (Zsóka)
Éva Bata (Köves Jutka)
Zsófi Bódi (Piroska)
Hanna Csata (Besucona)
István Dankó (Vendedor)
Annamária Fodor (Vendedora)
Attila Fritz (Peti)

Año: 2017
Duración: 116 min.
País: Hungría
Director: Ildikó Enyedi
Guion: Ildikó Enyedi
Fotografía: Máté Herbai
Música: Adam Balazs
Género: Drama. Romance
Distribuidor:  Karma Films

Filmaffinity

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Tráiler de En cuerpo y alma

Donde comprar la película

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  • Morcsányi Géza, Alexandra Borbély, Ervin Nagy (Actores)
  • Ildikó Enyedi (Director)

Sinopsis

Endre (Géza Morcsányi), director de un matadero de Budapest, conoce a Mária (Alexandra Borbély), nueva inspectora de calidad que acaba de incorporarse, de la que pronto empezarán a surgir cotilleros y rumores. Ambos, solitarios y con un duro pasado, comenzarán a conocerse lentamente para descubrir que realmente son almas gemelas.

Premios

  • Festival de Berlín: Oso de Oro (Mejor película). 2017

Dónde se puede ver la película



En Cuerpo y Alma

La película da inicio con unas imágenes casi tarkovskianas donde dos ciervos, alejados de la industrializada ciudad, viven en paz dentro de un hermoso espacio nevado donde es posible correr libremente o, simplemente, disfrutar de su existencia. Sin embargo, y contraponiéndose a esas bellas postales invernales, En cuerpo y alma nos arranca del frío del bosque para trasladarnos al también gélido matadero donde trabajan los protagonistas de esta historia.

Él, cincuentón divorciado con una parálisis completa en uno de sus brazos y que había olvidado tener pareja hace años, queda completamente prendado de ella, solitaria con cierta fama de estricta, en una fábula mágica que deambula entre la cruda realidad y los sueños. Los primeros minutos del film se centrarán en la primera toma de contacto entre los protagonistas y en cómo se desarrolla su extraña relación durante la cotidianidad al mismo tiempo que, al acabar la jornada, se yuxtaponen las imágenes de los ciervos en el bosque. Sin embargo, un inesperado giro de guion provocado por un robo en el matadero y el posterior examen mental que se realiza a todos los trabajadores dará paso a una nueva película llena de sensibilidad (que no es lo mismo que sentimentalismo barato o chantaje emocional) que focaliza sobre unos personajes entrañables, sus barreras y su lucha por derribarlas.

La directora, demostrando la importancia del cómo frente al qué, plasma con En cuerpo y alma su visión sobre el romanticismo consiguiendo un delicado relato sobre el dolor, la belleza de la vida y el amor. Curiosamente, somos testigos de cómo evoluciona la relación entre Endre y Mária en un terreno hostil como es su lugar de trabajo, en el que asistimos a las muertes explícitas de diferentes animales retratando cómo de efímera es la existencia en la sociedad contemporánea, además de una clara denuncia a dichos episodios.

Entre las escenas más reveladoras que encontramos en la cinta, destacamos la charla entre el protagonista y el recién contratado Sanyi (Ervin Nagy) sobre la importancia que da a los actos que se comenten en su nuevo trabajo respecto al trato animal, o la primera noche que los personajes comparten techo indagando qué experiencias ocurrirían en sus sueños compartidos si duermen juntos.

Conclusión de En cuerpo y alma

En cuerpo y alma consigue que durante casi dos horas nos evadamos de la realidad para sumergirnos en su propio mundo, agridulce y con toques oníricos. Si bien es cierto que en su tramo final podría haber sido más ligera, la resolución complace al emocionado espectador. En una sociedad completamente sexualizada, la reflexión del amor que proclama la película no puede ser más acertada. Realmente, sufrí una conexión metafísica.

Reportaje de En cuerpo y Alma Días de Cine TVE.

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